La familia Kuipers tiene décadas transcurridas en el rubro helados en Río Cuarto y hoy consolida su modelo de negocios con una pata fuerte: el sistema de franquicia.
Eduardo Kuipers (67) es el director de la empresa y fundó la marca en el año 1995. “En ese momento, estaba asociado con otras personas. Y en 2007 compró la empresa para hacerla familiar y poder continuar en el rubro”, contó Federico Kuipers (30), su hijo, para La Voz.
Se trata de Porto Gelato, una pyme que hoy es conducida en la práctica por Federico y su hermana Eliana Kuipers (36), con el trabajo dedicado de sus cónyuges: Karina y Santiago, respectivamente.
La marca de helados, con crecimiento en la región
Ya desde sus inicios, la empresa había crecido significativamente replicando una modalidad de franquicias sin profesionalizar, pero con muchos lineamientos y pautas que sí estaban estandarizadas.
“Anteriormente, mi papá y su exsocio formaban parte de una heladería que se llamaba Alaska, ubicada en el bulevar Roca, en la ciudad de Río Cuarto. Luego deciden incursionar en una nueva metodología. Antes las heladerías se cerraban en invierno, hoy están abiertas para todo público y de punta a punta del año. También decidieron llevar adelante un distintivo, que fue el pino de helado en cucurucho, bien grande y económico, ese era nuestro caballito de batalla”, reseñó Federico sobre aquellos comienzos de la empresa.
Hoy la casa central se ubica en avenida España 180, de la ciudad de Río Cuarto, un local que compraron prácticamente en ruinas y restauraron para abrir sus puertas un 5 de octubre de 1995. Desde entonces, el crecimiento sucede de manera ininterrumpida.
En estos 28 años pasaron todo tipo de crisis. “Mi papá toma la empresa al 100% y en ese entonces llegó a haber algo así como 40 puntos de venta que estaban distribuidos entre las provincias de Córdoba, San Luis, La Pampa y Buenos Aires, todos franquiciados, excepto unos pocos que eran sucursales propias de esta casa central”, detalló Federico.
Recordó que en aquel tiempo la terminal de ómnibus se encontraba muy cerca del local, muchas personas probaban los helados y preguntaban si podían llevar el producto a sus localidades. “Mi papá, emprendedor, y sus socios les proveían freezer, carteles, sombrillas, mesas, sillas, todo, y así se abrían cada vez más puntos de venta”, asegura.
Al mismo tiempo, la marca sostiene locales propios “para estar testeando el feedback del cliente cercano y no alejarnos de lo que los clientes proponen en cuanto a puntos de mejora” explicó Kuipers (hijo).
Federico ingresó a la empresa hace 15 años, siempre con el pensamiento de profesionalizar el sistema de franquicias que hoy tiene 17 puntos, todos en la provincia de Córdoba, excepto uno en Realicó, La Pampa.
“Cuando yo entré a la empresa, comencé a pensar en que debería haber una manera de profesionalizar esto, me interesé en leer y en estudiar el modelo de franquicias y ver cómo eran otras, lo empezamos a analizar con mi padre con el fin de conocer qué posibilidades teníamos. A partir del año 2018, llega una nueva etapa en la empresa, avanzando en franquicias, profesionalizando la empresa, además realizamos una división en áreas y roles. Hoy sigue siendo una empresa familiar, pero estandarizando procesos”, detalló el joven empresario.
–¿Cómo se inicia un proceso de franquicia con un nuevo interesado?
–Hoy podemos sentarnos a hablar con un potencial franquiciado y tenemos la posibilidad de mostrar un modelo de negocios consolidado. Estamos hablando de heladería, cafetería y pastelería, un modelo que puede segmentarse de acuerdo con el interés del franquiciado. Nosotros vamos a proveer todos los productos ya elaborados, somos el único proveedor del 90% de lo que necesita la franquicia. Son muy pocos los insumos que pueden comprar por fuera, y estamos hablando de la línea de bebidas, lácteos y fiambres, pero no mucho más que eso. Además, se presenta el modelo económico con una serie de medidores que nos permiten conocer si el negocio será rentable o no. Analizamos la zona donde se va a instalar, su ubicación dentro de la localidad, entre otras variables.
–¿Qué acompañamiento hacen ustedes?
–Nosotros estamos desde el principio hasta el final, desde la consulta y mientras dure la vida de esa franquicia. Intervenimos y trabajamos desde que nace, vamos a la par del franquiciado para resolverle todo a su modo y brindarle lo que necesita saber. El franquiciado está buscando no emprender por su cuenta, sino lograr ese apoyo, hay muchas cosas que desconoce y no quiere conocer quizás. Busca el respaldo de una marca detrás que lo sostenga con estos 28 años de trayectoria que nosotros tenemos. Por eso estamos desde el principio hasta el final, y lo hacemos sobre la base de nuestra experiencia. Buscamos relaciones a largo plazo, no nos interesa que abran un nuevo local, que la marca explote de un día para el otro, y quede en algo estacional. Queremos un crecimiento paulatino y sabemos que ese crecimiento va a ir de la mano de un acompañamiento para el franquiciado.
–¿Quiénes están en la producción?
–Mi papá es el maestro heladero acompañado por otro profesional con esa habilidad. Su trabajo es siempre con una escucha activa hacia el cliente, conocemos lo que el cliente está deseando y hacia allá vamos para poder satisfacerlo, siempre tratando de ser cada vez más innovadores.
–¿Cuál es la principal cartera de productos con la que cuentan?
–Tenemos 48 sabores, más alguno con edición limitada. En pastelería tenemos alrededor de 12 productos, no son todas tortas y tartas, tenemos alfajores, conitos de dulce de leche con chocolate, alfajores de almidón de maíz, entre muchos otros productos. Tenemos también una carta muy amplia de cafetería para degustar. Además, contamos con elaborados salados, no sólo dulces, para que el franquiciado cuente con una oferta de productos que sea bien amplia y no sólo del nicho heladería.
Federico reconoce que les llevó mucho tiempo estandarizar el modelo de negocios y que el público reconozca a la marca por lo que ofrece, “y no por lo que no tenemos o deberíamos tener”.
