¿Fue 2024 un año bisagra para la economía argentina? Aun cuando el veredicto final lo darán en unos años los historiadores económicos, hay algunos argumentos a favor de esta hipótesis.
En 2024, el gobierno de Javier Milei logró frenar el profundo deterioro macroeconómico que heredó de su antecesor Alberto Fernández. Lo logró de la mano de un cambio de rumbo económico firme y contundente. En lo conceptual, hubo dos ejes claros: más libertad para que el sector privado vuelva al centro de la escena como motor de la actividad económica y una inmediata e imprescindible reducción del gasto público que permitió alcanzar el superávit fiscal.
El kirchnerismo, por corrupción y confusión conceptual, había convertido al Estado en una mochila demasiado pesada para el sector privado. Esto limitaba la inversión privada y generaba crisis económicas recurrentes. El ajuste fiscal permitió alivianar un poco el peso de la mochila. Todavía falta seguir avanzando con la baja del gasto público y baja de impuestos, pero 2024 fue un gran paso en la dirección correcta en lo fiscal.
El Gobierno complementó esta ortodoxia fiscal con heterodoxia monetaria y cambiaria. Fuerte devaluación inicial, crawling peg lento posterior del tipo de cambio y cepo cambiario durante casi un año y medio hasta su casi total eliminación, de la mano del acuerdo con el FMI, sin sobresaltos cambiarios en abril de este año. Al mismo tiempo fue emprolijando la política monetaria para reducir el excedente de pesos y generando medidas para fomentar el ingreso o liquidación de dólares (blanqueo, baja de retenciones, tasa por encima del crawl).
Luego de un primer trimestre de 2024 difícil, los resultados positivos no tardaron en llegar. La economía comenzó a recuperarse en el segundo trimestre del año pasado y sigue creciendo hasta hoy. A su vez la inflación, la variable económica que mayor rédito político le ha generado al Gobierno, pasó de promediar 12% mensual en los últimos meses de 2023 con un pico de 25,5% mensual en diciembre de ese año, luego de la devaluación, a 1,5% mensual en mayo de este año. Esta baja no fue magia: fue resultado directo del ajuste fiscal contundente —con superávit financiero por primera vez desde 2008—, el fin de la emisión monetaria para cubrir el déficit y un tipo de cambio que ayudó a anclar los precios.
En síntesis, el Gobierno logró mucho en poco tiempo. Hizo que la economía se alejara del abismo al que iba dirigida de continuar las políticas del gobierno de Alberto Fernández. Logró que 2024 fuera tal vez un año bisagra.
Sin embargo, hacer política económica en un contexto tan difícil como el que le tocó al gobierno de Milei se parece mucho a una manta corta: cubrir unas partes deja otras descubiertas. La principal vulnerabilidad del programa viene por el lado de la acumulación de reservas internacionales que permitirían hacer más sólido al programa económico. Haber usado el tipo de cambio como ancla contra la inflación generó un previsible y excesivo encarecimiento en dólares de la Argentina que dificulta esta acumulación y ha impedido, por ahora, una baja más fuerte del riesgo país.
Todos estos temas que tienen que ver con lo sucedido en 2024 y lo que va de 2025 son analizados en detalle en el Balance de la Economía Argentina 2024/25 que elaboramos en la Fundación Ecosur de la Bolsa de Comercio de Córdoba y presentamos esta semana. Esperamos que su lectura aporte un poco de claridad sobre la coyuntura económica argentina y de la provincia.
(*) Presidente fundación Ecosur y profesor Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) y Universidad Johns Hopkins (JHU).
