El Estimador Mensual de Actividad Económica (Emae) de septiembre reveló un retroceso desestacionalizado del 0,3% respecto de agosto, marcando el peor desempeño en cinco meses. Este dato rompió una racha de dos meses consecutivos de crecimiento y reavivó preocupaciones sobre la sostenibilidad de la recuperación económica.
En términos interanuales, el panorama no fue más alentador. Septiembre mostró una contracción del 3,3% en comparación con igual mes de 2023. Aunque esta caída fue ligeramente menor que la registrada en agosto (-3,7%), sigue evidenciando una economía que no termina de consolidar el rebote.
Luego de tocar piso en abril, en julio se observaron los primeros signos de recuperación con un crecimiento de 2,7%, manteniendo valores positivos para agosto del 0,9% en la medición mensual desestacionalizada. La alternancia de valores positivos y negativos que se vienen observando en los últimos meses mostraría un patrón en forma de “serrucho” que refleja una recuperación lenta e inestable.
Sectores: una recuperación desigual
Al analizar el desempeño por sectores, cerca del 60% de los relevados por el Emae mostraron números negativos en septiembre. Entre los principales ganadores, destacaron la minería (+7,6%) y la agricultura, ganadería y silvicultura (+3,1%), ambos con un fuerte enfoque en mercados internacionales, pero con escasa generación de empleo local.
Por el contrario, sectores clave para el empleo privado como la pesca (-25,2%), la construcción (-16,6%), el comercio mayorista y minorista (-8,3%), y la industria (-6,2%) sufrieron caídas significativas. Este patrón desigual deja en evidencia que la recuperación, además de lenta e inestable, es profundamente heterogénea, con varios sectores aún rezagados en comparación con 2023.
Mientras que actividades como la minería y el agro muestran variaciones interanuales positivas desde principios de año, sectores como la construcción, el comercio y la industria no han logrado revertir la tendencia negativa. Esto refleja una economía fragmentada en la que los beneficios de la recuperación no llegan a todos por igual.
¿Qué se necesita para acelerar la recuperación?
Para consolidar una recuperación económica más amplia y sostenible, es necesario que todos los componentes de la demanda agregada contribuyan al crecimiento. La inversión, en particular, necesita reactivarse para garantizar un crecimiento sostenido. Esto implica generar un clima de estabilidad macroeconómica, con reglas claras que reduzcan la incertidumbre y fomenten la confianza empresarial.
Lograr estos objetivos requiere avanzar en la agenda de reformas del Pacto de Mayo. Uno de los puntos clave es la reforma tributaria, que debe buscar simplificar y unificar el sistema impositivo, eliminando distorsiones que afectan la producción y la competitividad. Por ejemplo, reemplazar impuestos acumulativos como Ingresos Brutos por mecanismos más neutrales y eficientes, como el IVA, podría incentivar la actividad económica sin perjudicar a las empresas.
Asimismo, la reforma laboral es crucial para reducir los costos de contratación y modernizar el mercado laboral. Facilitar acuerdos más flexibles entre empresas y trabajadores, descentralizar las negociaciones colectivas y ajustar las cargas sociales permitiría fomentar la generación de empleo y la formalización de la economía.