La economía argentina mostró un signo de cambio en octubre pasado. Las importaciones crecieron 4,9% interanual, algo que no sucedía desde enero de 2023.
En el marco del cruce de acusaciones entre la administración de Javier Milei y varios dirigentes de la Unión Industrial Argentina (UIA), este dato se vinculó con las intenciones del Gobierno de abrir la economía nacional a la competencia externa, como factor regulador de los precios internos.
Pero este avance importador está más vinculado con la incipiente y despareja recuperación de la economía. Hay que recordar que el 80% de las importaciones argentinas son productos destinados a la producción: bienes de capital e intermedios, combustibles y lubricantes y piezas y accesorios. De ahí que la actividad productiva y la importación evolucionan en forma paralela.
El indicador general de actividad (IGA), de la consultora Orlando Ferreres, registró en octubre un crecimiento de 0,2% mensual, y si bien cayó 0,3% interanual, se ubicó 4,1% por encima de marzo, el nivel más bajo del año.
Así, las importaciones en octubre bajaron 1,5% mensual, pero la tendencia-ciclo creció 3,8%, y acumuló cinco meses consecutivos de aumento.
Los protagonistas del comercio exterior en Córdoba advierten que se viene un ciclo de crecimiento de la importación, tanto por el menor valor del dólar como por las medidas que está impulsando el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger; la baja de aranceles, y el lento desarme del cepo al dólar que implementa la gestión MIlei, que incluye por ejemplo la flexibilización en la toma de deuda en el exterior.
En este marco, se están abriendo puertas nuevas que plantean la competencia tanto para la industria nacional como también para los importadores locales.
Aumento de las consultas
El cambio de clima se percibe en la mayor cantidad de consultas. Así lo advierte el despachante de aduana Daniel Griboff, titular de Dagri, tanto en lo relacionado con empresas locales interesadas en importar como con compañías del exterior que habían perdido el interés por el mercado argentino y ahora quieren volver.
“Se incrementaron las consultas por importación. Las empresas locales han demorado mucho la toma de decisiones para definir la compra al exterior; han esperado a ver cómo transcurría el año; la única traba actual es el pago diferido”, recuerda.
El gobierno anterior implementó restricciones en el acceso al dólar en el mercado único de libre de cambio (Mulc) y en la aprobación de operaciones.
Ahora, ya no hay más cupos en mercadería o dólares; esto se redujo a un esquema de pagos a 30 días de la fecha de nacionalización de los productos. El importador recibe los dólares para pagar recién un mes después de ingresado los productos; esto resulta un problema serio para el importador que recién empieza, ya que generalmente el proveedor internacional pide 30% por adelantado y el 70% restante cuando sale la mercadería. Aun así, todos reconocen que la actividad es más ágil y desregulada que antes.
La desburocratización también llegó a las actividades aduaneras, logísticas y oficiales en cuanto a trámites, lo que mejoró el clima.
“Aumentaron las consultas porque las empresas están estudiando el mercado y recién a finales de año se van a definir las compras. No hay una avalancha de productos importados. El ingreso de productos de consumo se va a ver recién en 2025, en el ingreso de artículos como materiales de construcción, calzado y textiles, muebles y tecnología, sobre todo computadoras”, agrega el despachante de aduana.
Pero además, advierte Griboff, Argentina está volviendo al radar de empresas de Estados Unidos y de Brasil. “Hay empresas extranjeras que quieren volver a posicionar sus productos en el país, desde muebles, textiles, cosméticos y maquinaria brasileña, como bienes de capital de Estados Unidos. Antes no tenían interés en complejizar su operatoria, ahora lo están analizando; lo primero que preguntan es si van a cobrar; lo segundo es qué perspectiva de mercado vemos que tiene el país”, resalta.
Comprar en plataformas
Otro cambio en gestación viene desde las grandes marketplaces. Por un lado, hay importadores que ya están vendiendo tecnología en las grandes tiendas virtuales locales, como Mercado Libre. Por el otro, el propio importador empieza a tener competidores ante la posibilidad de que el consumidor argentino pueda comprar en tiendas globales como Amazon, fenómeno que se vio hace una década con sitios chinos como AlíExpress, pero reducido a pocos productos.
Según Mateo Navarra, titular de la consultora Locus y docente de la Universidad Siglo 21 (US21), la posibilidad de que importadores vendan directamente al consumidor final se está observando en computadoras, en distribuidores mayoristas de bodegas, en herramientas y en productos industriales.
“Se vienen más competencia y una mayor oferta que va a ser buena para el consumidor. No ahora, sino a principios de 2025, porque todavía hay una cadena que empezar a mover. Se va a ver ingreso de productos en rubros como bicicletas y deporte; electrodomésticos y tecnología, y textil y calzado”, explica.
