En un intento por contener la situación social de cara a las elecciones, el domingo se lanzó el “Nuevo Programa de Fortalecimiento de la Actividad Económica y del Ingreso para las familias argentinas” que busca apuntalar los ingresos de jubilados, trabajadores, PyMES, sector exportador y la economía social.
Desde el inicio de la gestión de Alberto Fernández, en diciembre de 2019, tanto jubilados como trabajadores vieron caer su poder adquisitivo. Con una inflación acumulada hasta septiembre cercana al 755% (de acuerdo a estimaciones propias), el haber mínimo previsional -sin contemplar los bonos- habrá aumentado 522%, lo que representa una pérdida del 27% del poder adquisitivo.
Ante la profundidad de la pérdida de ingresos, las nuevas medidas pueden ser efectivas transitoriamente pero no cambian la situación de fondo. El aumento permitirá que los jubilados tengan un alivio en el mes de septiembre. Luego seguirán perdiendo. La situación tampoco mejorará para los trabajadores: el incremento anunciado no alcanzará siquiera para empatar a la inflación de estos cuatro años de gobierno.
¿Cuáles pueden ser las repercusiones?
En medio de las tensiones con el FMI que presiona para que Argentina ajuste sus cuentas, el gobierno se enfrenta al dilema de llevar adelante las reformas estructurales necesarias para ordenar al Estado o tomar medidas paliativas para calmar la situación social y, de esta forma, ‘llegar’ lo mejor posible a las elecciones. El problema es que no queda mucho margen de maniobra. En un contexto de incertidumbre, inflación acelerada, déficit fiscal y reservas negativas para el Banco Central, el costo de las medidas, de una forma u otra, lo pagará toda la sociedad.
El gobierno optó por lanzar una batería de medidas de contención social que por sí solas no resolverán los problemas estructurales de la economía. La irracionalidad se extiende a la forma de financiamiento de la medida. La parte que le corresponde al Gobierno Nacional será financiada con más emisión monetaria, que en poco tiempo, exacerbará nuevamente la inflación y volverá a licuar el salario de los trabajadores.
Por otro lado, las PyMES, agobiadas por la situación económica y la presión impositiva, deberán afrontar con recursos propios el pago de los bonos a cuenta de las paritarias. Lo mismo es válido para los hogares que emplean servicio doméstico. Por último, los gobiernos provinciales deberán decidir si acompañan o no las medidas adoptadas. En caso de hacerlo, esto repercutirá aumentando el el gasto público consolidado.
En definitiva, ninguna de las medidas llega para resolver el problema de fondo, por lo que es muy probable que terminen generando un efecto contrario al anunciado, es decir, mayor inflación, déficit fiscal y una nueva caída del poder adquisitivo.
¿Cuál es la solución real?
El desafío de Argentina es lograr la estabilidad económica con la recuperación del valor real de las jubilaciones y los salarios. No se trata aquí de elaborar una nueva fórmula de movilidad previsional para morigerar el gasto público a costa de los jubilados ni de anuncios temporales que permitan patear el problema para más adelante. El problema de las jubilaciones trasciende la coyuntura y ya hace varios años que sus ingresos se encuentran en declive. Es necesario reordenar el sistema previsional, con foco en eliminación de moratorias y regímenes especiales.
A la par, para recuperar los salarios, es necesario generar las condiciones para tener una macroeconomía estable y que la productividad del trabajo aumente. Para ello, el Estado debe necesariamente ordenarse. Ante el gran problema del déficit, usualmente se piensa que no queda otra opción más que un gran ajuste.
El camino alternativo es abordar un ordenamiento integral del Estado que permita el equilibrio fiscal con un clima favorable para expandir la producción y mejorar la situación social. No hacer nada es dejar que la inflación haga el “ajuste”, esto es, que el fuerte aumento de precios licue gastos y deudas. Este tipo de estrategia reiterada, que puede ser útil para exponer transitoriamente una mejora fiscal, no es viable para lograr que Argentina tenga mejoras consistentes y estables en su economía a futuro.
