VIENA (AP) — El director de la agencia nuclear de la ONU anunció que viajará a Moscú el martes para conversaciones con funcionarios rusos sobre la seguridad nuclear en Ucrania.
Rafael Mariano Grossi, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica, hizo el anuncio el lunes en el primer día de una reunión de la junta de gobernadores del organismo en Viena. De momento no hubo confirmación por parte del Kremlin.
“La situación sigue siendo sumamente frágil”, dijo Grossi a reporteros en referencia a la planta nuclear de Zaporiyia en el sudeste de Ucrania.
La seguridad de la instalación, la mayor planta nuclear de toda Europa, es “de enorme importancia en cuanto a la paz y la seguridad internacional”, declaró Grossi.
Grossi añadió que “la intención” es reunirse con el presidente ruso Vladímir Putin, pero aclaró que será cuestión de Moscú, como anfitrión de las conversaciones, confirmarlo o no.
Grossi se reunió por última vez con Putin en octubre de 2022.
Grossi visitó Ucrania en febrero y cruzó el frente para visitar la planta nuclear de Zaporiyia en persona, como parte de los esfuerzos del OIEA para evitar un desastre nuclear en medio de la guerra. También se reunió con el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy.
Grossi dijo a reporteros en Viena que consideraba importante mantener un diálogo con ambas partes.
Añadió que espera abordar “temas técnicos” sobre “el futuro del status operativo de la planta". Dijo que si la planta de Zaporiyia, que actualmente está apagada en enfriamiento, ha de reiniciarse, tendrá que discutir “qué tipo de evaluación de seguridad” se deberá hacer. Indicó que tendrá que hablar sobre el tema de las fuentes externas de energía ya que lo que el OIEA ve actualmente es “estrecho y frágil”.
El OIEA ha expresado varias veces su alarma sobre la situación en Zaporiyia en medio de temores sobre una catástrofe nuclear. La planta repetidamente ha caído en fuego cruzado desde que Rusia lanzó su invasión de Ucrania el 24 de febrero de 2022 y capturó la instalación poco después.
Los seis reactores de la planta llevan meses apagados, pero la instalación todavía necesita energía y personal experto para operar los cruciales sistemas de enfriamiento y otros mecanismos de seguridad.
La planta perdió ocho veces sus fuentes de energía desde el inicio de la guerra, lo que la obligó a depender temporalmente de generadores a diésel, en medio de dificultades en cuanto al personal.