El fideicomiso financiero es un instrumento de financiamiento muy versátil que todavía no está siendo explotado en todo su potencial, pero que ya tiene algunos casos de éxito.
Es un vehículo que puede ser utilizado desde la securitización de carteras de crédito de consumo hasta el financiamiento de obras de infraestructura, proyectos inmobiliarios o explotaciones agropecuarias.
Es también una figura con importantes ventajas impositivas. Bajo ciertos supuestos, no tributan el Impuesto a las Ganancias aquellos fideicomisos financieros cuyo objeto sea el desarrollo o la inversión directa en proyectos inmobiliarios, agropecuarios, forestales o de infraestructura; siempre que los títulos sean colocados por oferta pública.
En estos casos, el gravamen lo ingresarán los tenedores de los títulos en función de las rentas o las ganancias que se distribuyan, conforme las alícuotas que correspondan en función del tipo de ganancia de la que se trate.
Es por ello que la Comisión Nacional de Valores (CNV) viene dictando sucesivas reglamentaciones con el objeto de darle impulso a esta figura y ponerla al servicio del financiamiento de proyectos de la economía real.
Así es como ha reglamentado los fideicomisos financieros de infraestructura pública, aquellos cuyo objeto es el fomento del desarrollo productivo y de las economías regionales, y también los fideicomisos financieros inmobiliarios.
De esta manera, esta figura se revela como una herramienta útil para el financiamiento de todo tipo de proyectos; dependerá de la creatividad y el expertise del estructurador del financiamiento aprovechar estas ventajas en beneficio de todas las partes del emprendimiento.
Energía Córdoba II
El pasado 6 de abril, por ejemplo, se terminó la licitación del segundo tramo del Fideicomiso Financiero Energía Córdoba II, estructurado y colocado por Becerra Bursátil SA.
En esta ocasión, se adjudicaron a los inversores valores de deuda fiduciaria adicionales por un total de 80.985.166 de pesos de valor nominal y certificados de participación adicionales por tres millones de pesos.
De esta manera, dos pymes cordobesas (Gieco SA y Sapyc SRL), aliadas en un consorcio de cooperación para la ejecución de una obra de infraestructura eléctrica adjudicada por la Epec, pudieron financiar su operación.
Mediante esta figura, se logró que los certificados de obra, que habitualmente la empresa de energía provincial cancela a los 30 días de su emisión, sean financiados a 48 meses, con 12 meses de gracia para el pago de capital.
Estos certificados fueron cedidos por las contratistas al fideicomiso, de modo que dicho flujo de fondos sea aplicado al repago de los títulos emitidos. Así los inversores pueden recibir una tasa nominal anual equivalente a la tasa Badlar más un cinco por ciento. Se trata de un círculo virtuoso de ahorro canalizado a la inversión productiva.
Integrantes de Becerra Bursátil
