BANDA ACEH, Indonesia (AP) — Dos décadas después de que un catastrófico tsunami destruyera su aldea, Tria Asnani todavía llora al recordar cómo perdió a su madre mientras intentaba escapar de las gigantescas olas.
Asnani, ahora maestra de escuela, tenía 17 años en ese momento. Su padre, que era pescador, nunca regresó del mar. Ella no sabe cómo sobrevivió. “No sé nadar. Sólo podía confiar en el dhikr (oración islámica)”.
El 26 de diciembre de 2004, un poderoso terremoto de magnitud 9,1 frente a la costa de la isla indonesia de Sumatra desencadenó un tsunami que mató a unas 230.000 personas en una docena de países y llegó hasta el este de África.
Pero la provincia de Aceh en Indonesia, ubicada más cerca del epicentro del terremoto y con 18 de sus 23 distritos y ciudades en la línea costera del lado norte de Sumatra, se llevó la peor parte del desastre, ya que en ella se registraron más de la mitad del total de muertes reportadas.
Las áreas más afectadas se encontraban en Aceh Besar y Banda Aceh, según la Agencia de Manejo de Desastres de Aceh.
El pueblo de Lampuuk, donde vivía Asnani, se encuentra en una comunidad de pescadores en Aceh Besar, conocida por sus playas de arena blanca y aguas turquesas. Sin embargo, ese día, fue uno de los más afectados, con olas de más de 30 metros (98 pies) de altura que cambiaron la línea costera en Aceh y generaron hundimientos del terreno después del terremoto.
Los edificios junto a la costa fueron arrasados excepto por la mezquita Rahmatullah, a 500 metros (1.600 pies) de la costa, y a aproximadamente 1 kilómetro (0,6 millas) de la casa de Asnani.
Después del desastre, miles de personas, entre ellas Asnani, tuvieron que reubicarse para comenzar de nuevo. Asnani se mudó con su tío a otra región en Aceh para continuar sus estudios. Después de casarse, regresó en 2007 a la casa de sus padres, la cual fue reconstruida con la ayuda del gobierno turco y vivió allí durante 10 años.
Muchos donantes y organizaciones internacionales aportaron dinero para ayudar a reconstruir las áreas afectadas que perdieron escuelas, hospitales e infraestructura básica, con estructuras más fuertes que antes del tsunami.
El Centro de Investigación de Mitigación de Tsunamis y Desastres en la Universidad Syiah Kuala en Aceh registró más de 1.400 escuelas destruidas, y unos 150.000 estudiantes tuvieron que interrumpir sus estudios debido a las olas destructivas, según en un informe publicado en 2019.
También se construyeron tres “edificios de escape” en un área relativamente más segura para acomodar a miles de personas en caso de un terremoto y tsunami.
En toda la provincia, todavía se observan las secuelas del tsunami.
El Museo del Tsunami de Aceh, en Banda Aceh, alberga fotos de las secuelas y restos de vehículos, un recordatorio constante de lo que se perdió ese día. Las autoridades locales también han convertido una planta de energía flotante que el tsunami arrastró unos 6 kilómetros (aproximadamente 4 millas) tierra adentro en otro lugar conmemorativo.
Ambos lugares se han convertido en los destinos turísticos más populares de la zona.
Pero el desarrollo nunca se detiene, y 20 años después del tsunami, la costa de Aceh está repleta de viviendas residenciales, cafés y restaurantes, así como instalaciones de apoyo turístico, mientras que en algunas áreas se están extrayendo arena y piedra de las colinas.
Fazli, jefe de preparación en la Agencia de Manejo de Desastres de Aceh, dijo que inicialmente el gobierno estipuló que no debería haber actividad hasta 1 kilómetro (0,6 millas) de la costa. Pero, con el tiempo, muchos pescadores desplazados regresaron a sus hogares costeros originales, atraídos por sus medios de subsistencia y lazos con el mar, a pesar de haber recibido viviendas en otros lugares.
También dijo que la agencia “le ha proporcionado información a la población de Aceh” para enfrentar un posible tsunami. “La gente ya sabe qué hacer”, dijo Fazli, quien, como otros indonesios, usa un solo nombre.
Siti Ikramatoun, una socióloga en Banda Aceh, dijo que a pesar de años de recuperación y reconstrucción, la gente de Aceh debe mantenerse alerta.
“Si la gente lo vivió (el tsunami), pueden tener cierto instinto para preverlo. Pero aquellos que no tienen la experiencia, no sabrán qué hacer”, dijo Ikramatoun.
Varias comunidades en Aceh conmemoran el tsunami anualmente junto con el gobierno y las autoridades locales.
En Banda Aceh, las comunidades artísticas difunden información sobre desastres a través de actuaciones teatrales o musicales a principios de diciembre que pueden ser más fáciles de seguir para la gente y están dirigidas a todos los grupos, incluidos aquellos nacidos después del tsunami.
Muslina, una funcionaria pública de 43 años de edad, llevó a su hijo menor al Museo del Tsunami de Aceh para ver uno de los espectáculos. Perdió a familiares hace 20 años y quiere asegurarse de que siempre sean recordados.
“Antes mi hijo me preguntaba si podría haber otro tsunami cuando creciera”, dijo. “Le dije que no lo sé. Sólo Dios sabe, pero si hay un terremoto fuerte y el agua del mar retrocede, corremos, corremos, corremos para encontrar terreno más alto”.
___
Esta historia fue traducida del inglés por un editor de la AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.