El gobierno del presidente Donald Trump propuso el jueves una importante reforma al sistema de control del tráfico aéreo de Estados Unidos tras los recientes accidentes de aviones y fallos técnicos que han puesto de relieve la obsolescencia de la red.
El plan contempla seis nuevos centros de control del tráfico aéreo, junto con mejoras tecnológicas y de comunicaciones en todas las instalaciones de tráfico aéreo del país durante los próximos tres años, manifestó el secretario de Transporte, Sean Duffy. Hasta el momento no se ha revelado cuánto costará todo ello.
“Una negligencia de décadas nos ha dejado con un sistema obsoleto que muestra su antigüedad”, dijo expresó en declaraciones preparadas. “Construir este nuevo sistema es una necesidad económica y de seguridad nacional, y el momento de arreglarlo es ahora”.
El gobierno de Trump quiere añadir tecnología de fibra, inalámbrica y satelital en más de 4.600 ubicaciones, reemplazar 600 radares y aumentar el número de aeropuertos con sistemas diseñados para reducir las colisiones casi inminentes en las pistas.
Según el plan, también se construirían seis nuevos centros de control y se estandarizarían nuevos equipos y software en todas las instalaciones de tráfico aéreo.
El plan tiene un cronograma agresivo, y exige que todo esté terminado para 2028.
La semana pasada, la Comisión de Transporte e Infraestructura de la Cámara de Representantes calculó que la reforma del sistema de control del tráfico aéreo podría costar 12.500 millones de dólares, pero esa estimación se desarrolló antes de que el Departamento de Transporte revelara los detalles de su plan, por lo que no se sabe si esa cifra es razonable.
Trump afirmó el jueves que el plan revolucionará la aviación. “El nuevo equipo es increíble por lo que hace”, afirmó desde la Oficina Oval. Comenzó diciendo que incluso podría aliviar la necesidad de pilotos antes de agregar: “En mi opinión, siempre se necesitan pilotos. Pero ni siquiera sería necesario tener pilotos. Este sistema es increíble”.
El envejecido sistema y sus dificultades para manejar más de 45.000 vuelos diarios han sido objeto de un renovado escrutinio desde la colisión en el aire, ocurrida en enero sobre Washington, D.C., entre un helicóptero militar y un avión comercial, en la que murieron 67 personas.
Tras ese accidente, Trump prometió arreglar lo que llamó “un sistema viejo y roto” y abordar la escasez nacional de controladores de tráfico aéreo mientras culpaba al gobierno de Biden por ambos problemas.
Sin embargo, las debilidades dentro del sistema de control del tráfico aéreo se han mencionado durante años en audiencias ante el Congreso e informes gubernamentales. Las dificultades para mantenerse al día con el creciente tráfico aéreo se han reconocido desde la década de 1990, mucho antes de que Trump o Biden asumieran el cargo.
El plan de reforma del gobierno de Trump necesitará el respaldo del Congreso y la financiación suficiente para ser más efectivo que los anteriores esfuerzos de reforma, realizados durante las últimas tres décadas. Desde 2003, se han invertido más de 14.000 millones de dólares en mejoras, pero ninguna ha cambiado drásticamente el funcionamiento del sistema.
La Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) ha trabajado desde mediados de la década de 2000 para realizar mejoras a través de su programa NextGen.
Uno de los mayores desafíos de una actualización masiva es que la FAA debe mantener el sistema actual en funcionamiento mientras desarrolla uno nuevo y encuentra una forma de lograr una transición sin problemas. Esa es, en parte, la razón por la que la agencia ha buscado mejoras más graduales en el pasado.
La escasez de controladores y las fallas técnicas salieron a la luz en las últimas semanas, cuando un sistema de radar falló brevemente en el aeropuerto de Newark, Nueva Jersey, lo que provocó una ola de cancelaciones y retrasos de vuelos.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.