Miles de emprendedores en Argentina (y el mundo) afrontan a cada minuto dificultades económicas y operativas, así como también factores externos, de posicionamiento de marca y de reconocimiento por parte de los clientes.
Dos iniciativas que lleva adelante un cordobés y que se encuentran en el barrio de Nueva Córdoba, en la Capital, no son la excepción.
Si bien son del mismo dueño, ambas tuvieron diferentes resultados al intentar subsistir ante la demanda del público y los desafíos económicos que se presentan a diario. Una de las iniciativas, Fulano, se transformó en una cafetería exitosa que comenzó hace tres años como un negocio de especialidad de vereda y ahora es uno de los lugares más elegidos por los consumidores cuando buscan degustrar productos de este tipo.
El otro, Orma, es una focacceria que nació apalancada por ese éxito y, a poco más de un año de su lanzamiento, corre una suerte muy distinta al primero.
El emprendedor, Joaquín López Coppari, es dueño de ambos proyectos gastronómicos, y reveló ante La Voz cuáles son los desafíos de una de sus proyectos, los aspectos clave del otro y los obstáculos que enfrenta en el día a día con ambos.
Un producto querido pero un negocio en apuros
La focacceria -Orma- nació hace poco más de un año como el segundo emprendimiento de López Coppari, iniciado junto con un socio. A pesar de ser una de las mejores puntuadas en reseña de Google Maps, el negocio no está funcionando bien desde el punto de vista financiero.
Según explica, la dificultad radica principalmente en dos factores clave: el margen de ganancia y la rotación de ventas. “Los insumos para la focacceria son caros, lo que eleva el costo del producto”, explicó López Coppari.
Sin embargo, en un contexto económico donde la gente, y en especial el público estudiantil de Nueva Córdoba donde se ubican sus negocios, mide mucho sus gastos, no pueden vender la focaccia al precio necesario para alcanzar una rentabilidad sostenible.
Esto, sumado a un volumen de ventas bajo, impide compensar los problemas de margen. “Vendemos poco, y lo que vendemos no lo podemos cobrar tan caro como deberíamos”, agregó.
El emprendedor no se ahorró ningún detalle a la hora de describir su cruda realidad financiera: la inversión inicial fue de U$S 35.600 y, al día de hoy, en sus palabras, el resultado del negocio es menos U$S 1.000. Esto significa que tuvieron que aportar dinero adicional durante el año para cubrir gastos operativos.
Actualmente, se encuentra en su punto de equilibrio, donde los ingresos apenas cubren los gastos. Si bien la pérdida mensual es relativamente baja (U$S 90 al mes, dividiendo los U$S 1.000 anuales), el hecho de no generar resultados positivos después de un año es una señal de alerta, según el emprendedor.
El costo de mercadería vendida, según el dueño, es particularmente alto (45%), muy por encima del 30% de lo recomendado para el rubro gastronómico en Argentina. “Sin duda es una inversión bastante mala por ahora”, afirmó.
“Cómo es tener un negocio que no funciona en Argentina”
Ante esta situación, López Coppari decidió contar abiertamente las dificultades a las que se enfrenta en una serie de videos en TikTok titulada “Cómo es tener un negocio que no funciona en Argentina“.
“Yo sabía que lo que estaba haciendo era un poco disruptivo, porque vivimos en un momento en donde es muy común ver a personas que nos dan una receta para obtener resultados de manera muy fácil y rápida”, explicó.
“Y yo dije ´che, esto no no es así´. Yo nunca viví nada en donde pudiera con un poco esfuerzo obtener buenos resultados. Entonces me pareció importante contar también cómo es tener algo que no va bien y cómo seguir trabajando para que pueda empezar (o no) a dar resultados”.
Esta iniciativa, aunque nació de manera informal, tuvo un gran éxito comunicacional, generando interés, interacción y una comunidad dispuesta a ayudar. Por un lado, contó que a partir de esto “las ventas crecieron en estos últimos dos meses, pero no necesariamente logramos revertir esta situación”.
Lo que sí destacó es que “muchos que me dijeron ´che, te quiero ayudar, colaborar desde lo que sea´. Y hoy estamos con un equipo armado 100% con personas que están trabajando de manera colaborativa con nosotros, sin cobrar”.
“Creo que tenemos eso nosotros en Argentina, como país, como cultura: la idea de ayudar al otro cuando vemos que no le va bien…. y lo importante es dar el paso y animarse a contar que a uno no le va bien”.
Las dificultades de emprender
“Lo primero fue contar el problema, y una vez que la gente se enteró, conté que íbamos a relanzar la marca. Dijimos ´che, estas fueron malas decisiones que tomamos en su momento y que hoy deberíamos tomarlas de manera distinta´“, dijo.
“Si vos tenés un gran producto, pero la gente no lo compra porque no conecta con tu marca, no sabe quién sos, no le interesa comprarte, no le interesa saber qué vendes, no te sirve de nada. Y también si tenés una gran marca, pero no un producto que acompaña, tampoco sirve. Entonces la idea es trabajar en esas dos líneas”, explicó López Coppari.
