La pizza es uno de los alimentos “chatarra” más elegidos por los argentinos. Los nutricionistas recomiendan que su consumo sea ocasional, ya que son altas en calorías, grasas saturadas y harinas refinadas. Pero la historia cambia cuando se trata de las revolucionarias pizzas Keto Kitten.
Emilio Nicolás Báez (36) es fanático de este plato italiano pero una enfermedad con la que convive desde su niñez le impidió siempre poder disfrutarlo con libertad. A los 6 años le diagnosticaron diabetes y, desde entonces, es insulinodependiente. Pese a su fascinación por la pizza, sabía con claridad que no podía comerla con la frecuencia que realmente quería.
Su propia historia fue la que lo motivó a crear un producto que fuera apto para cualquier persona, sin importar si existían restricciones alimentarias por alguna prescripción médica. “Mi pareja y yo ya veníamos transformando nuestra forma de comer, hacía algo más saludable. Por mi forma de alimentarme, más las limitaciones que tenía por ser diabético, vi que en el mercado faltaban varios productos aptos y, entre esos, las pizzas o prepizzas”, recordó en comunicación con La Voz.
La búsqueda del producto ideal
Emilio se puso un objetivo ambicioso: crear una pizza sin harinas refinadas y muy baja en hidratos de carbono. De esta forma, su producto podría ser apto para diabéticos, personas que hicieran alimentación keto o cetogénica o bien para quienes simplemente quisieran comer un poco más sano. Cada porción de Keto Kitten tiene solo 3,5 gramos de carbohidratos, contra los 33 que tienen las pizzas comunes.
“Nuestro objetivo es que cualquier persona que quiera comer sano disfrute de nuestras pizzas. Es una opción fácil, rápida y saludable para disfrutar de algo rico sin tirar por la borda todo”, agregó.
Antes de llegar a este producto final, que es el que hoy se vende en más de 35 puntos de venta (la mayoría dietéticas) de Córdoba y alrededores, hubo muchísima exploración previa. “Probamos un montón de recetas: con coliflor, con coco rallado, con harina de coco, con diferentes especias, hasta que llegamos al girasol”, recordó Emilio.
Actualmente, las pizzas están hechas a base de mozzarella fundida y semillas de girasol. La combinación entre ambos ingredientes no sólo brinda una textura ideal y muy similar a las normales, sino que también crean un sabor delicioso. “Nosotros conocíamos el girasol sólo de comer las famosas ‘pipas’ cuando éramos chicos. Nunca nos imaginamos que quedarían tan bien en una masa de pizza”, agregó el creador.
Sobre la posibilidad de hacer variaciones en la receta original, Emilio contó que están evaluando opciones para mejorar el producto. Además, los vaivenes en la economía los tienen “pegando volantazos permanentemente” ya que, en el último mes, el precio del girasol se duplicó. Por tal motivo, y aprovechando que Córdoba es productora de maní, el próximo paso será experimentar con esta legumbre en reemplazo de las semillas de girasol, aunque manteniendo la misma calidad nutricional de las pizzas.
Emprendimiento de pandemia
Keto Kitten, como tantos otros, es un producto que nació en medio de la necesidad de “reinventarse” en la pandemia. Emilio trabajaba en el área de comunicación de una empresa y, durante la cuarentena más estricta, se replanteó qué tipo de vida laboral querría para él.
Además, en la primera fase de la pandemia, la imposibilidad de poder seguir entrenando hizo que su nutricionista le sugiriera hacer un cambio drástico en su alimentación. Por estar encerrado en su casa, la profesional le indicó bajar al máximo el consumo de carbohidratos y seguir una dieta cetogénica.
Por eso, primero por necesidad personal, y después por ver un vacío en el mercado, Emilio decidió crear su propia marca de prepizzas saludables.
De 9 a 300 pizzas por mes
Keto Kitten nació en septiembre de 2020. El primer mes vendieron apenas nueve pizzas, con clientes que eran familiares o amigos. Casi dos años después, la producción alcanza las 300 pizzas mensuales que se distribuyen a los largo de 35 puntos de venta que están en Córdoba, Mendiolaza, Villa Allende y Alta Gracia.
Cuatro meses después de inaugurada la marca, su creador dejó el trabajo en relación de dependencia que tenía para abocarse 100% a su emprendimiento. En la actualidad, Keto Kitten es su principal fuente de ingresos. Emilio empezó cocinando las pizzas él mismo en su casa, pero rápidamente la demanda le impidió continuar con la producción domiciliaria. Desde hace un par de meses, el amasado, armado y cocción de las Keto Kitten fue tercerizado a una empresa que cuenta con cocina industrial.
A Emilio lo ayudan su pareja, su padre y su sobrina. Ellos le dan una mano con el sellado y etiquetado de bolsas y con el manejo de las redes sociales. Él se encarga del contacto con los proveedores de las materias primas, con los negocios que son puntos de venta del producto y de la distribución de las pizzas.
Los “toppings” ideales
Las Keto Kitten duran dos meses en heladera y seis en el freezer. Al ser un producto que contiene un buen porcentaje de mozzarella, se cristaliza como cualquier queso. Por este motivo, el creador advierte que se deben manipular con cuidado una vez que se congelan, para evitar que se rompan.
La combinación preferida de Emilio es con salsa de tomate, queso cuartirolo, rúcula y parmesano. Otras veces, elige hacerla con calabresa picado grueso y anchoas.
El armado de Keto Kitten que más elige Cecilia, su pareja, es con salsa de tomate, queso cuartirolo y cebolla rehogada. Algunas veces cambia la cebolla por algo simple y efectivo: el infalible tomate con orégano arriba.
Dónde comprarlas
Las Keto Kitten se consiguen en 35 puntos de venta ubicados en mercados de Córdoba capital, Mendiolaza, Villa Allende y Alta Gracia.
En este link, la lista completa de negocios que venden estas pizzas saludables.