CASABLANCA, Marruecos (AP) — Cuatro camioneros marroquíes secuestrados en África Occidental durante el fin de semana fueron liberados en Níger, dijeron las autoridades.
Los conductores fueron las últimas víctimas de la inseguridad en el Sahel, una árida franja de tierra al sur del Sahara donde grupos insurgentes como Estado Islámico del Gran Sahara han explotado en los últimos años los agravios locales para aumentar sus filas y expandir su presencia.
Los conductores transportaban equipos eléctricos desde Casablanca hasta Niamey, la capital de Níger, y llevaban más de 20 días recorriendo la ruta de 4.950 kilómetros (3.000 millas) cuando se reportó su desaparición el sábado, indicaron el secretario general del Sindicato de Transporte de Marruecos y un funcionario marroquí que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a realizar comentarios sobre el secuestro.
La Embajada de Marruecos en Burkina Faso dijo el lunes por la noche al sindicato que los cuatro conductores habían sido liberados y estaban a salvo en Niamey.
“Serán llevados de vuelta pronto”, dijo Echarki El Hachmi, el secretario general del sindicato. Sus vehículos y la carga que transportaban siguen desaparecidos, añadió.
Los transportistas decidieron no viajar con escolta militar por la ruta entre el noreste de Burkina Faso y el oeste de Níger. El funcionario marroquí apuntó que desaparecieron mientras viajaban por la frontera burkinesa-nigerina, desde la ciudad de Dori hasta la ciudad de Tera.
Se desaconseja que los camioneros circulen por esa ruta sin una escolta de seguridad. Según el Hachmi, un grupo armado no identificado los trasladó a un bosque remoto.
El funcionario marroquí indicó que no había pruebas que vincularan a un grupo en concreto con el secuestro. Las autoridades marroquíes no respondieron a preguntas sobre el pago de un posible rescate.
Las milicias regionales afiliadas al grupo extremista Estado Islámico y al Qaeda han expandido recientemente su actividad en el Sahel, que en los últimos años se ha visto trasformado por golpes de Estado militares y gobiernos dirigidos por juntas. En un intento de combatir la insurgencia, han reemplazado las colaboraciones en materia de seguridad con naciones occidentales por otras con grupos de mercenarios, incluyendo el Cuerpo África de Rusia.
Según Naciones Unidas, el terrorismo y el crimen organizado que ejercen los grupos insurgentes son una “amenaza omnipresente” en el Sahel.
Los militantes han matado a miles de personas en Burkina Faso, Mali y Níger y han desplazado a millones.
En 2024, 439 personas fueron secuestradas o desaparecieron de forma forzosa en los tres países, incluidas 150 a manos de IS-Sahel y un grupo vinculado a Al Qaeda que se conoce por su acrónimo JNIM, según datos de Armed Conflict Location & Event Data, una organización sin ánimo de lucro que recopila datos sobre la violencia.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.