TEL AVIV, Israel (AP) — El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, se sentará en el banquillo el martes en su largo juicio por presunta corrupción, dando inicio a lo que se espera sea un espectáculo de varias semanas que atraerá una atención indeseada hacia sus problemas legales mientras enfrenta una orden de arresto internacional por crímenes de guerra y continúa la guerra en Gaza.
Será la primera vez que un primer ministro israelí declare como acusado en un juicio penal, un hecho embarazoso para un líder que ha intentado cultivar una imagen de estadista sofisticado y respetado.
Durante sus comparecencias en el tribunal, Netanyahu responderá a cargos por fraude, abuso de confianza y sobornos en tres casos separados.
Se le acusa de aceptar puros y champán valorados en decenas de miles de dólares de un multimillonario productor de Hollywood a cambio de ayudarlo con sus intereses personales y empresariales. También se le achaca el haber promovido una normativa ventajosa para magnates de los medios de comunicación a cambio de una cobertura favorable de él y su familia.
Netanyahu niega haber cometido delito alguno y sostiene que las acusaciones son una caza de brujas orquestada por un medio hostil y un sistema legal sesgado que busca derrocar su largo gobierno. Su testimonio culmina años de escándalos en torno a su figura y a su familia.
"He esperado este día durante ocho años. Ocho años he esperado para exponer la verdad. Ocho años llevo esperando para derribar de una vez por todas estos cargos delirantes y absurdos contra mí”, dijo un Netanyahu desafiante en la víspera de su declaración. “Estas investigaciones nacieron del pecado. No hubo delito, así que encontraron un delito”.
De acuerdo con la ley israelí, un primer ministro con acusaciones en su contra no está obligado a renunciar. Pero los cargos contra Netanyahu han creado profundas divisiones en Israel, con manifestantes exigiendo su dimisión y antiguos aliados políticos negándose a participar en un gobierno con él, lo que desencadenó una crisis política que llevó a cinco elecciones en menos de cuatro años desde 2019.
A pesar de la presión, el divisivo Netanyahu ha rechazado los llamados a renunciar y ha utilizado su posición para atacar a las fuerzas del orden, los medios y los tribunales.
El proceso, que está previsto que dure seis horas al día, tres días a la semana durante varias semanas, ocupará una parte significativa de la jornada de Netanyahu, lo que lleva a sus críticos a preguntarse si puede gestionar de manera competente un país que libra una guerra en un frente, contiene las repercusiones de un segundo y mantiene un ojo en otras posibles amenazas regionales, incluyendo Irán o la reciente caída de Bashar Assad en Siria.
Un tribunal israelí rechazó un pedido de los abogados de Netanyahu para reducir las horas de declaración previstas, así como varias solicitudes más para retrasar el inicio del testimonio, que dijeron eran necesarias debido al apretado calendario del primer ministro y a los importantes desafíos que enfrenta el país.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.