El 24 de julio de 2010 llegaron al aeropuerto Ingeniero Taravella, de la ciudad de Córdoba. Eran seis barrabravas cordobeses, de Belgrano, Instituto y Talleres que acababan de ser deportados de Sudáfrica, donde se disputaba el Mundial de Fútbol. Días antes, habían estado mirando, en vivo y en directo, con ciertos lujos, cómo el seleccionado argentino le ganaba a Nigeria en el debut. Pero la ilusión copera para ellos no llegó muy lejos. Horas después del partido, la Policía sudafricana los detuvo en Pretoria. Tras varios días arrestados, fueron deportados.
Los seis eran parte de los más de 350 argentinos que conformaron la insólita organización autodenominada "Hinchadas Unidas Argentinas" (cerca de 350 barras del fútbol de Primera y el Ascenso). Entre los que regresaban a la fuerza, estaba Sergio "Tomatón" Busso, de la facción "La Fiel" de Talleres. Prometieron iniciar un millonario juicio contra el estado sudafricano, ya que dijeron haber sido discriminados.
Casi dos años después, el 26 de junio de 2012, otra vez "Tomatón" Busso fue noticia en La Voz del Interior . Esa madrugada, quedó detenido luego de que muriera baleado un joven de 23 años en la primera sección de barrio José Ignacio Díaz, al sudeste de la ciudad de Córdoba.
La fiscal Eve Flores, que suplía la licencia de su colega Víctor Chiapero, lo imputó del supuesto delito de "homicidio agravado por el uso de arma".
Todo ocurrió minutos después de la medianoche. Al parecer, dos personas intentaron irrumpir en el domicilio de Busso, en calle Escobar, donde tiene una despensa con carnicería y verdulería (para los vecinos se trata de una de las "mejores" casas de la cuadra). A casi tres cuadras de allí, en Carlos Gervasoni al 2600, cayó malherido Cristian David Godoy (23), con un balazo en la cabeza. Su compañero, quien también habría resultado herido, se perdió en la oscuridad.
Aquella mañana, la esposa de "Tomatón", dijo a la prensa: "Estábamos durmiendo y escuchamos ruido. Cuando salimos al patio, nos dijeron los vecinos que ladrones estaban saltando y mi marido salió a perseguirlos". Según el relato de la mujer, se produjo un forcejeo en el que un balazo dio en la cabeza de Godoy. "El arma era de ellos, nosotros no tenemos armas. Hace 11 años que tengo este negocio, es la primera vez (que nos roban)", agregó.
Discordia. Para los investigadores, no todo estaba tan claro: "Se está intentando determinar si había alguna discordia entre ellos (el muerto y el detenido), algo de vieja data o si fue una 'bronca' del momento". "La muerte –agregó en esa oportunidad un investigador– se produjo a unas tres cuadras de donde tiene el negocio, no hay testigos de cómo se produjo por la hora en que ocurrió, pero hay vecinos que aseguran que Busso llegó en un vehículo al lugar en el que estaba el chico tirado y le preguntó dónde estaba 'el otro'".
Y en relación a si la Policía manejaba datos de un supuesto intento de asalto, la fuente subrayó: "Nadie llamó al 101 a esa hora".
Un vecino agregaría más datos al programa El show de la mañana : "Estaba viendo televisión cuando escuché entre seis y ocho balazos; después, escucho los gritos de un muchacho pidiendo auxilio y diciendo 'dejame y dejame'".
Cuando regresó, el fiscal Chiapero modificó la figura legal que pesaba sobre Busso y lo imputó por el supuesto delito de "exceso en la legítima defensa", que plantea una pena mucho más baja.
El viernes, consultado por este diario, Chiapero señaló que los elementos reunidos hacían presumir esa calificación, por lo que Busso había quedado libre bajo fianza mientras el proceso penal continuaba.
El viernes 15 de febrero último, José Ignacio Díaz tuvo una noche convulsionada. A las 21.05, desde la primera sección fue llevado hacia el Hospital de Urgencias Juan Manuel Toranzo (26), tenía tres balazos en las piernas. Había sido herido por otra persona de la misma zona con la que en los últimos tiempos discutían con frecuencia. En el hospital, alguien dijo que le habían disparado "para robarle".
Los tiros no amilanaron al vecindario. Esa noche, en la plaza principal de la primera sección, se desarrolló la primera noche de los festejos del Carnaval. Había murgas, comparsas y, sobre todo, mucha droga. "Los 'quioscos' que rodean ese sector vendieron a full , había varios chicos dados vuelta y tuvieron que interrumpir el carnaval porque era un desastre", relató una mujer que estuvo en ese lugar.
Familias y parejas que habían ido a pasear, optaron por regresar rápido. Los adolescentes y más grandes, pasados de drogas, generaban continuos disturbios.
El otro crimen. Toranzo murió a las 9.25 del sábado 16. "¡Los voy a matar a todos!", gritaba esa mañana una joven allegada a Toranzo.
Como se ha tornado habitual en diferentes barrios de Córdoba, el "ojo por ojo" se dirime allí mismo, lejos de la Justicia y de la Policía.
Cerca de las 10, apareció un hombre armado que se paró frente a la Casa 5 de la Manzana 33, en el aledaño barrio Cooperativa Los Andes. Diez balazos escupió y mató al dueño de la vivienda, Juan Roberto Pinto (52). Otro proyectil rozó en el mentón a su esposa y terminó alojado en el brazo de uno de sus hijos, de 16 años.
Por el crimen de Pinto, el jueves último la fiscal María Antonia de la Rúa ordenó la detención de "Tomatón" Busso (36), sospechado de ser el que se disparó contra la casa (la mujer de la víctima lo habría identificado). El viernes a la madrugada, fue capturado en una casa de su barrio por el supuesto delito de "homicidio agravado".
El barra de Talleres, según confirmó el comisario mayor Fabián Juárez, de Homicidios, es tío de la pareja de Toranzo. "Cuando nos dijeron que de nuevo estaba en el barrio no lo podíamos creer", agregó otra fuente con acceso a la causa.
Menos de ocho meses después, otra vez era detenido por un homicidio.
Según la investigación, la muerte de Pinto sería una venganza por el crimen de Toranzo, ya que se sospecha que a este lo mató un hijo de aquél, hoy prófugo. Lo tiroteó por una discusión del momento, pero la verdadera causa de la rivalidad, no está aclarada.
Relaciones. La raíz de los enfrentamientos podrían estar relacionados a las disputas por la venta de drogas en el sector, ya que ambos bandos tendrían allegados comprometidos en ese comercio ilegal, según aseguraron los vecinos.
No obstante, no hay hasta ahora en la Justicia Federal ninguna investigación por estupefacientes que los comprometa.
