Córdoba necesita unas 150 mil donaciones voluntarias anuales de sangre, pero las estadísticas oficiales apenas registran unas 70 mil. La mitad, en el mejor de los casos.
La Fundación Banco Central de Sangre informó estas cifras y otros datos conexos a propósito de una nueva conmemoración del Día Nacional del Donante Voluntario de Sangre.
Según su análisis, el 50 por ciento de las donaciones proviene de donantes de reposición. Son las personas que aceptan donar por un pedido concreto que reciben a través de su entorno familiar o social, para reponer unidades de sangre que ya se usaron para salvar la vida de familiares, amigos o conocidos.
Esto quiere decir que sólo unos 35 mil cordobeses donan sangre por año sin que medie ninguna solicitud específica. Si contemplamos que en la provincia viven más de tres millones y medio de habitantes, estaríamos hablando del uno por ciento de la población. ¿Por qué no podemos aumentar esa cantidad? ¿Hay desconocimiento, prejuicios?
Como hemos señalado en otras oportunidades, en muchos aspectos nuestra provincia no se diferencia del resto del país. Por lo tanto, con sus más y sus menos, la falta de donantes de sangre –y de órganos, podríamos agregar– es un problema recurrente al que deben hacer frente todas las jurisdicciones.
Los bancos de sangre proveen distintos productos sanguíneos para trasplantes, accidentados, cirugías, obstetricia, quemados y pacientes con cáncer. Situaciones críticas que no pueden esperar. Posponer por falta de sangre una operación, por ejemplo, implica dilatar la solución que un paciente requiere con cierta urgencia.
Podemos donar sangre periódicamente sin afectar en absoluto nuestro organismo. Es, además, un trámite sencillo. Quien tiene entre 16 y 65 años, pesa más de 50 kilos, se siente sano, no padece enfermedades transmisibles por sangre, no ha tenido contactos sexuales ocasionales sin protección ni se ha hecho tatuajes o perforaciones o cirugías en los últimos meses, es aceptado como donante.
Diferentes organizaciones sociales han sabido desarrollar campañas de sensibilización pública para promover la donación de sangre. La Unión Cordobesa de Rugby es un ejemplo: con puntos de donación en distintas localidades del interior provincial, quienes donaran en su nombre participaban de un sorteo con importantes premios, entre ellos una camiseta de Los Pumas.
En el ámbito deportivo, se recuerda la campaña que nucleó a los principales clubes de fútbol. Belgrano, Talleres e Instituto abrieron sus respectivas sedes para jornadas de donación.
La Universidad Nacional de Córdoba, a través del Laboratorio de Hemoderivados y la Secretaría de Extensión, suele implementar campañas específicas en asociación con varios municipios.
Y la Unión Cívica Radical supo montar en plena pandemia una unidad de atención a donantes en la Casa Radical de la capital provincial.
Estos ejemplos demuestran que desde diferentes sectores sociales se puede colaborar para llegar a potenciales donantes con un mensaje positivo que hace centro en la solidaridad.
Porque si entendemos la solidaridad como la adhesión a una causa sin que nos mueva un interés o beneficio particular, la donación de sangre la expresa de manera cabal.
