La situación laboral en el sector privado de Córdoba pareciera haberse estabilizado, tras un año en el que se perdieron más de 10 mil puestos de trabajo. Como las estadísticas se difunden con algún retraso, los números que se pueden analizar corresponden a septiembre.
Entonces, respecto de agosto, se registraron 253 empleos más. La ínfima diferencia positiva no es importante. Lo que importa es que de un mes a otro no hubo un saldo negativo.
En la comparación interanual, contra septiembre de 2023, en Córdoba se perdieron 10.767 puestos de trabajo formal privados. El piso mensual en la cantidad de empleados privados se habría dado en junio de 2024.
En julio y en agosto, hubo oscilaciones. Septiembre mostró un equilibrio respecto del mes anterior. La expectativa está depositada sobre octubre y noviembre. ¿Habrá empezado a recuperarse el empleo? ¿Habrá nuevas y preocupantes oscilaciones?
En este caso, como en varios otros, el Gobierno provincial intenta posicionarse a distancia del nacional. Por lo tanto, la Provincia ya destaca el Plan +26, que desde agosto habría incorporado al mercado laboral a 856 personas mayores de 26 años.
Los números son ínfimos y los períodos bajo análisis, muy cortos. De todas maneras, el objetivo del plan es promover el empleo de unas 10 mil personas, y aún no se alcanza el 10% de esa cantidad. Tampoco se puede evaluar si las incorporaciones se mantienen a largo plazo, o bien si empleados o empleadores descubren que no les conviene seguir adelante.
Visto en perspectiva nacional, la cuestión del empleo sigue siendo una de las principales preocupaciones de los argentinos desde que descendió la inflación. Hay quienes tienen miedo de perder su empleo actual. Hay quienes no consiguen un empleo mejor, aun cuando lo buscan. Hay quienes están desempleados hace tiempo y no pueden reinsertarse. Hay quienes están sobreempleados porque con un solo ingreso no pueden afrontar sus gastos.
A mediados de año, la Encuesta Permanente de Hogares del Indec marcó una desocupación del 7,6% de la población económicamente activa. En Córdoba, la tasa de desocupación fue del 8,3%. Pero, en paralelo, entre quienes tenían trabajo ya se detectaba un fuerte aumento de los ocupados y de los subocupados que buscaban empleo.
En suma, uno de cada tres cordobeses afrontaba problemas laborales: o no trabajaba o ganaba menos que lo requerido para vivir.
A nivel nacional, en los primeros ocho meses del año se perdieron más de 250 mil cuentas sueldos, una manera muy directa de advertir la caída del empleo formal. Córdoba puede estar entre las provincias con menor variación en ocupación laboral. Pero la situación no deja de ser complicada.
No resultará fácil ni rápido que el sector privado cree empleos de calidad, con salarios que permitan llegar a fin de mes, en la cantidad necesaria. Y hasta que eso no ocurra, seguiremos conviviendo con altas tasas de pobreza e indigencia, y con una brutal desigualdad.
La problemática laboral debiera ser prioridad absoluta para todas las autoridades y la dirigencia política, gremial y económica.