Añelo, Neuquén. En el corazón de Vaca Muerta, donde la energía ya mueve no sólo al subsuelo sino a toda la economía regional, el desarrollo inmobiliario comienza a mostrar señales de escala y rentabilidad.
En ese lugar, sobre la Ruta 17 y a pocas cuadras del centro de Añelo, el proyecto Álamos se consolida como un caso testigo de cómo la construcción modular y la inversión pueden responder a una demanda creciente y sostenida, con rentabilidad.
Desarrollado por Cititek, la unidad del Grupo Edisur especializada en soluciones industrializadas, junto a la firma santafesina ZLT, el complejo ya tiene su primer módulo activo: 54 departamentos distribuidos en 3.000 metros cuadrados, todos ya alquilados a compañías vinculadas con el sector energético en sus diferentes anillos de organización.
Las unidades están pensadas específicamente para trabajadores de la industria del petróleo, con contratos que si bien son de corto plazo, por la aceleración en la producción de petrolera y gasífera de la región promete décadas de rendimiento.
La lógica aplicada por el Grupo Edisur es clara: “construir rápido, alquilar con calidad y garantizar un entorno seguro para trabajadores que cumplen extensas jornadas en los yacimientos y conseguir un significativo retorno a la inversión”, indicó Horacio Parga (h) director de la empresa cordobesa.
“En febrero entregamos también 60 casas construidas con un sistema constructivo semejante y ya estamos por iniciar una nueva etapa de 44 departamentos, que incluirá amenities como un SUM con asador, gimnasio, seguridad 24 horas, internet, limpieza de ropa blanca y espacios verdes”, explica a LA VOZ invitada a una recorrida por Álamos.
La proyección incluye, en etapas posteriores, la construcción de un hotel, un zócalo comercial, y nuevas tipologías mixtas para atender tanto a la demanda corporativa como a la expansión de servicios.

El modelo de negocio apunta a un inversor particular que busca rentabilidad en dólares, con contratos de alquiler sólidos y vinculados directamente a las empresas.
“En promedio, cada inversor es dueño de una unidad. El valor ronda los U$S 150.000 y la renta mensual se ubica entre U$S 1.200 y U$S 1.300”, detallan las empresas socias del desarrollo.
La administración del complejo es objeto de un minucioso seguimiento cotidiano por parte de ZLT. La limpieza de habitaciones, provisión de servicios, mantenimiento y logística, todo está sincronizado para maximizar la eficiencia operativa de las compañías que alojan a su personal.
Hechas en Córdoba
Uno de los principales diferenciales de Álamos está en su proceso constructivo: las unidades son fabricadas en Córdoba, en un entorno controlado, siguiendo estándares de producción inspirados en la industria automotriz. Esa metodología permite reducir los plazos de obra de forma drástica: “Logramos un ahorro de hasta 15 veces en tiempo respecto a la construcción tradicional. Eso implica más meses de renta efectiva para el inversor y menor exposición al riesgo de obra”, puntualiza Parga.

La construcción se realiza en dos etapas: por un lado, la fabricación en Córdoba de las unidades completamente terminadas y equipadas; por otro, la preparación de plataformas e instalaciones básicas en Añelo, donde luego se ensamblan los módulos.
Entre una cosa y la otra interviene con tiempos cronometrados la logística, es decir, llevar las unidades a lo largo de 1.200 kilómetros desde Córdoba hasta Añelo.
La lógica modular, cada vez más difundida en desarrollos industriales, es especialmente valiosa en un entorno como el de Vaca Muerta, donde la escasez de mano de obra calificada y las condiciones climáticas pueden dificultar una obra tradicional.
Y un día, se hizo
La historia de este desembarco tiene más de una década. En 2012, propio Parga (h) llegó a Neuquén con la intención de ofrecer viviendas industrializadas bajo el sistema Steelplex (steel framing), que Grupo Edisur ya aplicaba en Córdoba.
La idea original era comercializar estas viviendas a través de líneas de crédito hipotecario, especialmente las lanzadas en 2015 bajo el sistema UVA. Sin embargo, la crisis del financiamiento hipotecario frustró esa estrategia y obligó a reconfigurar el modelo.
Fue entonces cuando apareció una nueva ventana de oportunidad: el desarrollo energético de Vaca Muerta liderado por YPF y con firmas como Tecpetrol y Vista apostando fuerte.
A partir de allí, el foco dejó de ser el usuario final para concentrarse en un inversor interesado en renta corporativa dolarizada, apuntando a un mercado de alta demanda insatisfecha. Se calcula que a Añelo llegan 8 personas por día, algunas con familias, para buscar trabajo.
La alianza con la rosarina ZLT permitió dividir funciones: Edisur a cargo del desarrollo, la fabricación, el transporte y la instalación de las unidades, la santafesina enfocada en la planificación del negocio y la administración del activo.
En Añelo el desafío es dar alojamiento seguro y funcional a trabajadores que cumplen turnos de 12 horas diarias y necesitan descanso, conectividad y servicios. Álamos busca precisamente cubrir ese segmento.
La oferta incluye departamentos de 40 metros cuadrados cubiertos, con dos dormitorios y dos baños, completamente amueblados, con climatización, WiFi, ropa blanca y espacios verdes.
La ubicación no es casual. Aunque se encuentra fuera del casco viejo de Añelo, el complejo está rodeado de servicios y tiene fácil acceso hacia los yacimientos. Para las empresas, representa una alternativa costo-eficiente frente a otras opciones habitacionales: tercerizan la operación, minimizan riesgos legales y aseguran la calidad del entorno en el que viven sus trabajadores.
El caso de Álamos fue también expuesto ante un grupo de desarrolladores de distintas partes del país que visitaron el miércoles Añelo para interiorizarse sobre las oportunidades del real estate en la región.
Durante la jornada, Parga y Manuel Turner (de ZLT), además de Guillermo Ponzio (Cititek), abordaron los desafíos constructivos, las condiciones del mercado y las proyecciones de crecimiento.
También el propio intendente de Añelo, Fernando Banderet, había viajado semanas atrás a Córdoba para reunirse con empresas y proveedores de Edisur. El objetivo fue claro: transmitir las necesidades habitacionales actuales del municipio y articular con el sector privado una respuesta rápida, flexible y de calidad.
El auge de Vaca Muerta no sólo arrastra inversiones energéticas. La ola expansiva alcanza a todos los sectores de servicios, y el real estate corporativo es uno de los más sensibles.
En este escenario, los proyectos como Álamos no solo ofrecen retornos en moneda dura, sino también una plataforma para innovar en formas de construir, invertir y habitar.