Primero, tuvieron que solucionar varias decenas de problemas financieros. Después, cuando lograron ajustar la provisión de insumos, la producción y las ventas… ¡pum! El destino les dio otro golpe con la llegada de la pandemia.
Pero no se resignaron y siguieron apostando por Órale, la fábrica de tortillas y nachos que goza de buena salud y busca seguir expandiéndose.
Varios años atrás, Claudio Matassini compró el paquete accionario de Pirámide Food Company, una fábrica casi quebrada y repleta de inconvenientes, y buscó asesoramiento en Daniel Abreu, que al poco tiempo se asoció.
“La empresa ya existía desde hacía unos 25 años y la marca tenía otro nombre. Yo llegué como un asesor externo y me encontré con muchos problemas financieros y económicos. Lo primero que hicimos fue ponernos a investigar dónde estaban los problemas, para comenzar a buscar soluciones”, contó Abreu.
“Nos había costado un año y medio estabilizar la dinámica de la empresa, y llegó la pandemia, algo inesperado para todos. Pero decidimos seguir apostando y trabajamos sin parar, pagando sueldos y sin hacer ningún recorte”, agregó.
Como a muchos rubros en el país, la cuarentena por el Covid-19 los golpeó con fuerza. “No había plata para comprar insumos, y sin insumos no podíamos producir. Además, había deudas. Fue lo primero que ajustamos para poder focalizarnos en las ventas”, indicó el empresario, quien recordó que también había dinero para cobrar que necesitaban como el aire.
A nivel general, el plan para asomarse a la superficie constaba de tres partes: restructurar la deuda con proveedores, bancos y Afip; cobrar, y “ser asertivos con las ventas”.
Tiempo de crecer
Una vez enderezado el rumbo, llegó el momento de pensar en consolidar la empresa y lograr crecimiento. Poco a poco, se aceitaron los canales de distribución, fundamentales para llevar el producto a un mayor número de consumidores. Hoy, Órale se ofrece en 200 bocas en Córdoba, incluidas las cadenas más importantes de supermercados, y tiene ocho bocas en Mendoza. En Buenos Aires tiene presencia en comercios de Palermo, Belgrano y Barrio Chino, entre otros puntos estratégicos. Además, llegaron a Salta, Tucumán y Misiones.
La producción se duplicó. La actual es de 12 mil kilos mensuales de nachos, un promedio de 2.500 cajas. La planta de este producto es apta para celíacos y se ubica en el barrio Jorge Newbery.
En tanto, en una fábrica ubicada en Villa Marta, producen 30 mil docenas de tortillas de trigo y esperan producir 10 mil más tras rubricar un acuerdo con un importante súper cordobés y con una firma de congelados.
“Uno de los objetivos que tenemos para este año es lanzar una tortilla sin frío y hacernos fuertes en el canal distribuidor”, sostuvo Abreu.
Entre los nuevos productos, se cuentan los nachos con queso cheddar, nachos con picante y dos snacks sabor a jamón ahumado y aros de cebolla. “Estamos haciendo un trabajo muy fuerte de coaching para que el crecimiento en ventas nos encuentre bien posicionados en todos los aspectos”, indicó el ejecutivo.
Entre los nuevos productos se cuentan los nachos con queso cheddar, nachos con picante y dos snacks sabor a jamón ahumado y aros de cebolla.
En 2024 la firma tuvo vaivenes. Arrancó el año con el pie derecho hasta el mes de marzo. Las ventas cayeron hasta un 25% en mayo, junio y julio, y repuntaron en agosto y septiembre. En octubre se mantuvieron y en noviembre volvieron a aumentar.
“Desarrollando productos nuevos y de manera planificada podemos crecer”, estimó el empresario.
Sobre el balance de 2024, el empresario expresó: “El año viene siendo muy duro, pero logramos adaptarnos al cambio de paradigma y conseguimos seguir creciendo y cumpliendo con el objetivo de lanzar la línea de snacks. Antes de fin de año haremos lo propio con las tortillas sin frío”, cerró.
