La inflación fue de 2,7% en diciembre último, con un acumulado en 2024 de 117,8%, informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). La desaceleración fue festejada por el Gobierno, pero dejó varios desafíos por delante.
Los miembros del equipo de Javier Milei ponderaron que la suba de precios fue de casi 100 puntos porcentuales menos en relación con la de 2023, que había sido de 211,4%, y casi la mitad de la que proyectaban analistas y economistas consultados por el Banco Central.
El vaso medio vacío de esa cifra es que se trata de la tercera inflación anual más alta de la historia argentina, luego de la de 1990 –la hiperinflación provocó una suba de precios de 1.344%– y la de 2023.
La sensación generalizada de la población es que la inflación está bajo control, mientras que la nueva tasa de devaluación del peso –uno por ciento mensual– preanuncia un escenario de estabilidad cambiaria.
Estos datos son los principales apoyos a la imagen del gobierno de Milei, quien, luego de 13 meses de gestión, es aprobado por más de la mitad de la población.
Sin embargo, el panorama económico para los próximos meses está lejos de ser una garantía de que la Argentina se encamina hacia una senda de crecimiento sustentable y prolongado.
El fuerte ajuste en el gasto público, que permite eliminar el déficit fiscal y, por ende, el financiamiento espurio del Tesoro vía emisión, supone una restricción incomprensible para con servicios esenciales en salud, en educación y en obra pública.
El recorte alcanzó también a partidas como los subsidios al transporte público y a los aportes para las cajas de jubilaciones de 13 provincias.Esas medidas afectaron principalmente al Gobierno de Córdoba, que discrepa en lo esencial con la política aplicada por Milei.
Entre los desafíos por delante, el principal, sin dudas, es la salida del cepo, que podría provocar una suba en la cotización oficial del dólar.
Esa alza se trasladará a los alimentos, que en la primera quincena de este mes mostraron una leve suba, en torno de 0,5%, según consultoras privadas.
Las inversiones tardarán en hacer efecto sobre el consumo, que por ahora sigue dependiendo de la demanda interna.
Los salarios y las jubilaciones apenas permiten cubrir los gastos mínimos del hogar.
En el balance final, la fuerte alza en los servicios, compensada en parte por el amesetamiento o baja en los alimentos, redujo el poder de compra de las familias.
La salida del cepo, la recuperación real de ingresos de asalariados y de pasivos, la competencia y el daño eventual que provocarán bienes y servicios importados sobre la economía local, son parte de los desafíos que afrontará Milei este año.
La clave seguirá siendo que la sociedad entienda y respalde los grandes objetivos de la política económica, que permitan alcanzar el crecimiento que necesita la Argentina.
Un desarrollo sustentable será el inicio para dejar atrás una decadencia que amplió las fronteras de la pobreza y de la marginalidad social.