El gobernador Martín Llaryora decidió transformar la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (Epec) en una sociedad anónima unipersonal (SAU). Esto permitirá crear nuevas unidades de negocios y ofrecer servicios fuera del territorio provincial, entre otras alternativas.
La SAU estará integrada 100% por acciones del Gobierno de Córdoba, que descartó de plano la posibilidad de avanzar hacia una privatización, iniciativa que había intentado en 2000 el entonces gobernador José Manuel de la Sota.
Al presentar el nuevo “ropaje jurídico”, el ministro de Infraestructura y Servicios Públicos de la Provincia, Fabián López, descartó la posibilidad de privatizarla. Otras empresas oficiales ya ostentan esa personería jurídica, tales como el Banco de Córdoba y Caminos de las Sierras.
La transferencia a terceros de una de las principales empresas de generación, transporte y distribución de energía es una amenaza que esgrimen ciertos sectores gremiales, en especial el Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba.
La flamante estructura jurídica permitirá a Epec crear unidades de negocios vinculadas con el servicio eléctrico, además de ofrecer sus servicios fuera del territorio provincial, con lo que ampliará su capacidad de acción y de ingresos.
Sin dudas que el nuevo “ropaje jurídico” que asume la compañía puede tornar más ágil el proceso de decisiones, la incursión en otras actividades y la mejora de la rentabilidad de la empresa, que ostenta, a la vez, uno de los servicios más caros del país.
Los sindicatos vinculados con Epec, que representan a unos 2.800 trabajadores así como los de las 205 distribuidoras eléctricas que funcionan en la provincia, conservarán su campo de acción y los convenios respectivos.
Sin embargo, tales acuerdos resultan onerosos en la actual coyuntura económica, lo que obliga a una carga de costos mensual a través del valor agregado de distribución (VAD).
Es plausible la iniciativa oficial de contar con una empresa ágil, eficiente, con capacidad crediticia y que incursione en más actividades.
No obstante, debe garantizarse la transparencia y el control de la empresa, que seguirá siendo de propiedad del Estado y, por ende, de la sociedad toda. También debe ponerse bajo la lupa el costo de las prestaciones, para no desperdiciar esta nueva oportunidad que se abre para Epec.
La resistencia de un sector gremial a los cambios, y en defensa de privilegios irrisorios para el actual contexto global, debe ser transformada en una energía positiva para los nuevos rumbos que asume la compañía.
Ahora debe adecuarse a los cambios en el campo laboral y mostrar transparencia y austeridad en sus gastos.
La energía es uno de los grandes desafíos del mundo moderno, calificado incluso por encima de la provisión de agua.
Epec está llamada a jugar un rol clave no sólo en la generación hidroeléctrica y térmica, sino también en el aprovechamiento de las no renovables y las generadas a partir de biomasa y de residuos industriales.
Es enorme el campo de oportunidades, incluida la explotación del servicio de internet, por lo que se requiere una Epec SAU enfocada en las necesidades de los usuarios, con una sustancial mejora en sus costos.