El Gobierno de Estados Unidos anunció un fuerte respaldo político y económico para Javier Milei, cuya gestión se encaminaba a una crisis financiera y cambiaria.
El presidente Donald Trump y el secretario del Tesoro, Scott Bessent, afirmaron que están dispuestos a realizar todo “lo que sea necesario” para garantizar la estabilidad de la economía. Este miércoles, Bessent anunció la compra de bonos de la deuda pública argentina, un swap de U$S 20 mil millones y un eventual crédito.
El contundente respaldo provocó un cambio sustancial en el ánimo de los inversores, quienes retomaron sus posiciones sobre los bonos y las acciones de las empresas locales.
El riesgo país, que mide la diferencia de tasas que pagan los títulos argentinos en relación con los bonos norteamericanos, retornó a los niveles previos a la elección de la provincia de Buenos Aires.
La contundente derrota del oficialismo en esos comicios y los errores en la política financiera impulsaron un alza de las tasas de interés a niveles exorbitantes, para conjurar la demanda de dólares.
La crisis había colocado al Gobierno en una encrucijada. Ante esto, sectores marginales del kirchnerismo alentaron un recambio de autoridades.
El oportuno salvataje desactivó esa maniobra, al tiempo que llevó cierta tranquilidad a los ambientes económicos.
En forma paralela, las autoridades argentinas agilizaron la entrega de préstamos ya concedidos por el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Asimismo, se eliminaron las retenciones para las exportaciones de granos y de carnes, todo lo cual contribuirá a reforzar las reservas del Banco Central.
Estas acciones debieran provocar cierta tranquilidad cambiaria hasta las decisivas elecciones legislativas del 26 de octubre próximo.
Sin embargo, después de los comicios será necesaria una actitud de conciliación de Milei y de su equipo en relación con los reclamos de los sectores económicos.
Esa posición debería contemplar también las necesidades de los jubilados, del funcionamiento de las universidades públicas y de una mejor atención de la discapacidad, entre otras urgencias.
El apoyo contundente de Trump y de su administración muestra también claroscuros que será necesario explicitar para una mejor comprensión del futuro desarrollo de la Argentina.
Es conocido el alineamiento geopolítico de Milei con las posiciones internacionales de Estados Unidos; por caso, en el apoyo a las acciones de Israel en la Franja de Gaza.
Una amplia mayoría de países sostiene que es necesaria la existencia de un Estado palestino, que albergue a los habitantes que desean vivir en paz en esa región.
Por otra parte, es conocido el interés de Estados Unidos por la producción de ciertos minerales en territorio argentino, así como el rechazo a cualquier vínculo con China.
El bienvenido salvataje no puede esconder compromisos no explícitos del Gobierno argentino –por razonables que estos fueren– que supongan una intromisión en las posiciones políticas del país y en sus actividades económicas.