CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Carlos Slim, un empresario mexicano de 85 años con una de las mayores fortunas del mundo, ofrece una vez al año una conferencia de prensa en la que analiza la coyuntura del momento. La del lunes giró en gran medida en torno al segundo mandato del presidente estadounidense Donald Trump y sus implicaciones para México.
A continuación presentamos un vistazo a algunas de sus reflexiones en sus cuatro horas de comentarios:
“Hay mucho que hacer. Sólo tiene cuatro años” para implementar su plan de gobierno, subrayó.
Slim conoció a Trump durante su primer mandato, cuando se estaba renegociando el tratado de libre comercio de América del Norte. En ese entonces dijo que Trump no era “terminator", sino "negociator”. Ahora, unas semanas después de haber estado en su toma de posesión, considera que la situación que enfrenta el mandatario estadounidense es muy complicada.
“Lo que tiene que hacer Estados Unidos es volver a ganar el liderazgo mundial”, sentenció.
El mexicano —cuyos negocios van desde las telecomunicaciones a la banca, la construcción, la minería y varias tiendas emblemáticas y cadenas de restaurantes— aseguró que, si pudiera aconsejarle, le diría que jugara a dos bandas: "por un lado (que) reduzca muchos gastos en ciertas cosas, y por otro lado los encauce a la inversión”.
En parte, consideró que Trump “ya está actuando" al reducir "gastos inútiles” de la mano del multimillonario tecnológico que ha incluido en su gabinete, Elon Musk, al que Slim no tuvo oportunidad de conocer en la ceremonia de investidura porque sólo le vio pasar corriendo durante la cena.
Reconoció que comparte algunas de las ideas de Musk, aunque dijo que debe tener cuidado porque a veces “se le está yendo la mano”, como cuando recortó al 80% del personal de la red social Twitter que adquirió. De hecho, Slim no lo consideraría un socio adecuado para él porque cree que toma decisiones demasiado arriesgadas.
Para Slim la imposición de aranceles “no funciona", ya que provocan un incremento inflacionario. "La tasa de interés ya no baja… esos aranceles no resuelven los problemas”, sino que más bien son una mera arma de negociación, apuntó.
“Los quito, los pongo”, y recordó como cayó la bolsa cuando Trump los anunció. “No va a ganar nada”.
Vio poco viable que finalmente Estados Unidos imponga aranceles generales a todas las exportaciones de México, y puso como ejemplo de ello el desplome bursátil. Además, señaló que la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum está cumpliendo con lo que ambos mandatarios acordaron la semana pasada, que los aranceles quedarían en pausa a cambio de que el gobierno mexicano reforzara la seguridad en la frontera.
Dijo también que cuando fue a Washington a la investidura de Trump no llevó ningún encargo del gobierno mexicano.
En lo que respecta a la complicada situación en la frontera entre ambos países —en la que se entremezclan la inmigración, el contrabando de personas, de drogas y de armas, y la inseguridad—, abogó por la implementación de más medidas de seguridad por parte de Estados Unidos y también de México.
En su opinión, es necesario un “doble cuidado: de aquí, para que no salga; y de allá, para que no entre... allá se quedan con la droga y el dinero, y acá con las armas y la violencia", explicó.
Le parece bien la apuesta de la presidenta, el llamado Plan México, para reducir importaciones, fomentar el desarrollo en ciencia y tecnología y multiplicar las inversiones, porque creará empleos. Pero subrayó que hay que mantener la inflación bajo control.
Agregó que México debería invertir el equivalente al 25% de su PIB este mismo año, y no el próximo como plantea el gobierno, y hacerlo en completa comunicación con la iniciativa privada.
Su grupo está dispuesto a seguir invirtiendo en distintos sectores, entre ellos el energético, pero se mostró suspicaz con el impacto que vayan a tener las reformas legales, tanto en materia judicial como en el sector energético, donde muchas todavía están en proceso de concretar detalles.
“Hay que ver cómo vienen las leyes para poder participar en algunos proyectos”, explicó.
Con relación a la situación de la manufactura en el país del norte, en el que hay zonas que solían ser industriales pero que han decaído debido a que los puestos de trabajo han sido trasladados al extranjero con el fin de disminuir costos, Slim considera que “no es buena”.
La nación “dejó de producir cosas, todas se las llevó fuera porque era más barato" fabricar en el extranjero. Eso, en su opinión, fue un error, según demostró la crisis de los semiconductores y el resurgimiento de esta industria en territorio estadounidense.
“Casi ningún país puede quedarse sin algo que es esencial para ellos", agregó. “Estados Unidos tiene que ver qué cosas puede producir y qué cosas no puede producir”.
Trump ha propuesto reducir los impuestos a las sociedades como un medio para atraer a las empresas de vuelta a territorio estadounidense, pero Slim cree que esa táctica por sí sola será insuficiente. Hay que “hablar con ellas para que tengan en cuenta que su país es Estados Unidos y que muchas cosas que hacen afuera" las pueden hacer en su país.
Rechazó la idea de que las mayores fortunas del mundo deban pagar mucho más impuestos, como proponen algunos, porque entonces esos inversores se irían a otra parte.
"El chiste es que se trabaje”, señaló, crear puestos de empleo y no limitarse a hacer donaciones.