En el ejercicio de la defensa penal, uno de los desafíos más complejos que enfrentamos como profesionales del derecho es abordar casos donde la línea entre lo verdadero y lo falso no siempre resulta evidente desde el inicio. El fenómeno de las falsas denuncias, particularmente en delitos de violencia de género y abuso sexual, representa un aspecto delicado que requiere análisis cuidadoso y respuestas equilibradas.
La complejidad del fenómeno
Es importante comenzar reconociendo una realidad indiscutible: la violencia de género y el abuso sexual son problemas graves y reales en nuestra sociedad. Las víctimas de estos delitos enfrentan múltiples obstáculos para denunciar, desde el miedo hasta la revictimización. Por eso, cualquier análisis sobre falsas denuncias debe partir del reconocimiento de que la inmensa mayoría de las denuncias son legítimas y merecen ser investigadas con rigor.
Sin embargo, la experiencia profesional nos enseña que también existen casos de denuncias que no se corresponden con la realidad de los hechos. Estas situaciones generan daños que transcienden el ámbito judicial y afectan profundamente a todas las partes involucradas.
El impacto de la denuncia falsa
Cuando una denuncia resulta ser falsa, las consecuencias son múltiples y devastadoras. En primer lugar, desacredita a las víctimas reales, genera desconfianza en el sistema y dificulta que otras personas se animen a denunciar situaciones genuinas de violencia. En segundo lugar, causa un daño irreparable a quien es falsamente acusado, que debe enfrentar no sólo el proceso judicial sino también el estigma social.
En nuestra práctica profesional, hemos observado cómo estos casos pueden derivar en pérdida de empleo, ruptura de vínculos familiares, deterioro de la salud mental y, en casos extremos, situaciones de desesperación que han llevado a tragedias personales. El sistema judicial, por su naturaleza garantista, requiere tiempo para determinar la veracidad de los hechos, pero el daño social suele ser inmediato e irreversible.
Los motivos detrás de las falsas denuncias
La comprensión de este fenómeno requiere analizar sus causas. Las falsas denuncias pueden originarse en diversos contextos: disputas familiares (especialmente en casos de separación en los que hay menores involucrados), conflictos laborales, venganzas personales o, incluso, situaciones donde existen incentivos económicos o sociales que pueden ser mal interpretados o aprovechados indebidamente.
Es fundamental aclarar que identificar estos motivos no implica descreer de las víctimas legítimas, sino comprender la complejidad del fenómeno, para abordarlo de manera integral. La existencia de denuncias falsas no debe convertirse en un argumento para desalentar a las víctimas reales a buscar justicia.
*Abogado especialista en Derecho Penal