“Artefactos, en todas las líneas, ocho por ciento. Bombas, seis por ciento. Repuestos de sanitarios, entre 10 y 13 por ciento. Tubos expoxi, 4,5 por ciento. Tubos PVC, entre seis por ciento y ocho por ciento”.
Como todos los lunes, un ferretero del Gran Córdoba llegó a su local y se encontró con mensajes de este tipo, uno detrás del otro, por parte de uno de sus proveedores.
A lo largo de los días siguientes, siguió recibiendo comunicaciones similares correspondientes a distribuidores de otras compañías.
Son apenas algunas fotos más de la película de una economía que continúa con muchos síntomas de deterioro. “Hay veces que tenemos que actualizar las listas dos veces en un mismo día, ni siquiera si una persona viene a la mañana a preguntar un precio y a comprar a la tarde se lo podemos mantener”, menciona el comerciante ante la consulta de La Voz.
Desde uno de los corralones más grandes de Córdoba lo ratifican: “Sí, llegaron listas con una suba promedio de entre cinco por ciento y 10 por ciento”.
El propietario de este comercio con varias sucursales en la ciudad afirma que en el fenómeno incide una oferta acotada en medio de una demanda que está activa, producto de que hay muchos rubros en los que la mayor parte de la mercadería es importada y llega a cuentagotas.
Y la que es de fabricación nacional, generalmente está concentrada en pocos proveedores que aprovechan contextos como el actual para ajustar sus precios.
El corolario es que ya desapareció también el “acopio”; es decir, la posibilidad de que tanto particulares como grandes compradores –constructoras y desarrollistas– puedan hacer compras anticipadas en volúmenes altos, fijando precio.
“En este contexto, nadie te congela un peso, porque es imposible saber a qué valor vas a poder reponer. De hecho, la mayoría estamos trabajando con stocks al día, sin tampoco nosotros poder hacer grandes compras”, admite el empresario.
Sin freno
El último índice de costo de construcción relevado por la Dirección de Estadística y Censos de Córdoba, correspondiente a marzo, arrojó un valor del metro cuadrado de 46.073 pesos.
Significa un aumento del 40,8 por ciento con respecto al mismo mes de 2020, cuando fueron 32.711 pesos.
Sin embargo, entre los diversos rubros que conforman el indicador, hay uno que sobresalió mucho más que el resto y es precisamente el de los materiales de construcción.
En el primer trimestre, tuvieron un aumento del 9,4 por ciento y marcaron para marzo una inflación anual del 63,4 por ciento.
Esta variación interanual es una de las tres más altas para un solo mes desde la megadevaluación de 2002: sólo la superan el 69,9 por ciento de enero de 2003 y el 63,8 por ciento de octubre de 2018.
De allí que, al comparar la evolución del costo del metro cuadrado con los aumentos salariales, surge que en la actualidad se necesitan 72 sueldos para edificar una casa de 100 metros cuadrados.
Es decir, hay que trabajar exactamente seis años y destinar todo el salario completo para recién poder llegar a terminar una vivienda de ese tamaño.
En la serie histórica que comienza en octubre de 2013 (los datos anteriores a esta fecha se relevaban con otra metodología), no hay ningún mes en que la relación haya sido peor que la actual para el asalariado.
En promedio, entre 2014 y 2020 se necesitaron entre 55 y 60 salarios; es decir, como mínimo un año de trabajo menos que en la actualidad. Con respecto a marzo del año pasado, son siete meses más.
La casa propia, cada vez más lejos
El cálculo corresponde a un salario promedio del sector privado registrado, que en Córdoba se sitúa en torno a los 63 mil pesos, según una proyección realizada en base a datos del Ministerio de Trabajo y al Índice de Variación Salarial del Indec. Se comparó con una casa de 100 metros cuadrados que, al valor relevado por la Provincia, significa una inversión de 4,6 millones de pesos.
Pero sobre esto, hay que hacer dos aclaraciones importantes: la primera, es que este monto no incluye el costo de un terreno.
La segunda es que el valor oficial suele ser inferior al valor real de mercado ya que mide el costo de edificar una vivienda social.
Como fuere, lo que muestra la tendencia es un deterioro cada vez más grande del poder adquisitivo y que el sueño de la casa propia está, como consecuencia, cada vez más lejos.
