Son 124 empleados industriales los despedidos de la planta de Petroquímica Río Tercero por la merma en la producción. Con ese conflicto, hoy en pausa bajo una conciliación obligatoria, abrió la semana en Córdoba.
En ese caso, entre el combo de razones para el achique la firma destaca uno: no resulta competitivo seguir produciendo allí el insumo para la fabricación de colchones (TDI) ante la alternativa, muchos menos costosa, de importarlo.
Se trata sólo un botón de muestra de la temperatura que va ganando el mercado de trabajo, semiparalizado aún para la creación de su mejor producto: empleo asalariado privado de calidad.
Si bien esta dificultad lleva ya varios años y espeja a la que tuvo la economía argentina para crecer, la película ahora a seguir es la que arranca con Javier Milei y su reseteo de la macro. El plan oficial de estabilizar y normalizar la economía, para encaminarla a un círculo virtuoso y sostenible, está obligado a generar empleo para conseguir éxito, pero eso aún no sucede.
Incluso a mediano plazo aparecen luces rojas, porque las actividades que traccionan el crecimiento –y lo seguirán haciendo en los próximos años– están entre las que menos puestos de trabajo generan. “El agro, la energía, la minería y los servicios informáticos y del conocimiento, los sectores más competitivos en este esquema, aportan aproximadamente el 10% del empleo asalariado en empresas privadas; es relativamente muy poco”, señala un informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa).
En el caso de Córdoba, se suma otro factor preocupante: dos de esos sectores, minería y energía, tienen su asiento territorial fuera de la provincia.
Empleo en serrucho
“La oscilación de los indicadores está aumentando; lo que sugiere que la heterogeneidad de la economía también crece”, describió esta semana el economista Juan Carlos de Pablo. En esa lógica de “serrucho”, con subas o bajas mensuales; y de gran disparidad regional o sectorial han entrado algunas de las principales variables económicas en los últimos meses. Incluido el empleo.
“El empleo en el sector privado ingresó en una fase errática: subió en diciembre, cayó en enero, subió en febrero, cayó en marzo y volvió a subir en abril. Contra julio de 2024, se crearon 30 mil puestos de trabajo, un ritmo que apenas acompaña el crecimiento de la población”, describió en las red social en X Luis Campos , el especialista de la CTA que monitorea en tiempo real el mercado de trabajo.
El Gobierno nacional acaba de publicar datos a abril del Sistema Integrado Previsional Argentino (Sipa) que muestran un leve repunte de puestos asalariados –13 mil más en el país– respecto de marzo, un mes de caída. Sin embargo, los números de abril están por debajo de los de noviembre de 2023: este año hay 104.603 empleados privados formales menos y 55.705 trabajadores públicos menos.
Estas cifras contradicen las declaraciones recientes del ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, al defender los despidos en el Estado nacional: “No me tienen que preguntar por los 50 mil ”ñoquis" que se quedaron sin trabajo. Me tienen que preguntar por los miles de puestos que se crearon cuando le devolvimos 2.000 millones de dólares a los argentinos porque no tenemos que pagar esos 50 mil puestos de trabajo”, dijo al periodista Luis Majul esta semana.
“Las estadísticas muestran que los puestos públicos se redujeron, efectivamente; pero lo que no se generó es trabajo formalizado y asalariado que lo compense en número. Todo lo contrario”, analizó ante La Voz el economista Amílcar Collante. “Cuando hacemos zoom por sectores, vemos que la construcción es el que más empleo perdió: en marzo de este año estaba 72.121 puestos abajo que en noviembre 2023. Le siguen los sectores textil, confecciones, cueros y calzados, con 10.784 puestos abajo; metalmecánica, con 10.048 menos, y transporte, con 9.971 puestos abajo; entre otros”, enumeró.
Collante destaca que el empleo que sí creció es el más precario: “Entre noviembre de 2023 y febrero de este año 75 mil monotributistas se incorporaron al mercado de trabajo; además de 4.000 autónomos; un perfil independiente con menor fragilidad que el monotributista”.
Un informe de la consultora Equilibra refuerza este análisis. En el primer trimestre del año, los puestos de trabajo totales de la economía crecieron 1,1% interanual. Pero el incremento de puestos cuentapropistas-no asalariados fue el mayor, con un avance de 4,7% interanual. En menor medida, aumentaron los asalariados informales (0,8%), lo que más que “compensaron” la caída de los puestos de trabajo formales registrados en relación de dependencia, que retrocedieron 0,6%.
Párrafo aparte merecen las trabajadoras de casas particulares, el tipo de empleo asalariado que registra mayor tiempo y magnitud de caída: lleva 21 meses de contracción y en cantidad de puestos está 23.138 abajo de noviembre de 2023. Una debacle, se presupone, en sintonía con el deterioro de ingresos de los sectores medios.
