El deterioro alimentario de miles de personas se refleja en la concurrencia masiva a los comedores comunitarios que funcionan en la provincia de Córdoba, como también en la sostenida inscripción en programas estatales; por caso, para niños en edad escolar.
Se trata de familias de escasos recursos, impedidas de hacer frente a los costos de una canasta básica de alimentos. Y en ese contexto cobra dimensión el Programa de Asistencia Integral Córdoba (Paicor), vigente desde su creación en 1984, en los albores de la democracia, durante el primer gobierno de Eduardo Angeloz.
Pasaron casi 42 años, las crisis sociales continuaron atravesando a los sectores más empobrecidos de la población y, en ese marco de privaciones, el Paicor nunca ha dejado de sumar inscriptos en el extendido universo educativo.
Huelga señalar que frente a estas desigualdades, el Estado nacional y los gobiernos subnacionales y municipales poco acertaron en repensar políticas productivas y de crecimiento para combatir la pobreza.
En relación con el Paicor, los registros más recientes muestran con crudeza los efectos colaterales de la crisis. Como dimos cuenta días atrás, durante el año que concluye el Paicor tuvo un crecimiento considerable. A fines de 2024, el programa sumaba casi 250 mil beneficiarios, en tanto que al cierre de 2025 escaló a 309 mil inscriptos.
Habrá que examinar que ese notable incremento no obedecería a un mayor alumnado en las escuelas, sino, todo lo contrario, a la suma de niños, niñas y adolescentes que padecen la crisis alimentaria en sus hogares.
En porcentajes redondos, se trata de un 24% más de estudiantes que debieron recurrir el Paicor. Valga como ejemplo lo que sucedió este año con el colegio Alejandro Carbó, que por primera vez se sumó al programa integral.
Resta asumir otro desafío para nada menor: el receso escolar de verano ya comenzó, y la Provincia entrega módulos alimentarios para que los chicos consuman en sus hogares, en el marco de un plan educativo integral dentro y fuera de la escuela.
Aun con el cumplimiento del refuerzo en receso, el déficit alimentario no estará superado. El secretario General de la Gobernación y responsable del Paicor, David Consalvi, admitió algo que no es novedoso: ese aporte nutricional es el único alimento que reciben los menores durante el día. Una radiografía similar a la que se observa en los comedores y los merenderos populares.
Una realidad innegable que, según el funcionario, es transmitida a las autoridades por las directoras de escuelas y por las propias trabajadoras del Paicor. Un presente que poco contribuye al desarrollo de la minoridad, a menudo víctima, además, de los conflictos intrafamiliares.
El mundo asiste consternado al maltrato a la niñez en sus distintas formas; y la negación de una alimentación digna es una forma de vulneración de derechos.
El Paicor cordobés, que en paralelo debe trabajar en sus procesos internos para tornar más eficientes los recursos de los que dispone, es una vía de apoyo y resulta imprescindible honrar los compromisos.
