SAN FRANCISCO (AP) — Menos de un año después de su auge meteórico, la compañía detrás del ChatGPT reveló el futuro que tiene en mente para su tecnología de inteligencia artificial al lanzar una nueva línea de productos chatbot que pueden ser usados para una amplia gama de tareas.
“Eventualmente, podrás simplemente decirle a la computadora lo que necesitas y ella hará todas esas tareas por tí”, declaró el CEO de OpenAI, Sam Altman, a una entusiasta multitud de unos 900 desarrolladores de software y otros asistentes. Fue la primera conferencia de desarrolladores de OpenAI, siguiendo la tradición de presentaciones tecnológicas que empezó Apple hace décadas.
En una vasta sala que fue antes un concesionario de Honda en San Francisco, OpenAI, develó una versión nueva, llamada GPT-4 Turbo, capaz de recabar información sobre acontecimientos mundiales y culturales incluso tan recientes como abril de 2023, a diferencia de versiones anteriores que no podían responder preguntas relacionadas con hechos ocurridos después de 2021.
También presentó la nueva versión de su modelo de inteligencia artificial, llamado “GPT-4 With Vision”, o GPT-4V, que permite al chatbot analizar imágenes. En una monografía de septiembre, la compañía demostró cómo la herramienta puede describir imágenes a personas ciegas o que tienen poca visión.
Altman dijo que ChatGPT tiene más de 100 millones de usuarios activos por semana y 2 millones de desarrolladores, atraídos “únicamente por recomendación de boca en boca”.
Altman también develó una nueva línea de productos llamados GPTs que permitirán a los usuarios elaborar sus propias versiones de ChatGPT hechas a la medida para tareas específicas.
La senda hasta este evento inaugural de OpenAI ha sido algo inusual. La compañía fue fundada en 2015 como un instituto de investigaciones científicas sin fines de lucro, pero saltó a la fama hace menos de un año al lanzar un chatbot que ha provocado entusiasmo, temor y exhortos a establecer normas que regulen el vertiginoso avance de esa tecnología.
La conferencia tiene lugar una semana después que el presidente estadounidense Joe Biden firmó una orden ejecutiva para establecer las primeras normas de protección ante la tecnología de la IA.
Usando el Acta de Producción para la Defensa, la orden exige que todos los desarrolladores que usen OpenAI, su fuente financiera Microsoft y competidores como Google y Meta compartan información con el gobierno sobre sistemas que tengan “un nivel tan altos de rendimiento” como para ser un riesgo a la seguridad.
La orden se basó en compromisos hechos voluntariamente por desarrolladores de la IA en meses previos.
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O’Brien reportó desde Providence, Rhode Island.
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The Associated Press y OpenAI tienen un acuerdo de licencias que permite que parte de los archivos de texto de la AP sean usados para entrenar al modelo lingüístico de la compañía tecnológica. La AP recibe una tarifa no divulgada por el uso de dicho contenido.