DAKAR, Senegal (AP) — Tuberías oxidadas en un campo árido y obreros sin paga son lo que queda después de que una empresa estadounidense prometiera convertir una enorme extensión de tierra, de alrededor del doble del tamaño de París, en un proyecto de agricultura y crear miles de empleos en Senegal.
En entrevistas con funcionarios de la empresa y residentes, The Associated Press exploró uno de los proyectos de inversión dirigidos a África, que alberga cerca de 60% de la tierra arable no cultivada del mundo. Como este, muchos fracasan, generalmente lejos de la vista del público.
Documentos internos de la empresa vistos por la AP muestran cómo los planes, apoyados por el gobierno senegalés, para exportar alimentos para animales a las adineradas naciones del Golfo, se vinieron abajo.
A primera vista, el austero panorama de árboles de acacia en el borde del desierto del Sáhara no alberga una gran promesa agrícola. Pero en una era de cambio climático, los inversionistas extranjeros analizan este y otros paisajes africanos.
Entre 2000 y 2020 se produjo en en ese continente un tercio de las adquisiciones de tierra a gran escala en el mundo, principalmente para la agricultura, de acuerdo con investigadores del Instituto Internacional de Estudios Sociales de Holanda.
Pero 23% de esos acuerdos han fracasado, tras planes, en ocasiones ambiciosos, para alimentar al mundo.
En 2021, la aldea senegalesa de Niéti Yone diola bienvenida a los inversionistas Frank Timis and Gora Seck de African Agriculture, una empresa estadounidense registrada. Al calor de varias tazas de dulce té verde, los visitantes prometieron dar empleo a cientos de habitantes de la localidad y algún día, a miles de ellos.
Timis, originario de Rumania, era el mayor accionista. Sus empresas habían extraído oro, minerales y combustibles fósiles en toda África occidental.
Seck, inversionista en minas de origen senegalés, presidió una empresa italiana cuyos planes de biocombustible para la parcela de tierra habían fracasado. Le vendió a Timis el arrendamiento a 50 años de 20.000 hectáreas por 7,9 millones de dólares. Seck se convirtió en presidente de la subsidiaria senegalesa de African Agriculture y posee 4,8% de sus acciones.
Ahora, la empresa quería obtener la aprobación de la comunidad.
La Tierra estaba junto al más grande lago de agua dulce de Senegal, cuyos derechos de agua obtuvo la empresa. African Agriculture planeaba cultivar alfalfa de Estados Unidos, pero la cantidad de Tierra en la producción de alfalfa había caído 38% en los últimos 20 años, en gran medida, debido a la sequía provocada por el cambio climático, según el departamento de agricultura de Estados Unidos.
La propuesta dividió a la comunidad de agricultores de subsistencia. Los pastores, que habían criado ganado en la tierra durante generaciones, se opusieron a él. Otros, como Doudou Ndiaye Mboup, pensaban que podría ayudar a aliviar la crisis de desempleo de Senegal.
“Compré su sueño. Vi a miles de jóvenes africanos con trabajo y prosperidad”, dijo Mboup, que más tarde consiguió empleo como electricista y actualmente lidera un sindicato de empleados.
A pesar de la formación de un grupo opositor denominado Colectivo Ndiael, African Agriculture siguió adelante y contrató a unos 70 miembros de la comunidad, que contaba con 10.000 residentes.
Tras plantar una parcela piloto de 300 hectáreas (740 acres) de alfalfa, la empresa anunció en noviembre de 2022 que cotizaría en el mercado de valores para recaudar fondos.
African Agriculture valuó la compañía en 450 millones de dólares. El instituto Oakland, un grupo de analistas ambientales de Estados Unidos, cuestionó esa cifra y señaló que el acuerdo era negativo para la seguridad alimentaria, así como para las emisiones de gases de efecto invernadero.
La empresa comenzó a cotizar en la bolsa en diciembre de 2023, y sus acciones se comercializaban en 8 dólares en el índice NASDAQ. Recaudó 22,6 millones de dólares durante la oferta, pero tuvo que pagar 19 millones de dólares a la empresa listada, pero inactiva, con la que se había fusionado.
Ese pago fue una señal de problemas para los inversionistas. Mostró que la otra empresa, 0X Capital Venture Acquisition Corp. II, no quería retener su 98% de acciones. Y señaló la manera en que African Agriculture había usado la fusión para evitar el proceso de evaluación requerido para cotizar en bolsa.
Un año después, las acciones de African Agriculture no valían casi nada.
Ahora, un grupo de guardias de seguridad patrullan el perímetro del terreno, cercado con alambre de púas, para evitar que pastores y agricultores lo utilicen. La empresa ha dejado de cotizar en la bolsa.
