La flexibilización del cepo a las importaciones abrió expectativas en diversos sectores comerciales de Córdoba. Algunos productos retrotrajeron sus precios en dólares a los niveles que tenían antes del gobierno anterior, el surtido mejoró y la competencia entre importadores presiona a la baja a punto tal que en algunos casos, compromete la rentabilidad. Sin embargo, este nuevo escenario no logró todavía motorizar las ventas, en un mercado que sigue golpeado por el retraso del poder adquisitivo del consumidor.
Tres referentes del comercio cordobés en rubros clave —electrodomésticos, informática y climatización— coinciden en que si bien hay precios más competitivos y mayor abastecimiento, la contracción del consumo impide una recuperación efectiva.
“Históricamente, hoy tenemos los precios en dólares más bajos del mercado. En algunos insumos tecnológicos, los precios bajaron más del 60% respecto a la gestión presidencial anterior. Sin embargo, las ventas están planchadas”, resume Leonardo Marques, directivo de la Cámara de Informática del Interior (Cidi). En ese rubro, la sobreoferta generada por la falta de demanda llevó incluso a situaciones insólitas: “Compré productos más baratos que en China”, cuenta.
La situación se repite con matices en otros sectores. Isaías Goldman, empresario del rubro climatización, señala que los equipos totalmente importados —como los sistemas comerciales de aire acondicionado— bajaron hasta un 20%, aunque en otros productos, como los fabricados o ensamblados en Tierra del Fuego, la caída fue mucho más leve. “Estamos vendiendo entre un 20% y 25% menos que el año pasado. La gente no tiene plata, y cuando compra, elige lo más barato”, describe y agrega: “Las fábricas no están en condiciones de aumentar los precios, por un problema de conciencia y también por un problema de mercado”.
Desde la Cámara de Electrodomésticos de Córdoba, su titular Luis Méndez aporta una mirada similar. “Los precios no bajaron demasiado, se mantienen estables. Lo que sí hay es más oferta y promociones, por la caída en la demanda y el aumento de la competencia”, afirma. Según Méndez, los niveles de venta se sostienen en cantidad, pero no en facturación, sobre lo cual precisa: “Con la inflación actual, vender lo mismo que hace un año implica un 40% menos de ingresos reales”.
Más oferta, pero con obstáculos
En los tres rubros se percibe una mayor variedad de productos disponibles. En electrodomésticos se observan marcas y modelos de electrónica y tecnología que no había. En informática, aseguran que se restableció una competencia casi “perfecta” entre importadores, que presiona los márgenes al mínimo.
Sin embargo, el esquema para importar sigue siendo complejo, especialmente para las pequeñas y medianas empresas. “Todavía hay cepo”, advierte Marques. El sistema actual establece plazos de pago poco compatibles con la operatoria internacional, lo que obliga a muchas firmas a triangular operaciones con filiales en el exterior o intermediarios financieros, lo que encarece los costos en hasta un 10%.
Además, tanto Marques como Goldman coinciden en que los impuestos siguen siendo una carga difícil de sostener. “La carga impositiva puede duplicar el precio de un producto. En promedio, representa el 35% del valor final”, sostiene el empresario del sector de climatización. En informática, el peso de Ingresos Brutos es particularmente sensible. “Es un impuesto nefasto, que se aplica en cada eslabón de la cadena comercial. En muchos casos, la Provincia gana más que el comerciante que es el que arriesga su capital”, asegura Marques.
Perspectivas: prudencia y cautela
A pesar del escenario recesivo, los entrevistados mantienen una mirada cautelosamente optimista para el cierre del año. Méndez apuesta a la recuperación de las ventas en el último trimestre, cuando históricamente se registra mayor actividad gracias al Día de la Madre, el Black Friday y las fiestas de Fin de Año. Aunque reconoce que todo dependerá de que mejoren los planes de financiación, una herramienta clave para incentivar el consumo.
Goldman, por su parte, advierte que el mercado de climatización mantiene cierta actividad gracias a la demanda relacionada con la construcción o la refacción. “Las obras no se han parado y no se puede vivir sin calefacción o aire acondicionado. Son productos que ya no se compran sólo por temporada”, explica.
Más escéptico se muestra Marques, quien no prevé una reactivación hasta marzo del año que viene. “Hoy, por la necesidad de vender, todos compiten con márgenes bajísimos. Mi rentabilidad está por debajo de lo que pago de Ingresos Brutos. Mientras tanto, la facturación sigue planchada”, concluye.
El desafío de una apertura efectiva
La experiencia de estos tres sectores muestra que la apertura de importaciones, si bien alivió tensiones en la oferta y en algunos casos mejoró precios, no es suficiente por sí sola para dinamizar el consumo interno. En un contexto en el que el poder adquisitivo de los hogares no ha logrado recuperarse respecto de la inflación acumulada los últimos años y la presión fiscal permanece elevada, los supuestos beneficios de la nueva política comercial aún no se sienten en las cajas registradoras.
La expectativa está puesta en una eventual reactivación económica hacia fin de año o principios de 2026, pero para que eso ocurra será necesario algo más que precios competitivos y góndolas llenas.