Thomas Vadora, egresado de Famaf en la Universidad Nacional de Córdoba, tiene 24 años y es CEO de una startup llamada Splight. Ahora mismo, está en San Francisco, California, buscando una segunda ronda de inversiones para la compañía que fundó junto a sus socios Fernando Llaver y Carlos Caldart (la primera ronda ya levantó 1,7 millones de dólares que serán usados para ampliar la infraestructura de la firma en Estados Unidos).
Splight apunta a la energía “verde” o sostenible, pero con una mirada abarcativa. “En todo el mundo, se pierde energía verde por la operación anticuada y estática de la infraestructura eléctrica convencional que hace de soporte. Más del 50% de la capacidad de la infraestructura no se está usando porque las empresas de generación de energía renovable pierden dinero a raíz de que las redes tradicionales supuestamente no pueden soportar toda su inyección de energía, basados en predicciones estáticas”, introduce Thomas.
Ahí es cuando juega Splight. Es una tecnología que permite operar grandes redes eléctricas en tiempo real y con Inteligencia Artificial, tomando decisiones y controlando la infraestructura para aumentar la cantidad de energía que la red puede manejar con la misma infraestructura física, sin necesidad de más inversión en “fierros”, sino sólo con datos y algoritmos.
Dependiendo de la legislación de cada país, los clientes de Spligth pueden ser a veces un estado, otras veces una empresa privada, pero el tipo más general de cliente serían los generadores de energía renovable, sea solar, eólica, hídrica; y también los dueños de líneas de transmisión de esa energía. En países como Estados Unidos, las empresas conocidas como “utilities”, abarcan todo el proceso: desde la generación hasta la llegada al usuario final.
Ese es el cuello de botella de la energía en los países desarrollados, donde el consumo de energía aumenta -por ejemplo- a partir del aumento en las ventas de autos eléctricos, o porque las altas temperaturas del verano generan demanda crítica. Y es un problema al punto de que el mismo día que el CEO atiende las preguntas de La Voz desde San Francisco, una de las noticias en Estados Unidos es que un nuevo apagón dejó sin luz a la mitad de Texas.
“Eso sucede seguido porque la demanda crece, y las líneas salen de servicio porque la cantidad de energía tienen un límite estático fijo que les impide abastecer ese eventual pico. Lo que hacemos nosotros es volver dinámico ese límite en tiempo real, aumentar el límite de esa línea de transmisión para que el apagón no se produzca”, se explaya Thomas.
“Empezamos en 2021, pero demoramos en tener la primera versión de la tecnología comercialmente utilizable. Actualmente nuestro equipo es de un poco más de treinta personas, tenemos 24 de las empresas más grandes del mundo de clientes en Latinoamérica y Europa”, comenta luego, en un alto entre las reuniones que mantiene a diario con potenciales inversores.
- ¿Cuáles son las metas a corto y largo plazo de Splight?
- A corto plazo, conseguir 3 contratos con utilities de Texas y del centro de Estados Unidos ya que hoy son el cuello de botella de la energía en Estados Unidos. A largo plazo, y quizás ya como un sueño, es que toda compañía de energía use Splight para monitorear, operar y automatizar infraestructura de potencia para que la energía limpia a escala sea posible.
