La ciencia ha probado que las vacunas son indispensables para prevenir enfermedades de distinto origen. En línea con esa aseveración, los informes de organismos internacionales, entre ellos Unicef y la Organización Mundial de la Salud, evalúan que la inoculación oportuna salva alrededor de tres millones de vidas por año en el mundo.
Es una cifra significativa que llama a la reflexión y que, al mismo tiempo, desautoriza de plano a quienes se oponen al tratamiento con argumentos poco sólidos y hasta imprudentes.
Sin embargo, un alto porcentaje de la población que no adscribe al negacionismo “antivacuna” se evidencia renuente a cumplir con el calendario anual respectivo, con especial cuidado en la niñez y en los adultos mayores.
En lo concerniente a la provincia de Córdoba, los registros muestran que mucha gente no ha recibido las vacunas indicadas según las franjas etarias, pese a los rigores del frío que nos depara el invierno, que incluso este año arrancó antes de lo que indica el calendario.
Las autoridades sanitarias de la Provincia señalaron que durante las últimas semanas se registró un módico pero sostenido aumento de las hospitalizaciones por enfermedades respiratorias, y plantearon inquietudes por las bajas coberturas de vacunación. Un trámite en bien de la salud que no se debe obviar es la vacuna en sus dosis recomendadas contra el virus de influenza, vector que es causante de cuadros gripales severos.
Otro factor de preocupación, ya no sólo en Córdoba y que llama a concurrir a los centros públicos de vacunación, es la persistencia del virus sincicial, principal causante de la bronquitis, nada menos que la inflamación de los conductos que llevan aire a los pulmones.
Desde el ámbito oficial, se destacó que el sistema sanitario en general “está dando respuestas” y que por ello este año se anotaron menos casos de enfermedades respiratorias respecto de 2024.
Sin embargo, desde otra consideración menos optimista, se afirmó que “es bajo” el porcentaje de familias que vacunan a sus hijos.
Es de público conocimiento que en la Argentina han reaparecido enfermedades que se daban por controladas o erradicadas. Algo de este resurgir de patologías tiene relación con la barrera inmunológica que ponen las vacunas. También por el escaso compromiso del Gobierno nacional en materia sanitaria, lo que se refleja en un déficit asistencial en varios órdenes y en la abrupta debacle de la prestación privada en clínicas y sanatorios.
Estamos por debajo de los estándares referidos a los procesos de inoculación en todas las edades. Es decir, se estima que en Córdoba, en promedio, un 60% de la ciudadanía recibió alguna dosis en lo que va de este año, cuando lo recomendable trepa al 95% de la población.
Es competencia de los gobiernos llegar a las zonas más empobrecidas, de modo de evaluar el estado sanitario de los habitantes y proceder a la inmunización respectiva.
Un contexto en el que se deben asociar las acciones individuales y las del Estado.