Las baterías que una pyme cordobesa fabrica para el transporte ferroviario cobraron un inesperado protagonismo. Esta vez, no fue en una formación real sino en una escena de ficción: la ya mítica serie El Eternauta, en su versión para Netflix. Allí, los acumuladores de la firma Forbat aparecen dando vida a una vieja locomotora del Ferrocarril Belgrano Norte, en una de las escenas más emotivas y celebradas de la producción.
La escena de El Eternauta donde aparecen las baterías cordobesas
Se trata del capítulo 6, titulado “Jugo de tomate frío”, en el que el protagonista Juan Salvo –interpretado por Ricardo Darín– se sube junto a su escuadrón a un tren blindado. El vehículo, reformado en talleres ferroviarios para enfrentar a los invasores, es una pieza central de la resistencia. Y es también el escenario de una escena con alto voltaje simbólico: mientras avanzan hacia una batalla incierta, los combatientes entonan una canción nostálgica, símbolo de humanidad en medio del caos.
Pero antes de ese momento, hay una escena clave. En ella, la locomotora es puesta en marcha gracias a dos baterías ferroviarias Amsa, fabricadas en el barrio de Los Boulevares, en la ciudad de Córdoba. Un primer plano muestra las unidades con claridad. Las mismas que, día a día, impulsan el arranque de locomotoras que trasladan personas y cargas por toda la Argentina y también la marca que llega a Bolivia, Uruguay y Brasil.
“La nuestra es una empresa familiar con 50 años de trayectoria. Me emociona profundamente ver cómo nuestras baterías forman parte, aunque sea por unos segundos, del universo cultural argentino”, señala a La Voz Juan Pablo Fornero, director de Forbat.
El agradecimiento del empresario es explícito: “Sinceramente valoro al equipo de producción y, en especial, al director de El Eternauta por incluir nuestros acumuladores en el capítulo 6. En el minuto 21:10 se muestra claramente la marca y a lo largo del episodio se las ve siendo trasladadas, utilizadas para iluminación e incluso conectadas a herramientas eléctricas”.
Para la familia Fornero, esa breve aparición en pantalla no es solo una anécdota: representa décadas de esfuerzo, calidad y compromiso. Y lo más llamativo es cómo se enteraron del cameo técnico. “Nunca tuvimos contacto con la producción. Fueron nuestros propios clientes del exterior los que comenzaron a mandarnos mensajes preguntando si lo habíamos visto. Ahí caímos en la cuenta. Fue una alegría tremenda para toda la familia”, cuenta Juan Pablo.

Forbat es una pyme con 24 empleados que fabrica baterías de arranque para locomotoras diésel y también desarrolla soluciones para energía solar. Su línea ferroviaria incluye modelos de 8V 450Ah (120 kg) y 8V 240Ah (90 kg), diseñados para responder a los requerimientos técnicos de distintas locomotoras en uso.
Además de las ferroviarias, produce acumuladores para autoelevadores eléctricos, sistemas solares fuera de red y diseños especiales. También importa baterías para locomotoras chinas y otras aplicaciones que requieren tecnología específica.
“Tal como se muestra en El Eternauta, nuestras baterías no solo arrancan motores: se convierten en fuente de luz, acción y continuidad incluso en los escenarios más desafiantes”, afirma Fornero. Esa filosofía es parte del ADN de la empresa, que también apuesta por el desarrollo de bancos solares para zonas rurales, estancias y parajes sin conexión a la red eléctrica. Bien mantenidos, estos sistemas pueden tener más de 15 años de vida útil.
Baterías Forbat: demanda local y externa
La lista de clientes habla por sí sola: Ferrocarriles Argentinos (Sofse), Ferrocarril Belgrano, Transporte Patagónico, TMH, Ferroexpreso Pampeano, Ferrocarriles de Bolivia, de Chile y de Uruguay. Una presencia sostenida en mercados donde la calidad y la confiabilidad son indispensables.
Fornero admite que el contexto no es fácil. “La apertura de importaciones genera una competencia feroz. Podríamos habernos convertido en revendedores, pero decidimos seguir apostando a la industria nacional, a nuestra gente, a nuestras máquinas”, dice. A pesar de la carga impositiva y de un entramado regulatorio que califica como “asfixiante”, elige sostener la producción con precios reales y sin traslados especulativos al mercado.
“El panorama actual nos da una pequeña luz de esperanza. Muchos sentimos que puede haber un cambio, que el país se encamina hacia una transformación real. Pero también sabemos que hacen falta reformas profundas: inseguridad jurídica, industria del juicio, prácticas ineficientes en entes públicos. Hay cosas que no se arreglan solo con números”, advierte.
Los Fornero, el fundador, Luis; su esposa Lilia, Marcos y Juan Pablo, conservan la fe en el trabajo como motor de cambio. “Creo que aún se puede. Que producir vale la pena. Que ver a nuestra gente trabajar con orgullo y nuestras máquinas en marcha todavía emociona”.
Y concluye con una reflexión que combina tecnología, símbolo y emoción: “Incluso en un mundo de ciencia ficción –como el de El Eternauta– las buenas baterías argentinas siguen siendo símbolo de resistencia, conexión y vida”, concluye el más chico de los Fornero.