BUENOS AIRES (AP) — Después de más de 30 años de cautiverio en un zoológico reconvertido en parque ecológico de la capital argentina y una travesía de 2.700 kilómetros por tierra, la elefanta Pupy llegó el viernes a su nuevo hogar en un santuario para paquidermos en Mato Grosso, Brasil.
La alcaldía de Buenos Aires informó en un comunicado que la última elefanta que habitaba el “Ecoparque” porteño llegó a su destino “en perfecto estado de salud”.
La elefanta africana, de 35 años, fue trasladada por tierra dentro de una gran caja de hierro de gruesos barrotes, una misión para la que se le había entrenado durante varios meses.
De acuerdo a las autoridades argentinas, Pupy “no necesitó sedantes” durante el viaje de cinco días. Al llegar al santuario, ubicado en el municipio Chapadas Dos Guimarães, sus acompañantes veterinarios le abrieron la puerta, pero el animal permaneció en la caja de hierro. Añadieron que la alimentaron con cañas y sandías, su comida favorita, y le dieron un baño para refrescarla.
Pupy permanecerá en un cobertizo exterior mientras inicia la adaptación a su nuevo hogar, sin apuros. “Todo sucederá al ritmo que ella proponga”, detalló la alcaldía porteña.
En 2016, Buenos Aires puso en marcha la transformación de su centenario zoológico del barrio de Palermo en un parque ecológico de preservación de la biodiversidad y de conservación de especies autóctonas.
Como parte de ese proceso, se han trasladado más de 1.000 animales silvestres —como leones, tigres, osos y simios— a otros países donde gozan de mejores condiciones de vida. Un caso emblemático fue el de la orangutana Sandra, quien vive ahora en el Centro de Grandes Simios en Wauchula, Florida, donde se adaptó y tiene amigos de su misma especie.
Pupy, que había llegado al zoológico en 1993, es la última derivación de animales que realiza el parque ecológico de Buenos Aires.
Mara, de origen asiático y una compañera de Pupy en el zoológico, se encuentra desde 2020 en el enorme santuario de elefantes situado en el municipio Las lomadas de Chapada dos Guimarães donde los paquidermos pueden caminar al menos diez kilómetros por día.
Sin embargo, Pupy no se reencontrará con Mara en su nuevo hogar, “debido a las diferencias naturales entre ambas especies”, explicaron las autoridades. “El santuario está diseñado para mantener a los grupos separados respetando sus necesidades biológicas y comportamentales”.
El “Ecoparque” porteño continuará albergando animales exóticos que por edad o imposibilidad logística no pueden ser trasladados a otro hábitat.