Gabriel Bornoroni (43) forma parte de un grupo de ejecutivos cordobeses que empezaron a liderar la actividad gremial empresarial a nivel nacional en su sector.
Arrancó a los 17 años, cuando pintaba los tanques de combustible de la estación de servicio que crearon su padre, Giuseppe (98) Bornoroni, y su hermano mayor, Pablo (61). Abogado de profesión, hoy es presidente de la Federación de Expendedores de Combustibles y Afines de Córdoba (Fecac) y de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (Cecha).
–¿Un abogado que sabe cargar nafta o limpiar los vidrios de un auto?
–Por supuesto. Hace 30 años, más o menos, mi viejo Giuseppe y mi hermano Pablo armaron la estación de servicio. Mi papá estuvo en la Segunda Guerra Mundial. Cuando vino a la Argentina, se instaló en Catamarca. Cuando llegó a Córdoba, armaron la estación en Pueyrredón y Vieytes, en la ciudad de Córdoba.
–¿Cuándo empezaste a trabajar?
–Desde el día cero. Tenía 17; estaba terminando el secundario y por comenzar Abogacía en la Universidad Blas Pascal (UBP). Empecé pintando los primeros tanques de combustible, que en esos tiempos eran metálicos. Atendía a los clientes, limpiaba vidrios, hacía la limpieza de la playa y también aprendí a hacer el mantenimiento de los motores del sistema de GNC.
–¿Es la única que tienen?
–No, tenemos otra en la calle Donato Álvarez que la estamos terminando y ya tenemos proyectos para una tercera en la ciudad en 2022. Hoy Bornoroni Hnos. está a cargo de los tres hermanos: Pablo, Leonardo (47) y yo.
–¿Ejercés como abogado?
–Cuando me recibí, armamos el estudio Bauzá Bornoroni (en la calle Caseros 670). Hoy tiene un equipo de 10 profesionales que está a cargo de mis socios, por mi actividad en Fecac y en Cecha.
–¿Cómo entraste en la actividad gremial empresarial?
–En realidad, comenzó mi hermano Pablo a participar de la Fecac, pero no le gustaba mucho cómo se hacían algunas cosas. Armamos una lista de consenso, por la cual mi hermano quedó como presidente y yo como prosecretario, en 2015. Pero no funcionó.
–¿Por qué?
–Mucha tensión con un grupo de socios. Yo había empezado a hablar con los estacioneros, relevando los servicios que necesitaban. Entonces, le dije a mi hermano: “Armemos una lista y vamos a elecciones”, y ganamos en 2017. Con los datos relevados se hizo una gran transformación.
–¿Por ejemplo?
–Hoy brindamos 17 servicios, con especialistas en temas contables, impositivos, seguridad, entre otros. Certificamos normas ISO 9001 en todas las atenciones, un orgullo para nosotros.
–¿Cuántas estaciones de servicio hay en Córdoba?
–Hay 604, que dan trabajo a nueve mil personas. Además, representamos a 150 playas de estacionamiento, porque originalmente los estacionamientos tenían expendedores de combustibles. De hecho, las dos actividades tienen un convenio similar.
–¿Hay más o menos estaciones de servicio que hace una década?
–Hay más. Hace 10 años había 580, hoy son 604. A nivel nacional pasó algo similar, de 4.800 pasaron a 5.015, según registros de la Secretaría de Energía de la Nación.
–¿Entonces andan bien?
–Según cómo lo mires, esto tiene dos aristas. Hay algunos estacioneros que reinvirtieron sus ganancias en otras estaciones de servicio, porque en este negocio es importante el volumen. Pero hay gente que viene de otros rubros, les parece que es una buena actividad, se meten y después no tienen las ventas necesarias. Hoy 53 por ciento de los puntos de venta en el país están por debajo del punto de equilibrio.
–¿Cuánto tienen que vender para ser rentables?
–Unos 315.000 litros mensuales. El negocio del combustible líquido tiene un margen bruto del ocho por ciento y un neto del 2,5 al tres por ciento. Por eso necesita mucho volumen. Lo que sucedió es que creció la cantidad de estaciones, pero no la cantidad de ventas; los nuevos puntos de venta canibalizan el mercado.
–¿Y la carga impositiva?
–De cada 100 pesos que paga el conductor que carga combustible, 45 pesos son para el Estado.
–¿Entonces cómo hacen?
