El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (mencionado por la sigla Unicef) es una agencia de la ONU cuyo objetivo es la defensa de niños, niñas y adolescentes. También es un órgano de difusión sobre la desaparición de menores de edad en el mundo, a menudo en situaciones de pobreza extrema.
En ese contexto, los reportes periódicos de Unicef suelen ser estremecedores en relación con el maltrato infantil en sus múltiples formas.
La Argentina no es ajena a esos episodios deleznables, que muchas veces no son resueltos en los ámbitos judiciales, en orden a juzgar y eventualmente condenar a los responsables.
Vale mencionar dos hechos que generaron conmoción social y que continúan bajo un misterio total: la desaparición de Loan Darío Peña, el menor de 5 años que fue visto por última vez el 13 de junio de 2024 en la población correntina de Nueve de Julio, donde vivía, y la de Lian Gael Flores Soraire, de tres años, de quien nada se sabe desde el 22 de febrero de 2025, cuando estaba en un paraje cercano a la localidad de Ballesteros Sud, al sudeste de la provincia de Córdoba.
Enfocados en el caso Lian, pasaron ocho meses desde su ausencia y no hay ninguna noticia sobre el niño desde aquella tarde de calor intenso en la zona donde vivía con sus padres y sus hermanos. Sólo conjeturas; nada concreto.
Como es común en estos hechos dolorosos, los primeros tiempos son de búsqueda ininterrumpida con todas las fuerzas de seguridad en acción. Es decir, con el Estado presente.
Sin embargo, parece que el paso del tiempo y la falta de pistas firmes para conocer el destino de la víctima serenara los ímpetus iniciales, como una peligrosa claudicación ante los numerosos interrogantes sin respuestas.
Para tomar dimensión del olvido, vale atender el razonamiento del abogado Carlos Nayi, quien asumió la representación legal de la familia de Lian en las causas que se tramitan en los fueros provincial y federal. “La lentitud genera olvido, y el olvido provoca impunidad”, sostuvo el letrado, en el marco de un informe sobre el tema que publicamos días atrás.
Las demoras en una investigación judicial conspiran contra el esclarecimiento de un hecho que en su momento tuvo enorme repercusión nacional, como ocurrió con la desaparición de Loan.
Vale la reiteración en el sentido de que se trata de dos sucesos emparentados con la pobreza y el abandono. Y, como advierte el abogado de la familia de Lian, muchas veces “con un Estado ausente y olvidado de los más débiles”.
Siempre en relación con el niño desaparecido en Ballesteros Sud, cobran relevancia en la investigación las pericias realizadas semanas atrás a dos celulares con contenido de pornografía infantil secuestrados en febrero a dos jóvenes presuntamente allegados a la zona rural donde vive la familia Flores Soraire.
Sería apresurado atribuir el hecho a conexiones con delitos de explotación sexual. Sólo la Justicia podrá develar tanta incertidumbre.
























