Este comentario no significa que seamos pesimistas respecto del futuro mediato de nuestro país. Al margen de algunas decisiones políticas que no nos conforman, el camino emprendido últimamente por este nuevo Gobierno es el más correcto de las ultimas administraciones.
Sólo advertimos que una situación tan comprometida como la heredada en diciembre del año pasado no se puede revertir en tan poco tiempo, por más fuerzas del cielo que nos ayuden, y que hay que ir con conocimientos y mucha prudencia.
Hipótesis
Trataremos de desentrañar, en primer lugar, lo que significa este fenómeno tan famoso por estos días que se denomina “carry trade”. En buen romance, se trata de una estrategia de inversión financiera también denominada “bicicleta financiera”.
En segundo término, comentaremos lo que en estos meses está ocasionando esta modalidad (que no es nueva) dentro de la economía.
Y en tercer y último lugar, advertir cuáles son las consecuencias posibles al momento de desarmarse esta especulación.
Definiendo rápidamente, podemos decir que el objetivo de esta estrategia es obtener un beneficio entre las diferencias de los rendimientos y las depreciaciones de las monedas; es decir, los intereses en pesos que pagan las colocaciones y lo que se actualiza el valor del dólar u otras divisas, en un mismo período.
Mecánica de la operación
Se materializa la operación cuando particulares o empresas se desprenden de tenencias en dólares, que pueden ser propias o mediante créditos obtenidos en esa moneda, vendiendo esas posiciones e invirtiendo los pesos en activos financieros, ya sean plazos fijos, fondos comunes de inversión, obligaciones negociables, bonos, etcétera.
Se aprovecha así un rinde mayor por parte de las inversiones en pesos, frente a una devaluación programada por el Gobierno de los dólares, o sea, una “tablita financiera” (que ya conocemos los argentinos). Y luego, cuando se sospecha que la moneda dura está ya muy subvaluada o que existen riesgos políticos –o de otra índole– que pueden provocar una devaluación, se vuelve a comprar las divisas para materializar una importante ganancia en moneda fuerte.
Beneficios particulares
Para tener una impresión de las grandes ganancias que se pueden obtener con este sistema, que es legal, el mes pasado hubo retornos de hasta un 16% en dólares, en un solo mes. Hay que considerar que la tasa de interés en los países fuertes, como EE.UU., es de alrededor del 5% ¡anual!
Quienes hicieron esta operación en octubre pasado con letras del Tesoro (Lecap) obtuvieron una ganancia en dólares del 15,6%; quien lo hizo con plazos fijos ganó el 10,7%, y quienes lo realizaron a través de fondos comunes de inversión obtuvieron el 10,5%, todos durante el lapso de un mes.
Para cerrar el comentario de estas inusuales ganancias, digamos que desde octubre de 2023 hasta el presente, o sea, en un año, las ganancias del carry trade con instrumentos a tasa fija acumularon un 155,7%... ¡en moneda más fuerte!
Esta operatoria financiera se ha visto favorecida últimamente por el blanqueo de capitales, pues la inmensa mayoría de los contribuyentes que se adhirieron, entre los más de 105 mil casos, al tener justificados esos fondos engrosaron estas actividades financieras.
Toda esta operatoria le viene significando una ayuda enorme al programa económico del Estado, pues incrementa enormemente la oferta o la venta de divisas, lo que seguramente está incidiendo en forma notable en la baja de las cotizaciones, y ello tiene un efecto importante en la desaceleración de la inflación. ¿Es una manera sustentable de lograr estabilidad? Lo veremos con los resultados finales.
Efectos secundarios y riesgos
Este fenómeno financiero se puede observar también en las emisiones de obligaciones negociables, que el mes pasado alcanzaron casi U$S 2.500 millones. Este incremento en las ON fue para aprovechar la demanda por la inversión de los pesos recogidos por las ventas de dólares, lo que, a su vez, hay que decirlo, benefició la inversión en la actividad privada.
Veamos, por último, cuáles son los riesgos posibles de esta operatoria a futuro.
En primer lugar, esas enormes ganancias que se logran con este sistema son estériles para la actividad económica, salen de la posición del país para ir a manos privadas, donde no hay seguridad de que todas se reinviertan en actividades productivas.
En segundo término, y esto es lo más preocupante, si sucediere algún problema político o económico importante en el país o alguna secuela desde el exterior, por el problema que sea, que traiga aparejado el miedo a que la apreciación del dólar se torne factible, y esa cantidad enorme de colocaciones en pesos pretenden retomar la posición original en monedas fuertes –es decir, salir a comprar, a demandar monedas fuertes– puede suceder lo que ya aconteció en muchas otras oportunidades en la Argentina: una brusca devaluación, de hecho o no, donde los valores atrasados buscan su nivel, en general al principio en forma exagerada, lo que provoca gran caos a la economía y, por ende, a la sociedad. En especial, a quienes no tienen la posibilidad de defenderse.
Lo único que puede desarmar estas posibilidades es un enorme incremento de la actividad productiva, porque en definitiva nuestro gran problema nacional no es de demanda sino de oferta, de cantidad de producción. Y para ello hay que lograr confianza, equidad, y reglas claras y estables.
* Contador público, licenciado en Ciencias Económicas, exprofesor de la UNC