WASHINGTON (AP) — Donald Trump, el desarrollador inmobiliario convertido en presidente de Estados Unidos, ha revelado su estilo de diplomacia durante las primeras semanas de su nuevo mandato: se parece mucho a un acuerdo comercial de alto riesgo, y su principal objetivo es ser él quien gane en la transacción.
Las tácticas son evidentes en su inminente guerra comercial con Canadá y México, en su enfoque sobre la guerra entre Rusia y Ucrania y en la selección del primer país que visitará en su segundo mandato.
“El presidente Trump aborda la diplomacia y se involucra de una manera muy transaccional, con la economía como base y factor determinante de los asuntos internacionales”, explicó Keith Kellogg, teniente general retirado y enviado especial del presidente a Ucrania y Rusia, en un evento en Washington la semana pasada.
Para Trump, de 78 años, se trata de tener el poder para negociar, no una cuestión de amistad; de dólares tanto como de valores; y del poder duro frente al poder blando.
No es sólo una cuestión de estilo de negociación. Está en juego el orden internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial, en un momento en que las acciones de Trump generan dudas sobre el liderazgo estadounidense en todo el mundo.
Él da forma a una política exterior que mira más hacia el interior y es consciente de los resultados, que desestima las influencias estadounidenses de poder blando como la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), por considerarlas cuestionables y plagadas de derroches, e insinúa que Washington podría no defender a los miembros de la OTAN que no cumplan con los parámetros de gasto de defensa establecidos por la alianza.
La política y los presidentes son, hasta cierto punto, todos transaccionales. Pero Trump, quien cimentó su nombre y se hizo de una imagen de intrépido negociador inmobiliario, lleva su postura a otro nivel al navegar en un mundo cada vez más complejo.
En su vida previa como titán inmobiliario, el presidente republicano veía cada acuerdo como uno en el que había ganadores y perdedores claros. En su regreso a la Casa Blanca, inyecta de manera más demostrable un enfoque de “qué gano yo con esto” en sus tratos con amigos y enemigos.
Edward Frantz, historiador de la Universidad de Indianápolis que ha estudiado la presidencia estadounidense, expuso que el enfoque de “libro contable” de Trump podría no ser la forma más práctica de conducir la diplomacia.
Frantz resaltó que Trump, quien es de la generación de la posguerra y aficionado al fútbol americano, parece inspirado en su política exterior por el ideario de Vince Lombardi, legendario entrenador de fútbol americano profesional, quien dijo la famosa frase: “Ganar no lo es todo. Es lo único”.
“Pero la diplomacia, especialmente en un mundo más complicado, podría ser más parecida al fútbol”, sostuvo Frantz. “A veces sólo necesitas un empate. A veces simplemente necesitas sobrevivir y seguir adelante”.
Trump les dijo a los periodistas el jueves que decidió elegir a Arabia Saudí para su primera visita al extranjero de su nuevo mandato porque el reino rico en petróleo acordó hacer una gran inversión en Estados Unidos durante los próximos cuatro años.
“Ellos se han vuelto más ricos, todos hemos envejecido. Así que dije: ‘Iré si pagan un billón de dólares, 1 billón de dólares a empresas estadounidenses’”, declaró Trump. También hizo del reino su primera parada en el extranjero durante su primer mandato en la Casa Blanca después de que los saudíes prometieran 450 mil millones de dólares en inversiones en Estados Unidos.
Trump reconoció que el Reino Unido, uno de los aliados más antiguos de Estados Unidos, tradicionalmente ha sido el país al que los presidentes estadounidenses hacen el primer viaje de sus gobiernos. Pero el dinero habla.
En sus tratos con el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy y el mandatario ruso Vladímir Putin, Trump se ha centrado mucho en quién tiene la ventaja. Putin tiene “las cartas” y Zelenskyy no, según ha dicho Trump en repetidas ocasiones.
Parece que Zelenskyy ha hecho algunos avances para apaciguar a Trump, luego de que su problemática reunión reciente en el Despacho Oval concluyó con críticas de Trump y el vicepresidente JD Vance al gobernante ucraniano por lo que dijeron fue insuficiente gratitud por las decenas de miles de millones de dólares en ayuda brindada por Washington en los tres años que han pasado desde que Rusia invadió.
Zelenskyy expresó posteriormente que la forma en que se desarrolló esa reunión fue " lamentable ". También dejó en claro que está listo para firmar un acuerdo de minerales con Estados Unidos que Trump quiere, incluso sin las garantías de seguridad estadounidenses explícitas que los ucranianos desean.