–Ahí juegan los “accesorios”, el shop, la venta de lubricantes, los locales comerciales con farmacias o veterinarias. En los pueblos, el wifi hizo que las estaciones de servicio se convirtieran en el lugar de trabajo de los profesionales o de estudio para los alumnos.
–Por eso se llaman estaciones de servicio, ¿no es así?
–Claro, en las capacitaciones siempre insistimos en que el negocio de la estación es el conjunto de servicios porque el combustible tiene un margen muy finito. Hace poco estuvimos en contacto con nuestro par de España, que tiene 11 mil estaciones. Y allí es lo mismo, sólo que ellos suman la venta de electricidad y de hidrógeno entre los nichos de negocios de una estación.
–¿Qué piensan de la llegada de los autos eléctricos?
–En algún momento van a llegar. En Cecha tenemos una comisión de autos eléctricos que trabaja para que las estaciones preparen puestos de carga rápida. Pero creemos que el futuro pasa por el hidrógeno.
–¿Por qué no por la electricidad?
–Porque en nuestra matriz energética, el 75 por ciento de la electricidad es generada por hidrocarburos. Además, cuando hablamos con la gente de España, que está mucho más adelantada que nosotros, nos dicen que ahora hay protestas porque la electricidad se encareció.
–Además, nos falta infraestructura.
–Claro. Si queremos autos eléctricos, empecemos por cambiar la matriz energética, a generarla y que sea energía renovable. Después veremos si el auto eléctrico es más eficiente que el de hidrógeno. Además, hay una cuestión impositiva.
–¿Cómo es eso?
–Los combustibles líquidos tienen un componente fiscal de 45 por ciento. La electricidad está subsidiada.
–¿Por qué no siguió creciendo el corte con biocombustibles?
–Creo que por la misma razón. Los biocombustibles generan menos recaudación de impuestos. Brasil tiene un corte de 27 por ciento y nosotros deberíamos ir al mismo corte porque no genera contaminación.
–¿Afecta mucho el congelamiento de los precios?
–Los combustibles tuvieron un ajuste de 28 por ciento hasta mayo y luego quedaron congelados virtualmente. Respecto a la inflación general, hay una diferencia de 12 pesos. Esto es lo que ha provocado que las estaciones de servicio blancas estén desabastecidas.
–¿Por qué?
–Porque el 20 por ciento del combustible que consume el país es importado; como ninguna petrolera lo quiere importar, las primeras estaciones de servicio en dejar de ser atendidas son las que no tienen contrato. Nuestros precios están desacoplados del mundo.
–¿Estamos muy baratos?
–Estamos en tercer lugar en la región. El lugar más barato es Venezuela, le sigue Bolivia y luego Argentina. Esto impacta en todo el circuito: hace que el petróleo y el gas que tenemos no lo saquemos, que tengamos que importar petróleo, importa gas y que las estaciones de servicio trabajen bajo la línea de rentabilidad.
–Sos, además, uno más de los empresarios cordobeses que lideran la actividad gremial a nivel nacional.
–Sí, en 2019 fui elegido presidente de Cecha, que reúne a 17 cámaras del sector estacionero de distintas provincias. Algo similar sucede en otros sectores, como Fernando Desbots en el sector hotelero, Eduardo Borri en la maquinaria agrícola y Ercole Felippa en la industria láctea.
–¿A qué se debe este avance cordobés en la dirigencia empresarial nacional?
–Todas las cámaras provinciales trabajan muy bien. Pero yo veo en el cordobés un espíritu de trabajo incansable y eso hace esa pequeña diferencia. Le gusta armar equipos y no tiene problema en que el logro se lo lleve otro.
–Además, Córdoba se convirtió en abanderada del sector privado.
–Sí. Córdoba tiene la menor participación del empleo público en el ámbito laboral. Eso hace que haya más empresarios pymes. Las provincias con más empleados públicos tienen menos pymes y, por lo tanto, menos dirigentes.
Además de estacionero, amiguero
Nombre. Gabriel Bornoroni (43).
Estado civil. Soltero.
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Empresa. Bornoroni Hnos.
Socios. Pablo (61), Leonardo (47).
Entidades. Es presidente de la Federación de Expendedores de Combustibles y Afines de Córdoba (Fecac) y de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (Cecha).
Un dato. En Argentina hay 5.015 estaciones de servicios, el 53 por ciento trabaja por debajo del punto de equilibrio. En Córdoba, son 604 puntos de venta.
Teléfono Fecac. 0800 444-4489.
E-mail. fecac@fecac.org.ar.
Web. www.fecac.org.ar.