El conglomerado con sede en Hong Kong que opera puertos cercanos al Canal de Panamá acordó vender acciones de sus unidades que operan los puertos a un consorcio del que forma parte BlackRock Inc., después de que el presidente Donald Trump alegara que China interfiere en las operaciones de esta importante vía de navegación.
En un comunicado, CK Hutchison Holding dijo el martes que vendería todas las acciones de Hutchison Port Holdings y todas las acciones de Hutchison Port Group Holdings. Ambas unidades poseen 80% del grupo Hutchison Ports, que opera 43 puertos en 23 países.
El consorcio, compuesto por BlackRock, Global Infrastructure Partners y Terminal Investment Limited, adquirirá 90% de participación en Panama Ports Company, que posee y opera los puertos de Balboa y Cristóbal en Panamá, según el comunicado.
En enero, el senador estadounidense Ted Cruz, presidente republicano del Comité de Comercio, Ciencia y Transporte del Senado, expresó su preocupación de que China pudiera explotar o bloquear el paso a través del canal y que los puertos “le dan a China puestos de observación listos” para emprender acciones. “Creo que esta situación presenta agudos riesgos para la seguridad nacional de Estados Unidos”, dijo el senador.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, visitó Panamá a principios de febrero y le dijo al presidente José Raúl Mulino que Panamá debía reducir la influencia china en el canal o enfrentaría posibles represalias de Estados Unidos. Mulino rechazó la idea de que China tuviera algún control sobre las operaciones del canal.
Panamá abandonó la Iniciativa china de la Franja y la Ruta tras la visita de Rubio, lo que provocó la condena de Beijing.
Pero mientras gran parte de la atención se centraba en la amenaza de Trump de retomar el control del canal, su gobierno se enfocó en Hutchison Ports, el consorcio con sede en Hong Kong que gestiona los puertos clave de cada extremo del canal.
Hutchison Ports recibió recientemente una extensión de 25 años sin licitación para operar los puertos, pero ya se realizaba una auditoría sobre esa extensión. Los observadores creían que la auditoría era un paso preliminar hacia una futura nueva licitación del contrato, pero en las últimas semanas circularon rumores de que una empresa estadounidense cercana a la Casa Blanca se preparaba para hacerse cargo.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.