La actividad industrial arrancó 2025 en el país con niveles de actividad en alza. Dos consultoras privadas, Orlando Ferreres y Asociados (OFJ) y la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (Fiel), presentaron informes sobre los niveles de producción del primer mes del año, arrojando mejores índices que en enero de 2024.
Uno es el caso del índice de producción industrial de OJF (IPI-OJF), según el cual la actividad productiva creció 6,5% interanual, en parte vinculado con “la baja base de comparación que dejó el comienzo de 2024″. Las primeras medidas de ajuste aplicadas por el gobierno de Javier Milei, entre ellas el aumento de tipo de cambio y la contracción en la emisión de dinero, tuvieron un efecto recesivo que se notó desde el primer mes del año pasado. “Para el año en curso veremos altas cifras de crecimiento interanual, particularmente en la primera mitad del año, por la baja base de comparación”, agregó.
En la medición mensual en forma desestacionalizada, el IPI-OJF registró una caída de 0,6% comparada con diciembre.
Por su parte, Fiel también proyecta que en enero, según información preliminar, la producción industrial registró una mejora interanual de 4,5%, pero además previno que hubo un crecimiento mensual de 2,3%.
Fuerte empuje automotor
Para OJF, el informe advirtió que “tanto los datos de enero como los de febrero están expuestos a una volatilidad alta debido a las paradas de planta que se alternan en los distintos sectores manufactureros, por lo que es preferible tomar el acumulado de febrero como un primer punto sólido de la evolución de la actividad industrial”. Para la consultora, estos fueron los rubros con mejores resultados:
Maquinaria y equipos. En este sector, se destacó la producción automotriz, con un salto de 32,7% anual, alcanzando las 30.058 unidades. Pero también avanzaron la maquinaria agrícola y la fabricación de electrodomésticos, con lo cual este rubro creció 25% interanual.
Alimentos. La industria alimentaria escaló en enero apoyada en el complejo oleaginoso, con un aumento del 9,9%, destacándose la producción de aceites con un salto de 31,1%. En este contexto, la faena bovina cayó 2% y la avícola mejoró 0,8%.
La refinería mejoró 6,5% interanual y, a raíz de un aumento en la producción de cemento portland del 8,7%, la industria de minerales no metálicos registró un avance de 6,3% interanual.
Los resultados negativos, según OJF, vinieron de la fabricación de metales básicos, con una caída de 8,2% interanual, acumulando 16 meses de cifras negativas, marco en el cual bajaron 26,5% el acero crudo y 5,8% los laminados terminados en caliente. Aun así, los laminados en frío crecieron 54,8% interanual.
Los próximos meses
Para el resto del año, OJF proyecta que la actividad industrial mostrará todavía mejores índices de producción impulsada por “una mayor demanda a partir de la recomposición de los salarios, de una mayor utilización del crédito y de un contexto macroeconómico estable”.
El año pasado, la actividad productiva cayó hasta abril. A partir de mayo, viene registrando índices de recuperación aunque con mucha heterogeneidad; según Fiel, en los últimos nueve meses, la industria argentina acumula un crecimiento equivalente anual al 11,8%, superior al ritmo de crecimiento promedio y mediano de las 10 fases de recuperación del sector productivo nacional desde 1980 hasta la actualidad.
Para el resto del año, Fiel pronostica más avance todavía, por lo cual la industria volverá a crecer en 2025 después de dos años de retroceso. Pero para eso, tendrá que elevar los niveles de productividad, sobre todo vía reducciones reales de costos, mientras el proceso de reformas en la economía alcanza madurez.
“Deberá sortear un menor crecimiento esperado de Brasil –que experimenta mayores presiones inflacionarias y una política monetaria astringente–, teniendo en cuenta que ese país significó en 2024 el destino del 38% de las exportaciones de manufacturas de base industrial de Argentina”, explicó la entidad presidida por el economista Daniel Artana.
Al mismo tiempo, se enfrentará a más importaciones –cabe recordar que son insumos de maquinaria y bienes de capital lo que más ingresa al país del extranjero–, en un contexto de atraso cambiario, mayor apertura y recuperación de actividad.
Finalmente, deberá afrontar las consecuencias de la guerra comercial global con la atención puesta en la búsqueda de mercados alternativos para la producción industrial de los países alcanzados por las restricciones aplicadas.