La inminencia del invierno se hace sentir con bajas temperaturas que, por consiguiente, comienzan a enfriar los ambientes hogareños. Es entonces cuando se echa mano a los distintos sistemas de calefacción, aun sin medir riesgos por las consecuencias de un fenómeno que se reitera cada año: la intoxicación con monóxido de carbono, un gas de alto poder tóxico que puede provocar la muerte al respirarlo.
De igual modo, se activan recursos caloríferos mediante un elemento conectado a una garrafa. En esos casos, no sólo están presentes los peligros de intoxicación, sino también por un eventual incendio.
No es una mera conjetura. Días atrás, una beba de 11 meses murió cuando se incendió su vivienda, ubicada en barrio Poeta Lugones, de la ciudad de Córdoba. Según las constataciones de los bomberos, el siniestro obedeció a una falla en una garrafa.
Habrá que recordar al respecto que el año pasado se produjeron incendios de casas, en su mayoría precarias, por la mala utilización de garrafas o de braseros ardientes con destino de calefacción.
En necesario reiterar la necesidad de asumir los recaudos pertinentes en la utilización de artefactos que pueden resultar letales, ya sea por la inhalación del referido gas venenoso despedido por una mala combustión o por eventuales incendios. Se trata de poner en primer plano los cuidados individuales, pero sin dejar de lado las responsabilidades que competen, por caso, a los administradores de edificios de departamentos en el mantenimiento de los sistemas de encendido a gas, como los componentes caloríferos centrales y los calefones.
En estas contingencias, no hay espacio para las improvisaciones. Por ello, es determinante encargar las tareas de inspección y de reparación a gasistas de comprobada matriculación.
En un informe que publicamos días atrás, la doctora Nilda Gait –especialista en materia de toxicología y jefa del Departamento de Salud Ambiental del Ministerio de Salud de la Provincia de Córdoba– alertó que la franja poblacional que está en mayores riesgos ante el escape de monóxido de carbono comprende a los menores de edad y a los adultos mayores, como así también a las embarazadas y a otras personas con cuadros de enfermedades respiratorias y de orden cardíaco.
Desde otra mirada igualmente preventiva, el gasista Oscar Migliavacca alerta acerca de que al comprar una garrafa es determinante “chequear” que los envases no estén vencidos. Además, como reaseguro, recomienda acudir a un distribuidor oficial.
En este contexto, no deben estar ausentes las autoridades de control de la Provincia y de los municipios, sobre todo en barrios populares dominados por la pobreza. No es casual que esos asentamientos encabecen los antecedentes por episodios infaustos a causa de las llamas devastadoras que se incuban en sistemas casi artesanales para pasar el inclemente invierno.
Las precauciones han sido divulgadas, por lo que no se pueden desconocer los riesgos si se eluden las medidas de seguridad. Cuando se habla de “aparatos”, se alude a estufas, calefones y cocinas, entre otros enseres que pueden detonar en tragedia.
