Los recortes a los subsidios de la tarifa eléctrica se frenaron hace meses y nadie en el Gobierno explicó por qué no se cumpliría el plan inicial. Eso significa que los subsidios siguen representando un alto costo para un Estado que indefectiblemente debe reducir su déficit como parte de las medidas necesarias para estabilizar la macroeconomía.
Recordemos que la famosa segmentación energética se discutió mientras Martín Guzmán fue el ministro de Economía de Alberto Fernández. Tras largas e inexplicables idas y venidas, Sergio Massa, al asumir la cartera, anunció su puesta en marcha.
El plan contemplaba segmentar los hogares de todo el país en tres niveles, según su poder adquisitivo. Los del nivel más alto perderían la totalidad de los subsidios en tres tramos: en septiembre-octubre del año pasado, un 20%; entre noviembre y diciembre de 2022, otro 40%; y entre enero y febrero de este año, el 40% restante.
Quienes quisiesen conservar el subsidio, deberían inscribirse en un registro especialmente habilitado para tal fin. A propósito, a las autoridades nacionales y provinciales les ha llamado la atención que, transcurridos unos nueve meses desde la implementación del nuevo sistema, los adherentes al Registro de Acceso a los Subsidios a la Energía sean tan pocos. ¿La gente no quiere el subsidio o no sabe que ahora tiene que solicitarlo? Ante la duda, más de un funcionario se ha puesto ansioso, sobre todo por el ciclo electoral que se avecina.
Tal vez por eso sólo se aplicó completo el primer tramo de la quita. El segundo fue menor a lo anunciado. El tercero quedó en suspenso. En conclusión, hoy el segmento de mayor poder adquisitivo abona apenas el 41% de lo que cuesta generar la energía; el segmento medio paga el 17%; y el segmento bajo paga el 14%. En los tres casos, a la diferencia la cubre el Estado con subsidios.
Como se puede ver, la realidad es que el Estado subsidia, a pesar de los anuncios, entre el 60 y el 85% del consumo de todos los hogares. Y como además los aumentos de las tarifas quedaron por debajo de la inflación, persiste la percepción de que la electricidad es barata y la demanda sigue creciendo: el segmento bajo consume el 61% de toda la energía que se destina a domicilios residenciales; el segmento medio, un 14%; y el alto, un 23%. Lo que resta para que la suma dé 100 se explica por casos particulares que superan el límite de consumo mensual fijado por el subsidio.
El Fondo Monetario Internacional, al aprobar la reciente revisión del programa con Argentina, advirtió que se necesitan “políticas más sólidas para salvaguardar la estabilidad del programa” y mencionó, justamente, la necesidad de acelerar la quita de subsidios energéticos, sobre todo para los hogares de altos ingresos.
Las autoridades deben avanzar en la quita de subsidios: el déficit fiscal alimenta la inflación.