Menos puestos de calidad en Córdoba
Vale destacar que en el primer trimestre de este año, la desocupación en el Gran Córdoba marcó el mayor pico del país junto a los partidos del Gran Buenos Aires, zona industrial muy afectada por el contexto económico. Aquí fue del 9,2%: 74 mil desempleados contra 60.890 de hace un año. En ese mismo lapso, la población total ocupada en el Gran Córdoba bajó de 739 mil a 729 mil cordobeses y la tónica general de precariedad se mantuvo: más de 3 de cada 10 trabajadores empleados estaba en búsqueda de otro empleo.
En abril, los datos del SIPA muestran que en la provincia hay 519 mil asalariados registrados en el sector privado, un número 1.900 puestos inferior al de hace un año y 10.100 empleos por debajo que hace dos, en abril de 2023. Tendencia preocupante que confirma que el empleo de mejor calidad no reacciona.
“En el último año, el mercado laboral del Gran Córdoba mostró señales de deterioro. Posible explicación: si bien los salarios aumentaron en términos reales, este fenómeno se dio en un contexto donde la mayoría de los sectores económicos no lograron despegar en cuanto a crecimiento. En ese contexto, el ajuste no ocurre ya vía salarios sino vía empleo. Es decir, ante la imposibilidad de seguir licuando ingresos (como venía sucediendo en los últimos años), las empresas tienden a reducir puestos de trabajo”, analizan Patricio Canalis y Catalina Serena, economistas de Idesa, al describir la foto del mercado de trabajo en el Gran Córdoba en el último
Y destacan que en particular, se observa que los empleos más afectados fueron los trabajos no registrados y en los sectores “transporte”, “actividades profesionales, científicas y técnicas” y “enseñanza”. También hubo merma importante de puestos en la industria manufacturera.
“Para el cierre de 2024, el perfil típico del desempleado en Córdoba era heterogéneo e incluía a gente que llevaba más de un año buscando empleo y a gente que lo había perdido poco tiempo atrás, a principios y mediados de 2024”, agregan los economistas.
Otro dato que sobresale en Córdoba es el alto nivel de empleo no registrado: con el 47,7% de informalidad asalariada, se anota la quinta mayor marca del país.
Esfuerzo oficial: los planes ayudan, pero no alcanzan
Un dato que muestra hasta qué punto al mercado de trabajo la cuesta repuntar si el crecimiento económico no tracciona, es la menor demanda que vienen registrando este año los planes provinciales de estímulo al empleo privado vía subsidios.
Semanas atrás, La Voz publicó un informe que daba cuenta de que el programa Empleo Más 26 –destinado a 10 mil desempleados o sin empleo formal, con prioridad para los mayores de 45 años– está ejecutado en apenas un 30% a junio; mientras que el Plan Primer Paso, al 13%. “Los programas de empleo no hacen milagros en una Argentina que no crece, y donde el empleo se está achicando”, dijo con lógica la ministra de Desarrollo Social y Promoción de Empleo, Laura Jure.
Fausto Brandolín, presidente de la Federación Comercial de Córdoba (Fedecom), aclara que la entidad no tiene un registro de este fenómeno. Pero dado el panorama que ve en el sector, ensaya una explicación: “El Plan Primer Paso siempre fue muy positivo y muy demandado. Lo que puede estar sucediendo hoy tiene que ver, claro, con la baja actividad económica y de consumo. Si bien estos planes son financiados por la Provincia siempre implican algún aporte de las empresas y hoy la mayoría de ellas están enfocadas en mantener el plantel de trabajadores que ya tienen; no hay necesidad de nuevos puestos de trabajo”.
Bandolín aclara que en el sector no se registran cierres ni despidos en número importante, pero las ventas vienen en baja desde hace al menos tres años.
“En el comercio hay un cambio muy profundo porque varias cuestiones confluyen, como mayor competencia de parte del comercio electrónico y los fabricantes que venden directo al público. A la vez, la baja de la inflación y el ordenamiento de la economía pusieron a las empresas a revisar todos sus costos y buscar ser muy muy competitivas. En eso está concentrada hoy la mayoría de ellas”, detalló el dirigente.
Sin lugar a dudas, los programas provinciales son un esfuerzo valioso que colabora con apuntalar al mercado de trabajo y evitar que su deterioro escale aún más.
La Provincia destaca también el esfuerzo fiscal de sostener las promociones industriales, que este año implicarán 106 mil millones de pesos. A eso se sumarían $ 130 mil millones previstos en el nuevo plan de promoción de inversiones en los departamentos del oeste, del norte y del extremo sur provincial; un proyecto que el gobernador Martín Llaryora confirmó que está por ingresar a la Legislatura.