Mboup señaló que él y otras personas no recibieron ningún pago durante 6 meses. Los trabajadores llevaron a la empresa ante el tribunal del trabajo en Senegal para reclamar cerca de 180.000 dólares en salarios no pagados. En febrero, quemaron neumáticos fuera de la oficina de la empresa. Mboup dijo más tarde que se había llegado a un acuerdo para que los salarios caídos se pagaran en junio.
“Pedí préstamos para construir una casa, y ahora no puedo pagarlos”, señaló Mboup, que gana alrededor de 200 dólares al mes, un poco por encima del promedio en Senegal. “Vendí mi motocicleta y mis ovejas para alimentar a mis hijos y mandarlos a la escuela, pero muchos otros no han tenido tanta suerte”.
Tims no respondió a una solicitud de comentarios. Seck dijo a la AP que ya no está afiliado a African Agriculture. El actual CEO, Mike Rhodes, señaló que se le aconsejó no hacer comentarios.
Pastores y agricultores están furiosos y han instado al gobierno de Senegal a que los deje utilizar la tierra. Pero esto pocas veces ocurre. En un estudio de 63 acuerdos extranjeros de ese tipo, el Instituto Internacional de Estudios Sociales encontró que solo 11% de la Tierra fue devuelto a la comunidad. En la mayoría de los casos, la tierra se ofrece a otros inversionistas.
“Queremos trabajar con el gobierno para rectificar esta situación. Si no, lucharemos”, advirtió Bayal Sow, alcalde suplente del área.
El ministro de agricultura, soberanía alimentaria y pastoreo de Senegal, Mabouba Diagne, no respondió a una solicitud de comentarios. El acuerdo de African Agriculture se produjo en la administración anterior.
El fallido proyecto socavó la confianza de la comunidad, dijo el pastor Adama Sow, de 74 años. “Antes, vivíamos en paz, pero ahora quienes los apoyamos enfrentamos conflictos”.
mientras tanto, el ex CEO de African Agriculture ha avanzado hacia un acuerdo de tierras aún más grande en otra parte del continente, pero los expertos vuelven a plantear preguntas.
En agosto, el sudafricano Alan Kessler anunció su nueva empresa, African Food Security, en asociación con el camerunés Baba Danpullo. Reveló un proyecto unas 30 veces más grande que el de Senegal, con 635.000 hectáreas en la República Democrática del Congo y Camerún.
La nueva empresa busca 875 millones de dólares en inversión. En el prospecto para inversionistas de la empresa, obtenido por la AP, se indica que planea registrarse en Abu Dabi.
En una entrevista realizada en enero con la AP, Kessler culpó del fracaso del proyecto senegalés a la forma en que se estructuró la oferta pública de African Agriculture. Señaló que esta vez no había planes para una oferta pública.
Afirmó que el proyecto de su nueva empresa duplicaría la producción de maíz en esos países y describió a African Food Security como “la empresa de desarrollo más increíblemente importante del planeta”. Afirmó que han comenzado a cultivar maíz en 200 hectáreas en Camerún.
Varios expertos que han analizado el prospecto plantearon preocupaciones sobre sus afirmaciones, entre ellas, una proyección inusualmente alta de producción de maíz. Kessler rechazó esas preocupaciones.
“Cuando era CEO de African Agriculture, Kessler también hizo grandes afirmaciones sobre la producción de alimentos, creación de empleos, exportaciones y retorno de las inversiones, las cuales no rindieron frutos”, afirmó Renée Vellvé, cofundador de GRAIN, una organización sin fines de lucro a favor de los derechos de la Tierra con sede en España.
El revuelo sin pruebas fue una estrategia clave de African Agriculture, señaló su exdirector de operaciones, Javier Orellana, que afirmó que se le deben 165.000 euros (178.000 dólares) en salarios caídos tras dejar la empresa en 2023
Dijo a la AP que sospechaba de la valuación de la empresa en 450 millones de dólares.
“Conozco bien la industria de la agricultura y (450 millones de dólares) no cuadran”, dijo Orellana y añadió que se quedó debido a que la empresa le dio lo que calificó como una oferta muy atractiva.
Al final, una acción de African Agriculture vale ahora menos de un centavo de dólar.
“Esperamos con ansias volver a Senegal” dijo Kessler. “Somos apreciados ahí”. Nos han dado la bienvenida de vuelta”.
___
Para más información sobre África y el desarrollo, visita: https://apnews.com/hub/africa-pulse
___
The Associated Press recibe apoyo financiero de la Gates Foundation para la cobertura en la salud y el desarrollo mundial en África. La AP es la única responsable de todo el contenido. Encuentra los estándares de la AP para trabajar con organizaciones filantrópicas, una lista de las fundaciones y las áreas de cobertura que financian en AP.org.