Resulta inadmisible que, en un momento en que se necesita toda la infraestructura posible para potenciar el desarrollo del país, existan tantos problemas en una ruta tan indispensable como la autopista Córdoba-Rosario.
Esta obra vial presenta en la actualidad largos tramos con pozos, desniveles, banquinas en mal estado y cambios de material en la calzada.
Una de las consecuencias más directas es el riesgo de accidentes de tránsito. Pero eso no es todo.
La autopista es motor del desarrollo económico y social de la Argentina, por su capacidad para conectar dos polos estratégicos como Rosario y Córdoba. Con más razón si se tiene en cuenta que es parte de la vía que conecta a estas dos ciudades con Buenos Aires.
De más está decir que se trata de un camino clave para facilitar el comercio, promover el turismo y generar oportunidades en las localidades que se extienden en todo ese recorrido.
El tramo que une la Capital hasta Rosario tiene dos responsables. Uno es Caminos de las Sierras (del Gobierno de Córdoba) y el otro, Corredores Viales (del Gobierno nacional).
Vale destacar que el trayecto que va desde el peaje a Buenos Aires tiene más de 40 años y es de hormigón; en cambio, la ruta que ingresa a Córdoba tiene más de 25 años y es de asfalto.
“Debido a la cantidad de años, los mantenimientos de rutina no son suficientes y se necesitan intervenciones de mayor envergadura”, explican desde Caminos de las Sierras.
Agregan que entre 2023 y 2024 se destinaron 4.945 millones de pesos para la rehabilitación de los sectores más críticos del carril derecho en ambas calzadas, así como para la reconstrucción de la estructura de hormigón en algunos tramos (sentido hacia Buenos Aires).
Desde Corredores Viales, por su parte, señalan que en 2024 “la ejecución de obras estuvo al mínimo en aquellas vialidades que tenían un estado aceptable de transitabilidad porque la empresa comenzó el año con un déficit de 220 millones de dólares, que era cubierto con aportes del Gobierno de la gestión anterior, más 30 millones de dólares de deudas con proveedores”. Y agregan que este panorama inicial “obligó que todos los esfuerzos se concentraran en minimizar los gastos y lograr que la empresa sea autosustentable”.
Adelantaron que este año está previsto intervenir los 6 kilómetros que unen el distribuidor Río Segundo con el distribuidor Ruta 13, en la mano a Pilar, y los 10 kilómetros entre el distribuidor Capilla de los Remedios y la Circunvalación, en mano a Córdoba.
Todo esto confirma que durante el primer año de Javier Milei como presidente, la inversión en obra pública fue prácticamente cero. El Presidente lo repite cada vez que puede porque, afirma, ese gasto era sinónimo de corrupción.
Puede que eso sea cierto en parte, pero el problema es que una ruta necesita mantenimiento permanente. Especialmente cuando es una vía clave para la economía de varias provincias y, en definitiva, para todo un país.