Esto, según Navarra, aumentará el movimiento de mercaderías en toda la región, como sucede en Norteamérica, en el comercio entre México y Estados Unidos, y en la Unión Europea.
En el negocio informático, por ejemplo, esto implica un riesgo para distribuidores y minoristas locales, tanto por la competencia como también porque obliga a bajar márgenes. Además, hasta el año pasado, este sector importaba en grandes volúmenes cuando podía, ya que no sabía cuándo iba a volver a importar; ahora, si genera stock puede perder plata porque los precios y el dólar están en baja.
“No estamos en desacuerdo con que se abra la importación o que se posibilite comprar afuera. Lo que queremos es que la regla para el consumidor final sea igual que para las empresas”, explica Leonardo Marques, director de la Cámara de Informática del Interior (Cidi).
Según datos de la entidad, a partir del mes próximo, un argentino podrá comprar una notebook para escritorio desde U$S 400 en la tienda Amazon y pagará, entre flete, IVA y otros detalles, cerca de U$S 445. Un comercio en Córdoba, para importar el mismo producto, debe agregar 65% al valor original para poder vender.
“Todo esto implica una competencia desleal por las distintas cargas impositivas. Ya los importadores rompieron el canal de comercialización vendiendo en Mercado Libre. Con esto de las plataformas globales, los minoristas van a tener que reconvertirse sumando servicios con valor agregado; de lo contrario, van a desaparecer”, advierte Marques.
Bienes e insumos para la industria, lo primero que se activó
Si hay productos que están moviendo al alza la importación, son los bienes de capital, componentes e insumos para la producción.
“La industria está invirtiendo en renovar sus líneas de producción; si una empresa quiere ser más competitiva, tiene que disponer de las herramientas adecuadas y hoy el sector productivo tiene parque herramental viejo”, explica Griboff, según el cual se observan movimientos de este tipo en rubros como metalúrgicas, construcción y las industrias alimentarias y del petróleo y del gas.
Alejandro Piccioni es presidente en Sohipren, una fabricante de bombas hidráulicas y válvulas que exporta el 70% de la producción.
Esta firma a su vez importa insumos y materias primas, que agregan valor en Córdoba y luego exportan a otros mercados externos.
“El gran problema de las pymes exportadoras es la presión fiscal. Actualmente, nuestro sector exporta entre 35% y 40% entre impuestos directos e indirectos, a lo cual se suma el costo de la mano de obra”, explica.
La industria fue una de las grandes perjudicadas por las restricciones impuestas por el gobierno anterior, tanto en la aprobación de las operaciones como en el acceso a los dólares para el pago.
Esto generó una deuda de las empresas con sus proveedores, que primeramente el Gobierno actual canjeó por los bonos para la reconstrucción de una Argentina libre (Bopreal), que sólo pudieron aprovechar aquellas compañías que tenían aceitados sus canales financieros en el mercado de capitales.
El resto arregló con su proveedor externo como pudo, mientras que otros todavía no pudieron resolver sus deudas.
Tampoco se avanzó mucho en mecanismos de crédito fiscal, como las devoluciones del saldo técnico impositivo de IVA, ya que recién a finales de noviembre las empresas estaban cobrando créditos generados en julio.
“Hace apenas un año, en noviembre del año pasado, el panorama era caótico; no había dólares y estaba frenado. Ahora, hemos mejorado mucho, subimos muchos escalones, pero todavía falta bastante para lograr que una pyme sea competitiva y no esté permanentemente luchando”, agrega Piccioni.
Mercados en merma
La industria debe empezar a resolver estos problemas que, hasta ahora, no fueron tan acuciantes porque los mercados estaban “en merma”, tanto en el país como en la región, según explica el titular de Sohipren.
“En Brasil, la actividad estuvo frenada por la inundación a inicios de año en la zona centro y norte y por la sequía en otras regiones del país; además, la tasa de interés estuvo por las nubes, los precios de las commodities bajaron, con lo cual hubo menos recursos para maquinaria agrícola; en el Nafta también hubo sequía, lo que se sumó a la incertidumbre generada por el cambio de gobierno en México y por las elecciones en Estados Unidos”, previene.
Según Piccioni, es importante que se genere una política de incentivos para inversiones productivas de la industria.
“Todos los industriales queremos abrirnos a los mercados globales, pero con reglas iguales para todos. Una empresa nacional como la nuestra, que lucha desde hace 38 años, exportando por 30 años, necesita reglas iguales en relación con las otras industrias, tanto en los costos laborales como en lo fiscal”, resalta.