Luego de hacer una buena experiencia en una gran compañía del rubro, Juan Manuel Osuna decidió que era tiempo de emprender su propio negocio de venta de insumos de acero.
Comenzó junto con sus hermanos y en 2015 se asoció a Rodrigo Ramírez Misto, con quien actualmente están al frente de Centro Acero.
Con una década de actividad, la pyme cuenta con locales en Villa Allende, Río Ceballos, Jesús María y Carlos Paz. Para este año, piensan tener funcionando su quinta boca, ubicada en Alta Gracia; y a futuro, construir su propio centro de distribución.
Su apuesta fue en la periferia, donde existe una fuerte demanda y la oferta es menor que en Córdoba capital.
Comenzaron con la venta minorista a herreros y a albañiles, pero al poco tiempo empezaron a abastecer a constructores, arquitectos y productores agropecuarios.
Hoy compran acero en acerías como Acindar, Gerdau y Acerbrag, y desde sus cuatro bocas despachan unas 350 toneladas mensuales en alambres, hierros y chapas, herrajes de seguridad y tejidos, entre otros productos.
“La ubicación de nuestros locales, el buen servicio y la buena atención, en donde la entrega rápida es clave, trajeron el volumen”, asegura Osuna, a la hora fundamentar la expansión de la pyme.
Los movimientos del dólar repercuten de manera directa en la facturación.
“La construcción está traccionando bastante por la brecha entre el dólar oficial y el paralelo. El valor del metro cuadrado en dólares, tomando el tipo de cambio paralelo, es el más bajo en años. Con la suba del blue, llueven las operaciones”, agregó.
Como toda commodity, el precio del acero está sujeto a una dinámica global. Se estima que en 2022 tuvo un alza del 70% en moneda estadunidense. “Pero las previsiones son que tienda a bajar”, aclaró Osuna.
El cepo a las importaciones provocó faltantes, mientras que la constante suba de precios a nivel local fue otro factor que paralizó operaciones.
“La inflación hizo desaparecer a ‘doña Rosa’, que compraba minorista”, advirtió el empresario, para quien 2023 asoma como un año plagado de incertidumbre. “Vamos a ver qué pasa. Es probable que se vea un ajuste en la gente. Muchos usan la tarjeta de crédito para las compras del supermercado. Además está la quita de subsidios y la propia inflación”, sostuvo.
La expansión por el interior
Unos meses atrás, la empresa festejó su décimo aniversario. La cronología indica que tras el primer local que abrieron en 2012 en Villa Allende, le siguió en 2014 una segunda sucursal en Río Ceballos.
En 2016, se expandieron hacia el norte e inauguraron un local en Jesús María, donde existe una fuerte demanda de sus productos por parte de empresas y productores agropecuarios.
Posteriormente, en 2021, a pesar de la pandemia de Covid, abrieron en Carlos Paz.
Para marzo o abril de este año planean inaugurar el quinto local. Será en un terreno propio, de 2.000 metros cuadrados, emplazado en la ruta entre Alta Gracia y Anisacate.
“Es el primero que levantamos desde cero y lo vamos a hacer de acuerdo con nuestras necesidades”, apuntó Osuna.
Otro de los objetivos es construir un centro de distribución en un lote propio de 12.000 metros cuadrados, ubicado en Río Ceballos, sobre la ruta E-53 y frente al exfrigorífico Estancias del Sur. “Es una obra muy grande que demanda una fuerte apuesta. Nos vamos a centrar una vez que tengamos en funcionamiento el de Alta Gracia”, sostuvo.
