El Camino Intercountries, ubicado en una zona que conecta la avenida Ejército Argentino con Villa Warcalde, al noroeste de la ciudad de Córdoba, ha cobrado notoriedad por un siniestro vial ocurrido en horas de la madrugada y que tuvo como víctimas a un grupo de adolescentes que regresaban a sus hogares caminando por esa vía luego de una fiesta de 15 años.
Asimismo, la citada ruta fue noticia desde el plano policial y judicial debido a que el conductor del vehículo que atropelló a los chicos huyó sin frenar ni prestar los primeros auxilios.
Pero hay un tercer elemento en discordia vinculado con un problema de orden público, que no sólo se observa en ese sector de alto riego vial: la falta de veredas en buenas condiciones y con las medidas de ancho exigidas como para garantizar la seguridad de los peatones.
Una vereda destruida o reducida a una suerte de pasadizo ínfimo es un peligro latente para las personas y un desafío para los conductores de rodados de distinto porte que deben manejar casi a centímetros del espacio peatonal.
Algo de esto quedó de manifiesto en el informe que publicamos días atrás, sobre la base de un relevamiento de la extensión del Camino Intercountries, con un aporte gráfico que pone al descubierto los obstáculos para caminar por senderos que para nada se asemejan a una acera segura.
Como se observa, ya no en horas de madrugada, lo poco que queda para los transeúntes se complejiza aún más por el estacionamiento vehicular que ocupa cuadras enteras.
Son escasos los sitios que cuentan con veredas más o menos presentables; lo demás es a puro equilibrio, entre atajos marcados por el pasto y la calle, una postal impropia para una zona de vertiginoso crecimiento poblacional.
Una vez más, la dinámica social y urbana va a una velocidad muy superior a la del pausado desplazamiento de la burocracia estatal, que suele llegar cuando la situación se sale de madre.
Lo que debe despertar la atención de las autoridades de la Provincia y de los municipios de la ciudad de Córdoba y de La Calera –ya que la vía en cuestión se ubica en el límite entre una y otra jurisdicción– es la posibilidad de que en ese estado de deterioro, las tragedias en siniestros viales, con víctimas en estado grave, pueden volverse recurrentes.
Como bien señala para el informe periodístico el arquitecto y urbanista Jorge Taverna, esa vía representa un ejemplo extremo de un espacio que no fue pensado para los peatones ni para el uso público, sino como una mera vía de conexión vehicular entre barrios cerrados.
En materia de obras, parece ser que todo viene demorado. Desde 2023 hay en agenda un trabajo de sistematización del Camino Intercountries, elemental (como en otros sitios de la ciudad) en bien de evitar nuevos siniestros viales.