La situación de la industria automotriz se complica con el correr de las horas por la falta de certezas respecto de un punto central para su producción: los insumos importados.
Atravesadas las elecciones presidenciales, algunas comenzaron a descongelar la cautela con la que se venían manejando en cuanto a la programación de su funcionamiento para no meter ruido en el proceso político.
Pero ahora, como sucede con los precios en general, ya nada impide que se transparenten esas dificultades.
Nissan: sin producción este jueves y viernes
En Córdoba, una de las primeras en acusar recibo sobre el alto costo de no contar con dólares para pagar partes y piezas es Nissan.
Según pudo conocer La Voz de parte de dos proveedores de la terminal que funciona en el complejo de Santa Isabel, donde fabrica pick-ups, la marca japonesa dispuso parar por completo sus actividades fabriles jueves y el viernes.
La actividad recién podría retomarse, aunque parcialmente, el lunes, solamente en el sector de soldadura, expuso la compañía al notificar el parate. Se desconoce la situación de Renault que produce Alaskan en la misma línea de fabricación que Nissan.
Fuentes de la empresa, aseguraron que el parate de dos días obedece a “paradas programadas de la línea de producción de pickups debido a un ajuste en la demanda de mercados de exportación”.
Nissan había celebrado en octubre la producción de 80.000 unidades de la pick up Frontier en Córdoba, luego de haber cumplido cinco años desde el inicio de sus operaciones en el país, tras efectuar inversiones por unos U$S 730 millones.
“En los últimos cinco años, la Nissan Frontier se abrió paso en tres mercados, a los que exporta el 60% de su producción total”, comunicó la marca en su momento, al hacer referencia a sus envíos a Brasil, Colombia y Chile.
En ese momento, la compañía afirmó que trabajaba para “seguir impulsando la producción nacional de la Nissan Frontier para continuar ganando terreno en un segmento muy competitivo, fundamental para el desarrollo económico del país”.
Los problemas derivados de la política económica del gobierno del Frente de Todos que cesará en sus funciones el 10 de diciembre ya resultan inocultables, pese a los esfuerzos para mantener las líneas en funcionamiento.
Mercedes Benz decidió implementar un plan de retiros voluntarios para su personal en su planta industrial de la localidad bonaerense de Virrey del Pino, en donde la marca alemana fabrica el furgón Sprinter.
Allí emplea en forma directa a unos 2.000 operarios, pero se vio obligada a encarar una reestructuración por las dificultades para conseguir autopartes y poder exportar las unidades terminadas.
El fondo de la problemática es el corte de la cadena de suministros ante la falta de dólares para poder pagar a los proveedores externos.
Algunas casas matrices ya le pusieron punto final a la paciencia para con sus subsidiarias argentinas.
Michelín se achica
Otras empresas ligadas al rubro también están con cuenta regresiva.
Según transmitió a su cadena comercial, la marca alemana de neumáticos Michelín resolvió avanzar hacia la liquidación de sus stocks en la Argentina y disponer un achicamiento o cierre de las operaciones.
Michelín Global decidió no venderle más mercadería a Michelín Argentina ante los problemas para poder comprar mercadería.
“Estamos muy preocupados”, dijeron a este medio dos vendedores de la marca que inclusive puso a disposición de la cadena gomas con rodados que no son habitualmente comercializadas, para terminar con su stock.
El triunfo de Javier Milei en las presidenciales del domingo podría modificar esa perspectiva, pero, de todos modos, si cambia la decisión anunciada a la cadena comercial, regularizar la situación de las ventas en el país demandaría no menos de seis meses.
