Las relaciones familiares padecen los efectos colaterales de los tiempos difíciles que vive la inmensa mayoría de la sociedad. Situaciones que transitan los caminos opuestos a la sana convivencia y que llegan a inducir desenlaces impensados.
Desavenencias que, vale puntualizar, de ningún modo pueden justificar la violencia al extremo de la agresión física, sin olvidar los conflictos al parecer irreconciliables que se resuelven a punta de pistola.
La situación es sumamente preocupante y se refleja en las denuncias sobre violencia familiar y de género que se presentan casi a diario en los fueros pertinentes de la Justicia de la provincia de Córdoba.
Como informamos días atrás, hasta los primeros 10 días del mes en curso se habían receptado algo más de 400 denuncias, lo cual motivó la detención de 55 personas. Uno de los datos salientes refiere a que la mala relación involucra a distintos integrantes del grupo familiar; ya sea en el de las parejas convivientes con la mujer como víctima, peleas entre padres e hijos o entre hermanos.
Y, como desgracia mayor, el maltrato infantil, lo que demanda la intervención inmediata de la Justicia y del Estado en su amplitud con los organismos correspondientes.
Pese a la heterogeneidad de episodios denunciados, la violencia de género alcanza el 50% de los casos. Una cifra que pone una vez más el foco sobre la indefensión de la mujer ante el avance machista, a veces exacerbado por la ingesta desmedida de alcohol y de otras sustancias tóxicas.
Los antecedentes no son alentadores y llegan a causar zozobra en los despachos de Tribunales. En ese sentido, el fiscal Pablo Cuenca Tagle, advierte que este fenómeno desnuda una situación alarmante. Es decir, razona que el aumento de casos merece una mayor toma de conciencia ciudadana a tenor de la persistencia de la agresividad que sacude a los entornos familiares.
Basta recordar asimismo, que durante 2023 se registraron 15.099 denuncias en la Unidad Judicial de Violencia de Género, Familiar y Sexual del Polo de la Mujer. Y en 2024, esa suma trepó a 15.906, lo que representa una tendencia ascendente que ya se observa en los primeros días de 2025.
Las fiscalías especializadas han tomado nota de la gravedad de este entramado de mala convivencia, sobre todo cuando se detectan eventos de mayor gravedad. Estos desatinos tienen que ser neutralizados de modo de no engrosa las nóminas fatales, como el del jubilado de 71 años que, a pocos días de comenzar el nuevo año, mató a su hijo de 41 años al cabo de una feroz discusión en una vivienda del barrio Villa Adela, al sudeste de la ciudad de Córdoba.
La virulencia que se respira en las calles de Córdoba parece replicarse en hogares, con viejas y nuevas pendencias que en el momento menos esperado pueden detonar en una golpiza o, como ha sido dicho, en el crimen de un padre a su hijo o en un femicidio. Nadie puede permanecer indiferente.