Dos motores clave de la economía argentina, la industria manufacturera y la construcción, mostraron en abril números favorables, lo que alienta las perspectivas de un mayor movimiento para los próximos meses.
La actividad fabril creció 8,5% en abril en relación con igual mes del año pasado y 2,2% frente a marzo último, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
La mejora en el primer cuatrimestre alcanza a 6,7% sobre 2024. La comparación, no obstante, se realiza contra un período de una fuerte caída, a partir de la devaluación producida en el inicio de la gestión de Javier Milei y de las primeras medidas económicas.
El otro dato positivo corresponde a la construcción, que creció 25,9% interanual en abril y 5,1% con respecto a marzo. En el primer cuatrimestre, la recuperación alcanza a 10,4%.
Más allá de los proyectos de las empresas desarrollistas, que se han expandido con fuerza en los últimos meses para aprovechar las apetencias de los inversores, el tema central de la construcción gira en torno de la reactivación de la obra pública.
A nivel nacional, las señales en esa dirección son preocupantes. El próximo gran desafío será la adjudicación de los corredores viales, que registran problemas estructurales y falta de mantenimiento, luego de más de 18 meses sin mejoras en esas vías de circulación.
Por contrapartida, el Gobierno de Córdoba y la Municipalidad capitalina decidieron llevar adelante obras cruciales para mejorar la circulación vehicular y la seguridad de transeúntes y de conductores.
Sin embargo, estas acciones no alcanzan para delinear un panorama optimista para el sector. Las grandes obras hidroeléctricas y en energía nuclear tomarían fuerza recién tras las elecciones legislativas o en 2026.
La industria, por su parte, enfrenta el desafío de una mayor oferta de bienes por parte de la importación, que complicaría sus planes de un mayor uso de la capacidad instalada, hoy reducida a algo más de la mitad.
La Unión Industrial Argentina (UIA), entre otras entidades, insistió en la necesidad de “nivelar la cancha” para poner a la producción local a nivel de las fábricas que producen en el exterior, con menores costos impositivos, laborales y de logística.
En el actual escenario, sólo los sectores vinculados con la agroindustria, la minería y la explotación de petróleo y de gas aparecen con sólidas perspectivas de un mayor crecimiento, mientras que el resto de la actividad puede estancarse o sufrir una caída por la menor demanda interna y la competencia externa.
Es necesario que el Gobierno nacional entienda la necesidad de colocar en una misma velocidad la rebaja arancelaria con la mejora en los costos de producción, para evitar el cierre de fábricas o el cambio en los modelos de actividad de las empresas.
La desaceleración de la inflación y el equilibrio fiscal, con un fuerte recorte del gasto público, requieren de políticas que sienten las bases de un crecimiento sustentable, a partir de las últimas señales alentadoras que mostró la actividad económica.