Los registros interanuales de siniestros viales siempre causan espanto. Con las fluctuaciones habituales respecto del número de personas fallecidas que van dejando estos episodios, lo cierto es que pasan los años y no se vislumbra una tendencia estadística pronunciada hacia la disminución de tragedias de estas características en rutas y en zonas urbanas.
No todos los episodios viales mortales son consecuencia de manejos imprudentes y temerarios de parte de automovilistas y de motociclistas.
Pero también hay que admitir que en la mayoría de los casos derivan de responsabilidades humanas, ya sea por conducir a velocidades extremas o por sentarse frente al volante en malas condiciones por una ingesta desmedida de bebidas alcohólicas o por usar un teléfono mientras se maneja.
Hace muchos años, un camionero jubilado supo decir que la peor hora para manejar es a las 7 de la mañana, “porque los que vienen de frente vienen dormidos”. Suena exagerado, pero advierte sobre los riesgos de conducir durante largas horas un vehículo sin tomar un mínimo descanso.
Con todo, las estadísticas siempre están para contabilizar una serie de dramas sobre ruedas de nunca acabar. Como informamos días atrás, durante 2025 ya se registraron más de 300 muertos en siniestros viales en la provincia de Córdoba. Todavía resta un puñado de días para terminar el año, lo que podría incrementar esa cifra luctuosa.
Con el agravante de que los choques, vuelcos y despistes también repercuten en el número de heridos con graves secuelas.
Y vuelve a tomar dimensión el caso de las motos. Sólo en noviembre pasado, 14 personas que se conducían en motocicletas fallecieron tras chocar con otro rodado o contra un objeto fijo. Como señala el informe, por lo general todas las víctimas fueron varones adultos jóvenes. Además, al menos 10 ciclistas se sumaron a la enumeración de tragedias.
Los datos surgen del relevamiento que desde 2007 realiza La Voz sobre la base de reportes oficiales de la Policía y de la Justicia provincial. Un objetivo periodístico tendiente a conocer en profundidad la fatídica secuencia del tránsito en Córdoba. Registros que, vale subrayar, incluyen además a peatones como víctimas.
En vísperas de las celebraciones de fin de año y de la temporada de vacaciones –lo que presupone un mayor movimiento vehicular en la ciudad y en las rutas, autovías y autopistas serranas–, es imprescindible ajustar la vigilancia, de manera particular en relación con las velocidades excedidas y con el consumo de alcohol.
Sin embargo, vale reiterar que la templanza en la conducción vehicular es decisiva. En tal sentido, no resulta inapropiado recordar que los muertos por estos episodios viales en la Argentina se suman por centenares. Y Córdoba no es la excepción.
Hablar de más de 300 decesos desde enero pasado hasta los primeros días de diciembre en la provincia es suficiente para agitar conciencias y profundizar los controles.
En suma, demasiadas vidas truncadas en rutas y calles como para permanecer indolentes.
