La reciente declaración del cuarteto como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad no sólo honra una tradición de más de 80 años. También abre una ventana estratégica para pensar algo que Argentina rara vez discute con seriedad: la exportación de servicios culturales.
Y, dentro de ese universo, Córdoba tiene hoy un producto con identidad global, talento competitivo y demanda en crecimiento.
Durante décadas, el cuarteto fue un fenómeno profundamente cordobés. Antes de Rodrigo, para el porteño era “la Mona” y Quién se ha tomado todo el vino.
Cambió con Rodrigo a finales de la década de 1990 y algo ocurrió más fuerte en los últimos años. La irrupción de Luck Ra, La K’onga y Q’Lokura transformó al género en un producto de consumo nacional y, más importante aún, exportable.
No es casualidad:
El cuarteto ya no es sólo Córdoba. Ya no es sólo Argentina.
Es una marca cultural con potencial de exportación, un intangible que puede circular por el mundo como lo hicieron la samba brasileña, la cumbia villera o el reguetón.
Medellín como espejo
Si uno busca un caso de estudio sobre cómo convertir talento local en una industria exportadora, una respuesta está en Medellín.
Una ciudad que hace tres décadas estaba asociada exclusivamente a Pablo Escobar hoy es uno de los epicentros musicales más influyentes del planeta.
Allí se formaron, crecieron y se internacionalizaron figuras como: Karol G, Sebastián Yatra, Manuel Turizo y Maluma, entre otros que llenan estadios llenan estadios en América, Europa y Asia.
¿Qué hizo Medellín? Varias tareas y acciones como profesionalizar la industria audiovisual y musical, crear ecosistemas colaborativos entre artistas, productores y estudios, exportar talento, shows, compositores, managers, producción de video y sonido.
En síntesis, convirtió la música en economía, y la economía en identidad internacional.
Si Medellín pudo reconvertirse desde un dolor tan profundo, ¿cómo no habría de hacerlo Córdoba, que parte de una base cultural tan potente como el cuarteto?
No es sólo música: es un ecosistema creativo listo para exportar
El cuarteto ya no se explica únicamente desde sus artistas.
Detrás hay un entramado profesional de primer nivel.
Además, Córdoba tiene un diferencial clave: la capacidad para generar eventos, festivales, fiestas temáticas y experiencias inmersivas alrededor del cuarteto.
Atracción cultural
El K-Pop en Corea del Sur dice atraer el 40% del turismo total de ese país. Nueva Orleans y el jazz, algo similar.
El mundo busca cada vez más servicios culturales experienciales: festivales, contenidos audiovisuales, giras, formatos híbridos, turismo musical.
La gran noticia de la semana fue la compra de Warner Bros por Netflix, el mundo de los servicios está ganando la carrera.
Y ya vemos señales: éxitos como La Morocha, de Luck Ra, suenan en Europa y en mercados donde hace cinco años nadie sabía lo que era el cuarteto.
La viralización abre fronteras que antes estaban cerradas.
Cuarteto como economía
Exportar cuarteto significa exportar shows, giras, producción musical, composiciones, management, contenido audiovisual, marketing digital, asesoría creativa y propiedad intelectual.
Es decir: servicios basados en el talento argentino (y cordobés).
En un país que necesita divisas, nuevos sectores exportadores y reconversión productiva, la música –y el cuarteto, en particular– puede convertirse en una economía complementaria, innovadora y con baja intensidad de capital, pero alta intensidad de creatividad.
La designación del cuarteto como Patrimonio de la Humanidad no es el final de un reconocimiento. Puede ser el inicio de una oportunidad histórica.
Con artistas que ya lideran rankings, productores con visión global y un prestigio internacional creciente, Córdoba tiene hoy la posibilidad de hacer lo que Medellín hizo con su música urbana: transformar talento en industria, e industria en exportaciones.
Es tiempo de que Argentina entienda que la economía también baila.
La música del mundo hace más bailar y menos pensar reclaman algunos, mientras nosotros modernizamos el cuarteto sin perder su esencia, adaptar el producto al consumidor diríamos en marketing internacional. Es el momento.
Docente UNC y UCC