El relanzamiento del producto, previsto para la primera semana de julio, incluye un rediseño de la marca para que sea más atractiva para el público al que apunta. Además, se sumará una nueva propuesta de productos más rentables y económicos, como sándwiches tradicionales y panchos gourmet. Todo esto sin eliminar la focaccia, un producto “al que le va bien y que a la gente le gusta”. La meta es aumentar la rentabilidad y la rotación.
El otro lado de emprender
En contraposición al emprendimiento que está en crisis se encuentra el que se ubica en el otro extremo: su primera cafetería, abierta en 2020. Es un proyecto exitoso tanto en términos de producto como de rentabilidad. Comenzó como un pequeño local de 20m² y hoy cuenta con cinco sucursales.
Las razones son varias: el café es intrínsecamente un producto mucho más rentable en Argentina que la focaccia, con un costo de mercadería vendida que puede ser tan bajo como el 20-25%. Esto deja un margen mayor para cubrir gastos y generar ganancias.
Segundo, “tiene que ver con que logró desde el principio ser una marca muy fuerte y muy reconocida en el público de estudiantes. Tomamos decisiones muy acertadas desde el principio”, señaló, y en ese sentido agregó: “Obviamente nos equivocamos pero tenemos muy claro cómo y qué comunicar en nuestras redes”.
Esto genera una conexión con la marca que impulsa a los clientes a elegir este local por sobre la competencia, que es cada vez mayor.
“El éxito pasado no asegura el futuro”
Joaquín confesó que el segundo negocio nació “apalancado” por el éxito del primero: “Yo creía que el éxito que tenía en uno lo podía replicar de manera fácil en otro negocio, como es la focaccería. Y la realidad me demostró que no”.
Esta experiencia le recordó una frase clave que aprendió en una empresa: “El éxito del pasado no te asegura el éxito del futuro“. Aunque no se arrepiente de haber emprendido con Orma, reconoce que hubiera tomado decisiones distintas: “Siento que cada cosa que uno hace, si uno tiene la capacidad para analizar lo que pasó y por qué pasó, te da herramientas para la próxima vez hacerlo mejor”.
“Fue una experiencia que a mí me sirvió mucho. Y, de alguna manera, me obsesiona trabajar todos los días para poder seguir teniendo ese éxito, que no sabemos si vamos a tener, pero que tenemos que salir a buscarlo. Entonces: no sé si lo haría igual, pero no me arrepiento de haberlo hecho”.
Ser emprendedor en Argentina: virtudes y dificultades
“Ser emprendedor en cualquier lugar del mundo es una tarea para personas que se animan a hacer cosas que el resto no. Emprender es hacer cosas que uno no sabe cómo van a resultar”.
En ese sentido, López Coppari entiende que ser emprendedor en Argentina, en un contexto de inestabilidad política, social y económica, es una tarea particularmente difícil que exige una flexibilidad constante y la capacidad de enfrentar la incertidumbre.
Las dificultades incluyen “la inestabilidad económica, que si bien disminuyó un poco, sigue presente, y la alta carga impositiva y laboral que deben afrontar los negocios, incluso aquellos que no generan ganancias”.
“Cuando uno en un negocio está más pendiente de cuestiones contables, financieras o laborales, más que de las cuestiones propias de tu negocio, estamos frente a un problema”. En ese sentido, añadió: “Tenemos esa sensación de que gran parte de los resultados de nuestros negocios dependen de acciones propias y no dependen de factores externos…. los factores externos están dados. Y sobre esos factores, uno tiene que trabajar”.
La decisión de emprender en Córdoba
Antes de abrir los dos locales, trabajaba para una empresa de Brasil. “De manera casi que inesperada surge la oportunidad de crear el primer local. Era postpandemia y no había mucho interés en abrir negocios, la gente estaba todavía con un poco de miedo”, contó.
Sin embargo, y luego de analizar el mercado del café en Buenos Aires, se animó. “Durante un tiempo hice las dos cosas en paralelo. Me había propuesto en ese momento que el día que mi negocio me diera la mitad del resultado que yo obtenía por mi trabajo, lo dejaba. Mi lógica era ´si a mi negocio le puedo dedicar solamente el resto de energía y tiempo que me queda después de haber trabajado 10 horas, imaginate si le dedicara el 100%´. Y así fue”.
“Esto además de ser mi trabajo y con el cual yo vivo, es algo que me hace muy feliz y me satisface mucho como persona, pudiendo crear locales, dar trabajo, y contar cosas a un montón de gente”, concluyó.
Mientras uno de los emprendimientos lucha por encontrar su camino y revertir su situación financiera con un relanzamiento estratégico, el otro continúa creciendo, desarrollando un modelo de franquicias, explorando la expansión a Buenos Aires, y lanzando una aplicación para fidelizar a su amplia base de clientes.