Parado junto a una larga fila de camiones detenidos, el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, declaró el sábado que esa la hora de “realmente inundar Gaza con ayuda para salvar vidas” y habló de la “indignación moral” que provoca el hambre dentro del enclave. Exhortó a un cese de fuego inmediato entre Israel y Hamás.
Guterres habló en el lado egipcio de la frontera, no lejos de la ciudad de Rafah, en el sur de Gaza, que Israel planea atacar por tierra a pesar de las advertencias sobre una catástrofe en potencia. Más de la mitad de la población de Gaza se ha refugiado allí.
“Cualquier nuevo asalto empeorará aún más las cosas, para los civiles palestinos, para los rehenes y para toda la gente de la región”, dijo Guterres.
En la víspera, el Consejo de Seguridad de la ONU no logró un consenso sobre la redacción de un proyecto de resolución presentado por Estados Unidos en apoyo a un “cese de fuego inmediato y sostenido”.
Guterres mencionó reiteradamente las dificultades para llevar ayuda a Gaza, que las agencias internacionales de ayuda atribuyen en gran medida a Israel.
“Aquí desde este cruce vemos la angustia y la crueldad... una larga fila de camiones de socorro bloqueados de un lado de los portones y la larga sombra de la hambruna del otro”, dijo.
Ayuda en espera
Unos 7.000 camiones con ayuda aguardan en la provincia egipcia de Sinaí del Norte para entrar a Gaza, dijo el gobernador Mohammed Abdel-Fadeil Shousha en un comunicado.
Guterres añadió que “es hora de que Israel asuma un compromiso inquebrantable de... acceso total de los bienes humanitarios a Gaza, y en espíritu de compasión del Ramadán, también es hora de liberar inmediatamente a los rehenes”. Posteriormente, dijo a los periodistas que el cese de fuego humanitario y la liberación de los rehenes deben ser simultáneos.
Se cree que Hamás retiene a un centenar de rehenes y los restos de otros 30 que capturó en su incursión del 7 de octubre. Este ataque al sur de Israel dejó unos 1.200 muertos y detonó la guerra.
Alrededor de 1,5 millones de palestinos están refugiados en Rafah después de huir la ofensiva israelí en otras partes del territorio.
La ofensiva israelí ha matado a unas 32.000 personas, según las autoridades de salud de Gaza. Ha dejado buena parte del enclave en ruinas y desplazado al 80% de los 2,3 millones de habitantes.