En su discurso del martes ante una sesión conjunta del Congreso, Trump reconoció los empeños de Zelenskyy para mejorar las relaciones. El mandatario estadounidense también anunció planes para enviar asesores de alto nivel a Arabia Saudí esta semana con el fin de conversar con funcionarios ucranianos.
Pero poco después Trump volvió a criticar a Zelenskyy, diciendo que no tiene la ventaja para seguir en la guerra con Rusia.
“Encuentro más difícil, francamente, tratar con Ucrania; y ellos no tienen las cartas”, declaró Trump. “En términos de obtener un acuerdo final, podría ser más sencillo tratar con Rusia, lo cual es sorprendente porque ellos tienen todas las cartas”.
La presión de Trump sobre Zelenskyy —y su giro hacia Moscú— marcan un cambio significativo respecto de la política exterior estadounidense tradicional hacia Rusia desde la Guerra Fría.
Otros antes de Trump, incluidos los presidentes Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama, intentaron mejorar las relaciones con Rusia, pero quizás nunca en un momento tan tenso. El profundo escepticismo hacia Moscú, incluso en los mejores momentos de la relación, ha sido la postura operativa estándar tanto de los gobiernos republicanos como de los demócratas.
Pero Trump, quien se postuló con la promesa de poner fin a la guerra rápidamente, se ha alejado del enfoque del presidente demócrata Joe Biden de no tomar ninguna decisión importante que pueda afectar a Ucrania sin que Kiev esté involucrado.
Al mismo tiempo, el nuevo gobierno republicano ha dado pasos hacia una línea más cooperativa con Putin, por quien Trump ha mostrado admiración desde hace tiempo.
Trump ha ordenado una pausa en la ayuda militar estadounidense y en el intercambio de información de inteligencia con Kiev, ha detenido las operaciones cibernéticas contra Rusia que realizaba el Comando Cibernético de Estados Unidos, y ha desmantelado un programa destinado a confiscar los activos de los oligarcas rusos como medio para castigar al Kremlin por su invasión.
Kellogg, quien también trabajó en la primera Casa Blanca de Trump, recordó haber sido testigo del “enfoque de diplomacia transaccional” de Trump al inicio de su primer mandato. Agregó que la primera pregunta del presidente en las reuniones con gobernantes extranjeros era a menudo la misma.
“Según me percaté la primera vez que estuvimos en la sala del Gabinete, cuando un funcionario extranjero ingresaba, el comentario era: ‘¿Cuál es el desequilibrio en la balanza comercial entre nuestras dos naciones?’”, recordó Kellogg en un discurso en el evento del Council on Foreign Relations, un centro de investigación sin fines de lucro.
El registro de las transacciones comerciales ha sido una prioridad para Trump, ya que sostiene que durante demasiado tiempo Estados Unidos ha sido engañado por amigos y adversarios, incluidos sus vecinos Canadá y México.
La semana pasada, Trump anunció aranceles del 25% a muchas importaciones de México y a algunas importaciones de Canadá, en medio de temores generalizados sobre las consecuencias económicas de una guerra comercial más amplia. Luego pospuso la mayoría de ellos.
La Casa Blanca insiste en que el objetivo de los aranceles pendientes es detener el contrabando de fentanilo. En ocasiones Trump también ha planteado que la cuestión de los aranceles podría resolverse si se solucionara el déficit comercial.
El presidente volvió a vituperar a Canadá el viernes, esta vez quejándose de políticas que, según él, perjudican a los productores de lácteos y a la industria maderera estadounidenses. Dijo que actuará pronto para equilibrar la balanza con Ottawa mediante aranceles recíprocos.
“Canadá nos ha estado estafando durante años con la madera y los productos lácteos”, se quejó Trump.
El primer ministro canadiense Justin Trudeau, a quien Trump ha denigrado al llamarlo gobernador del estado 51 de Estados Unidos, respondió que su país no claudicará en la guerra comercial de Trump.
El episodio ha subrayado la disposición de Trump a recurrir al poder duro para resolver las diferencias, incluso si eso significa poner a prueba una de las alianzas más duraderas y amistosas del mundo.
El centroizquierdista Trudeau estaba tan desconcertado por la decisión de Trump que incluso citó la página editorial marcadamente conservadora del Wall Street Journal para recalcar el argumento de que esta pelea era innecesaria.
“No acostumbro estar de acuerdo con el Wall Street Journal”, declaró Trudeau. “Pero Donald, ellos señalan que, aunque tú eres un tipo muy listo, hacer esto es algo muy tonto”.
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El corresponsal de la AP Zeke Miller contribuyó a este despacho.